lunes, 31 de enero de 2011

cap 6 LA PRIMERA NOCHE

Hacía demasiado calor en el taxi que los llevaba de vuelta al hotel, las ventanas estaban bajadas y el aire acondicionado no estaba puesto, aunque _________ acabó por dirigir toda su atención al hecho de que Tom estuviera sentado con las piernas abiertas, algo que normalmente hacían los hombres, pero con aquella postura le estaba rozando la rodilla con la suya. Era una locura pensar cómo una caricia tan ínfima como aquella la hacía sentirse tan excitada también.
No hablaron en todo el trayecto. El taxista llevaba puesto algo de música tecno y aquello hacía que el asiento del coche palpitara justo debajo de ella. Pero cuando atravesaron el enorme vestíbulo con olor a flores del hotel Venecia unos minutos más tarde, Tom le dijo que fuera a su habitación al día siguiente por la mañana. Pedirían el desayuno allí en el cuarto, le había dicho, y después pasarían el día estudiando varios de los contratos de Blue Night. Así, ella aprendería las cosas que podía ofrecer, o los términos en los que se podía ser flexible y en los que no.
A ella le gustaba el sexo, desde luego, pero nunca había sido una mujer de las que sienten hambre de sexo. Hambre sin ton ni son, como si simplemente tuviera que hacerlo y se viera dispuesta a aceptarlo viniera como viniera. Pero era así como se sentía repentinamente en los confines del ascensor, en donde la testosterona del ambiente parecía ascender en forma de remolino. Era así como se percibía después de haber pasado solo un par de horas con Tom Kaulitz. Ella sabía que él era un hombre atractivo, ¡pero no podía creer estar sufriendo una reacción tan alocada por él. Cuando él la acompañó hasta la puerta, ella se dio la vuelta para mirarlo y lo encontró muy cerca de ella, con la mirada en su boca. Aquello hacía que ella deseara besarlo. Que lo deseara de verdad.
Deseaba besarlo, presionarse contra él, frotar el cuerpo contra el suyo, y todo aquello le parecía lo más natural y sensato que hacer.

Y cuando él levantó los ojos hacia los de ella, las cosas solo fueron a peor. Porque la expresión de su cara le decía que si ella decidía besarlo en aquel momento, él iba a corresponderle. Estaba tan cerca que ella casi podía sentirlo sin tocarlo, y su almizclada fragancia masculina le invadía todos los sentidos.
«Pero besarlo sería una estupidez, una estupidez, una estupidez. Tienes que trabajar con él día y noche durante toda una semana, puede incluso que más. Y estás robándole su trabajo. No puedes besarlo».
—¿Estás preparada para esto? —le preguntó él. Notó cómo se inundaba su vulva ante la posibilidad.
—¿Para qué?
—Preparada para entrar al en el mundo de un representante de A&R —le dijo él suavemente.
—Oh, por supuesto que sí —le contestó con una airosa rapidez, y se sintió al mismo tiempo aliviada y decepcionada, como si la hubieran apartado de un empujón del precipicio sexual en el que había estado asomándose.
—Que descanses bien.
«No existe probabilidad de que así sea».
—De acuerdo.
—Y nos vemos por la mañana.
—Sí, claro —le murmuró ella mientras Tom le cogía la tarjeta llave de su mano, un momento en el que sus dedos se rozaron, y le abrió la puerta.
—Buenas noches —le dijo con suavidad.
—Buenas noches.

Y entonces, ella se encontró colándose dentro de la habitación cerrando la puerta, y él ya se había marchado, y ella tenía la clara sensación de que había acabado en la habitación equivocada. O que él lo había hecho. En cualquier caso, deberían haber ido juntos a una de las dos habitaciones y haber follado como animales.
Y aun así, mientras se quitaba la ropa y se deslizaba dentro de un camisón de algodón blanco y unas braguitas nuevas —porque las otras estaban empapadas— deseó quedarse rezagada en su imagen. Y cuando estaba de pie ante el enorme espejo del cuarto de baño, lavándose la cara y cepillándose los dientes, fue atentamente consciente de que sus pezones, duros y sensibles, sobresalían a través de la tela de su camisón, y que su vulva, dilatada por la necesidad, volvía a humedecer sus braguitas. Y mientras se metía bajo las lujosas sábanas, se encontró a sí misma perdida en una confusión de imágenes: visiones de Tom Kaulitz y ella, con los cuerpos desnudos y entrelazados.
Pero entonces, _________ se acordó de cómo debía afrontar las situaciones difíciles. No debía dejar que la obsesión de todo la abrumara, debía ocuparse de un problema cada vez. Y el problema que tenía en aquel preciso instante era el de dormir, tener una perfecta noche de descanso. Así que se mordió el labio y dejó que su mano se deslizara bajo las sábanas y le cubriera su monte. Lo cubrió, y se sintió aliviada por tener alguna sensación ahí abajo, finalmente. Deseó, de repente, que hubiera sido lo suficientemente valiente como para comprarse un vibrador, y lo bastante inteligente como para viajar con él. Deseaba tener algo dentro de ella, en lo más profundo de su interior.
Dio vueltas a su dilatado clítoris con dos de sus dedos, delante de su vulva, y dejó que el placer la invadiera. Suspiró y se lamió el labio superior, necesitaba más. Aun así, no lo lograba, por lo que volvió a recurrir a sus fantasías. Imaginó cómo sería si Tom pudiera observarla en aquel momento. Imaginó que él fuera consciente de ser el culpable de todo aquello, de haber sido la persona que la había excitado tanto.
Se sintió extrañamente impaciente, así que se levantó de la cama sin ningún plan en mente. Caminó por la enorme habitación y de repente, se encontró a sí misma de pie ante el mini-bar. Ella no solía siquiera abrir la puerta del mini-bar, le indignaba que le sacaran a uno un riñón con el precio, pero eso era irrelevante en aquel momento. Echó un vistazo dentro, y divisó una hilera de botellas de bebida de vino con sabor tropical. Sacó una y le quitó el tapón, después, dio un largo sorbo, dejando que el alcohol le calentara el pecho.
Dejó la botella de vino en la mesa, se bajó las braguitas y las dejó caer al suelo, sacando los pies después. Se sentó en la moqueta, de cara a la ventana, con las piernas completamente extendidas. Todavía anhelaba que Tom estuviera allí con ella, acariciándola, follándosela, pero intentó convencerse a sí misma de la verdad de las palabras de su mantras. Ella no necesitaba un hombre, podía encargarse por sí misma de sus propias necesidades.
Observó atentamente las luces y acarició con sus dedos la separada abertura. Húmeda. Suave. Le dio un escalofrío, y después extendió la mano para agarrar la botella de vino. Seguía tocándose con una de sus manos, haciendo círculos con los dedos sobre su clítoris. Utilizó la otra mano para levantar la botella hacia sus pechos, y la sintió dura, fría y húmeda contra sus pezones.Los dedos de _________ se deslizaron dentro de los pliegues de su vulva, y la acariciaron más profundamente, y ella deseó poder sentirse a sí misma verdaderamente, toda ella, de la manera en la que un hombre podía explorarla. De la manera en la que Tom seguramente la exploraría.

Primero introdujo un dedo, después dos dentro de ella, y luego los movió dentro y fuera del cálido túnel. Oh, vaya, hubiera querido que fuera el coso de Tom, más grande, más dura, más firme y más poderosa que cualquier otra cosa que ella utilizara para darse placer a sí misma, incluso si hubiera traído un vibrador.

Un momento más tarde retiró los dedos, y los llevó de nuevo a su dilatado clítoris para dar vueltas sobre él, después se metió la mano dentro del camisón para tomar uno de sus pechos llenos en la mano. Después, bajó la pequeña botella entre sus muslos, presionando con fuerza.

Sí, Dios. Estaba tan fría, y era tan maravillosamente dura... Un poco demasiado grande y ancha, pero aun así le hacía sentir condenadamente bien mientras empezaba a moverse contra ella. En aquel momento se sentía sucia. Sucia de una manera que quería compartir con alguien. Porque ella temía que ser sucia consigo misma le podría hacer sentir bien sola, si lo permitía.

se imaginó de nuevo que Tom estaba con ella. No solo que estaba con ella, sino que estaba diciéndole qué debía hacer. «Mueve la botella arriba y abajo sobre tu vulva. Así es. Más rápido. Más rápido. Sí».

«Ahora, retírala a un lado. Retírala y derrama un poco de vino sobre tu vulva. Para hacer que te sientas incluso más mojada».

«Tócate, _________. Acaricia tu vulva con tus dedos».

Lo hizo. Ahora estaba muy mojada. Como él quería.

«Sí, así es. Desde el fondo, recorre todo el camino hasta arriba. Presiona tus dedos contra tus pliegues húmedos. Siéntete. Siéntete».

«Ahora frótate el clítoris para mí».

«Empuja contra él». Obedeció. «Frótate con más fuerza, con más fuerza. Hazte alcanzar el éxtasis. Mira aquellas luces, imagina todas las cosas sucias que está haciendo la gente ahí fuera, y alcanza el éxtasis con más intensidad que nunca»…

domingo, 30 de enero de 2011

cap 5

Cap 5

—¿Nunca has estado en Las Vegas? —parecía sorprendido.

—No. Soy una virgen en la Ciudad del Pecado. O así era hasta hoy.

—¿Y qué te parece? —ladeó la cabeza; parecía sentir verdadera curiosidad.

—Es lustroso en la parte de arriba, pero sucio en la de abajo. Es... sórdido, aunque atractivo, de alguna manera. Hay muchas cosas que me hacen pensar en los accidentes de tránsito —continuó ella. —Cuando se trata de un accidente, sabes que no te gustará lo que puedas ver, pero aun así miras. Aquí, sabes que lo que encuentres puede que no sea bonito, pero te sumerges en la ciudad de todas maneras.

Tom vació su segundo vaso de vino y le preguntó:

—¿Y cómo es que una chica de Los Ángeles no ha estado nunca en Las Vegas?

—En realidad, no soy una chica de Los Ángeles —le explicó ella. —Hace tres años vine desde Ohio y me instalé en el oeste, por el trabajo de mi marido.

—No sabía que estabas casada —¿había ella imaginado un atisbo de decepción en el tono de su voz? Al decir aquello, bajó la mirada hacia su mano izquierda, que casualmente estaba curvada alrededor del pie de su copa de vino.

—Hace poco que me he divorciado.

—Lo siento —dijo Tom.

—No lo hagas —dio un trago al vino para armarse de valor. —Era un idi*ota. El tipo de idi*ota al que le gusta engañar a las mujeres, para ser más exactos.

—Joder —dijo él. —Vaya una mie*rda.

Ella levantó ambas cejas, intentó esbozar una sonrisa y se preguntó si alguna vez él habría engañado a alguien.

—Sí, lo es. Bueno, lo era. Pero hace mucho que se ha acabado y yo estoy preparada para seguir adelante.

—Bueno, Las Vegas es un lugar genial para seguir adelante —le dijo él.

—Estoy aquí para trabajar. El juego tendrá que esperar a otro momento.

—Otra buena respuesta —le dijo él. —Pero yo no me quejaría si deseas jugar solo un poco —sus ojos volvieron a brillar, y ella temió correrse allí mismo.

—Si te digo la verdad, yo... no estoy segura de que Las Vegas ofrezca el tipo de juego en el que yo estoy interesada.

—Aquí puedes conseguir cualquier cosa que tu corazón desee.

«Eso no es verdad —quiso decirle ella—.No puedes conseguir el amor. No puedes conseguir un marido que no vaya a ponerte los cuernos».

Oh, mie*rda, estaba bebida. Aquello no era nada bueno.

«Sea lo que sea lo que hagas, no te pongas sensiblera con él». Con cautela, se las ingenió para responderle.

—Solamente digamos que... que el sexo parece un poco demasiado... público aquí fuera. Para mi gusto, de todas maneras.

—Ah. Y a ti te gusta que sea en privado.

De acuerdo, debería haber tenido más cautela aún. ¿Por qué demonios había mencionado el sexo, de todas las cosas que podía haber dicho? Pero tenía que seguir adelante ahora, así que le respondió con franqueza.

—Eso me temo.

Y entonces, ocurrió... una visión impactó en su cabeza.

Ella teniendo relaciones sexuales, con él. Su cuerpo desnudo encima de ella, moviéndose, agitándose, y su dura po*lla llenándola con cada una de las profundas embestidas.

Oh, vaya ¿cuándo diablos había empezado a utilizar palabras como «po*lla»? No estaba segura de si podría culpar a Kelly de aquello. Llegó a la conclusión de que el vino era el culpable, incluso mientras Tom le llenaba de nuevo la copa.

—Solo a la mitad —le dijo ella rápidamente, y él se detuvo pero vació lo que quedaba en la botella en su propio vaso. —Este es un lugar muy centrado en el hombre, ¿verdad? —se escuchó a sí misma haciendo aquella pregunta, sin ni siquiera haberla pensado antes. Maldito vino.

—Supongo que es una valoración justa.

—Me refiero a que simplemente no creo que este tipo de cosas atraigan a las mujeres, lo de vender sexo a través de una valla publicitaria.

A él le brillaban los ojos; estaba claro que se estaba divirtiendo.

—Eh, si vas a vender sexo, ¿no es este el mejor lugar?

—Sí, lo entiendo, pero quizás sea toda la idea de vender sexo lo que me desconcierta. Supongo que los hombres no se sienten tan ofendidos por algo así.

—He de admitir que hace falta mucho para que yo me sienta ofendido. Pero para que lo sepas, también hay vallas publicitarias con hombres en lugar de mujeres. Artistas de striptease masculinos, ese tipo de cosas. Quizás te guste más eso.

Ella negó con la cabeza casi de inmediato. Le gustara o no, era casi inevitable hablar con honestidad en aquel momento.

—Solo creo que es extraño cuando el sexo está tan... expuesto, como cualquier otro anuncio —dejó que el tono de su voz se volviera más como el de un vendedor de televisión. —Pruebe nuestro nuevo plan inalámbrico. Vea a Celine Dion en concierto en el Mirage. Compre una hora de sexo con un extraño.

—Míralo de esta manera. Las Vegas es... como el Disney World para adultos.

—Pero en lugar de Mickey y Minnie, aquí tenemos... ¿artistas de striptease y prostitución?

Él rió ligeramente.

—Algo parecido. Aquí puedes encontrar cualquier cosa —bajó el tono de su voz, y la miró directamente a los ojos. —Cualquier cosa.

Y hubo algo en la manera en la que él pronunció la última palabra que la hizo sentirse húmeda otra vez. Húmeda y hambrienta.

«¡Joder, es tu reacción física y visceral hacia un hombre la que está hablando!».

«Nueva regla: no bebas en su presencia, eso hace surgir la chica mala que hay en ti».

Aquello era muy interesante, porque ella nunca había sabido que había una chica mala en ella.

—¿Más vino? —le preguntó él. —Puedo pedir otra botella.

—Gracias, pero no.

—¿Estás segura?

—Muy segura —«segura de que voy a entrar en combustión antes de que acabe la noche».

Porque la chica mala que acababa de descubrir que había en ella apenas podía contenerse bajo control. Todo el cuerpo le palpitaba con deseo, y una extraña sensación de impulsividad. Quizás fuera el vino. Y quizás fuera Tom. Y quizás fuera aquel lugar, aquel lujurioso, lujoso y pecaminoso lugar.

O peor, quizás fuera todo ello, una mezcla que provocaba una respuesta sexual que ella no había experimentado antes de aquello.

Y si ese era el caso, iba a ser una semana muy larga

sábado, 29 de enero de 2011

cap 4

Hizo todo lo posible para ser la «nueva _________» y se aprovechó de aquella oportunidad para dedicarle una sonrisa fácil, después se abrió camino hacia el interior del hotel hasta llegar al patio en donde se encontraba la cafetería. A medida que avanzaba, se daba a sí misma toda una clase, pero no con su corriente mantra No necesito un hombre. Ahora dirigía toda su atención hacia lo siguiente: «Puedes hacer esto. Puedes ser una mujer moderna, segura y sexy. Puedes ser la nueva _________».

No es que aquello fuera a llevar a algún lugar en particular, por supuesto. Una vez que se diera cuenta de quién era ella, su relación se limitaría estrictamente a los negocios.
Después de atravesar el hotel, salió de nuevo hacia el calor de la noche que inundaba la zona de la cafetería, y se hizo camino a través de las parejas que había en las pequeñas mesas redondas hasta que llegó a donde estaba Tom y se sentó delante de él, levantándose ligeramente las gafas de sol hasta dejarlas sobre la cabeza.

Después, él la miró con los ojos entrecerrados.

—¿_________? —tenía ambas cejas ligeramente enarcadas. Dios, era hermoso.

—Sorpresa —dijo ella, se sentía contenta por cómo de segura y cómoda sonaba ahora su voz. —Ahora soy pelirroja. Supuse que un nuevo trabajo requería un nuevo aspecto. ¿Qué piensas tú?

—Estás genial —le dijo él, y sus ojos volvieron a encontrarse, y esta vez fue casi fatal.

Porque ahora ella estaba muy cerca de él. Y aquella mirada, aquella mirada intensa y increíblemente sexy, la estaba dejando clavada en el sitio, casi dominándola, tomando el control sobre ella. Si había sufrido los primeros hormigueos de excitación unos segundos antes cuando había estado observándolo... bueno, aquello no era comparable a lo que estaba sintiendo en aquel momento. El lugar en el que se unían sus muslos le daba espasmos, y casi involuntariamente, empujó sus pechos hacia delante y le hizo recorrer el labio superior con la lengua. Le dedicó su mirada más provocativa antes de decirle en un tono de voz bajo y frío «gracias». Uno de los muchos comentarios poco convencionales y brutos de su amiga Kelly le vino repentinamente a la mente: «¿Acaso ese hombre no hace simplemente que te tiemble el coño?». _________ pensaba raras veces sobre su cuerpo en aquellos términos, pero... quizás la nueva _________ sí lo hiciera. Porque, definitivamente, su vulva estaba ahora temblando, de eso no tenía duda alguna..

—Me sorprendió mucho que Jenkins me informara que te embarcabas en el puesto de representante de A&R —le dijo. Estaba hablando de negocios, y aun así, sus ojos seguían diciendo sexo, sexo, sexo. Había algo en todo aquello que le inspiraba a ser descarada y eso, al parecer, había pasado a formar parte de la nueva ella. Enarcó las cejas y le dedicó una sonrisa juguetona.

—¿Te asusta algo de competencia?

Él soltó una carcajada, un sonido profundo y gutural que seguía haciendo que el punto entre sus piernas temblara.

—No, en absoluto, guapa. Solo es que no sabía que tenías tales aspiraciones.


—No las tenía —le respondió ella. —Y francamente, estuve tan sorprendida como tú cuando Jenkins me ofreció el puesto. Pero adoro a Blue Night, y tengo pasión por la música, así que me pareció la oportunidad de mi vida.

Tom asintió lentamente, y la miró con sus ojos cálidos de color chocolate.

—Lo es. Y aunque tenía dudas acerca de cómo ibas a encajar en el papel, debo confesar que ya no me preocupa.
Ella ladeó la cabeza, y se sintió casi cómoda con su nuevo yo.

—¿Un nuevo color de pelo y algo de ropa nueva marca una diferencia tan grande?

—No es la ropa —dijo él, negando suavemente con la cabeza. —Es la actitud. La tienes. Te lo aseguro. Has abrazado esto con entusiasmo.

—Completamente —le dijo ella. «He abrazado con entusiasmo el deseo de este trabajo. Y voy a mentir para conseguirlo».

Justo en aquel momento llegaba el vino, un buen Pinot Grigió, y pidieron la cena. La conversación tomó la dirección que ella esperaba, el negocio de la música.

—Los viajes de exploración son divertidos, pero una vez que se contrata a un artista, el trabajo incluye un montón de atención. Responderás sus preguntas, los animarás cuando estén preocupados, harás todo lo que puedas para asegurarte de que su trabajo siga siendo fiel a sus visiones y a las nuestras, los acompañarás a las actuaciones para los medios de comunicación, celebrarás con ellos el día en el que sus CD se abarroten en los estantes, y estarás disponible para recibir llamadas a las dos de la mañana cuando simplemente no se sientan queridos. Eres básicamente la conexión del artista con Blue Night. Profesionalmente. Artísticamente. Emocionalmente. Y mientras vas de la mano con cada uno de ellos, debes estar ahí fuera escuchando el siguiente y nuevo sonido que pueda llegar a estar un poco demasiado fuera de lo común para BMC o Sony. ¿Crees que podrás encargarte de todo?

—Por supuesto —y él le concedió una sonrisa excitante como respuesta, e hizo que su vulva volviera a excitarse de nuevo.

—Buena respuesta —dijo él. —Porque todo esto ha sido diseñado para ponerte obstáculos, y será así... pero has pasado la prueba.

Ella enarcó ambas cejas, todavía se sentía segura, incluso casi coqueta.

—¿Habrá muchas así? Pruebas, quiero decir.

—Ya puedo decirte que eres una profesional. De aquí en adelante, todo lo que haré será enseñarte cómo funciona el negocio.

A _________ se le contrajo el pecho ante el placer que le daba la idea de haberse ganado el respeto de Tom. Sin mencionar el placer de ser capaz de mirarlo a los ojos y empaparse de toda su belleza masculina.

Después de que llegaran los entrantes, Tom la entretuvo con las historias que había detrás de sus grandes éxitos, dónde había encontrado a esas personas y qué había hecho que él quisiera contratarlas. La oscuridad estaba cayendo sobre ellos, las brillantes luces de colores de Las Vegas empezaban a simular el brillo de la noche, y el tráfico en la avenida se volvía más denso a medida que la gente salía para disfrutar de la noche

viernes, 28 de enero de 2011

cap 3

_________ llegó a Las Vegas con un vestuario renovado, un nuevo color de pelo y una nueva actitud, no ante el sexo con Tom Kaulitz, sino ante el trabajo. Se había convencido a sí misma de que Kelly tenía razón, que aquella era solo la manera en la que se hacían negocios en la industria del espectáculo. No era una cuestión de ética, simplemente de reglas del juego. Estaba claro que Tom Kaulitz lo vería de ese modo, si la situación hubiera sido al revés.

Tom había volado desde Los Ángeles hasta Las Vegas el mismo día que _________ había hecho su viaje de cinco horas en coche a través del desierto de Mojave. El bueno y viejo Jenkins había aceptado con gusto que ella mintiera, pero no le había ofrecido un billete de avión, explicándole que después de todo, todavía eran una firma independiente, y que el dinero no crecía en los árboles.

—Aunque, una vez que estés en el puesto de representante de A&R —le había prometido él— desplegarán la alfombra roja para ti.

Así que fue un alivio, incluso aunque fuera un poco abrumador, llegar finalmente a Las Vegas Strip. Nunca antes había visto la Ciudad del Pecado, pero un paseo en coche por la carretera de diez carriles le decía que era justo lo que había imaginado. Incluso durante las horas del día, había millones de luces que parpadeaban y danzaban a cada lado de la famosa avenida. Pasó por fuentes enormes, montañas rusas que se movían a toda velocidad sobre su coche, e incluso edificios enteros que cambiaban de color a voluntad. Pudo divisar el puente de Brooklyn, una pirámide egipcia, la Torre Eiffel, el Coliseo romano y un volcán en erupción, y aunque le daba la sensación de que los monumentos de todo el mundo entraban en conflicto en aquel lugar, todo se reestructuraba en un espectáculo puro.

Aminoró la marcha delante del hotel Venecia, donde se habían reservado dos habitaciones juntas para Tom y ella. Se sintió asombrada por la extensión del lugar.

—Bienvenida al hotel Venecia. ¿Desea registrarse?—dijo un empleado del hotel con pinta italiana

—Sí--- después d esto ________ se registro y subio a su habitacion

La habitación era lujosa, sin mencionar lo enorme que parecía, y aquello hizo que se despejaran sus dudas acerca de si iba a gustarle aquello de ser una representante de A&R, incluso aunque todavía no existiera el beneficio de viajar en avión.

Estaba ocupada mirando boquiabierta el enorme cuarto de baño alicatado cuando vio, por el rabillo del ojo, una luz que parpadeaba en el teléfono de la habitación, lo que le informaba que ya tenía un mensaje. Se sentó en el borde de la cama y presionó el botón de recuperación de mensaje, y se encontró completamente deleitada ante el simple sonido de la profunda voz de Tom.

—_________. Has hecho un largo viaje en coche, así que tómate toda la tarde para descansar. Luego, reúnete conmigo en el Mon Ami Gabi delante del hotel París, a las siete. Estoy deseando trabajar contigo.

No se identificó. Porque no hacía falta que lo hiciera.

«Qué arrogante», pensó ella, con los ojos en blanco.

Pero también sexy. Y alguien sexy podría compensar su arrogancia de muchas maneras. Ella pensó que en realidad, nunca le había escuchado encadenar tantas palabras antes, y solo su voz, incluso sin una cara que la acompañara, la había hecho sentirse excitada.

Por supuesto, cuando empezó a prepararse para la cena unas horas más tarde, se fue poniendo cada vez más nerviosa. Como su viejo yo, su yo real, la pequeña y nerviosa _________ que respondía a los teléfonos y tramitaba contratos y que generalmente se quedaba en segundo plano, la pequeña y nerviosa _________ que sentía pánico ante la idea de estar cerca de un hombre ultramoderno como Tom durante más de un minuto o dos.

Pero una mirada al espejo le recordó que había decidido no ser nunca más la pequeña y nerviosa _________. Su pelo, que hacía unos días había sido de un soso castaño claro, era ahora de un tono cálido y sexy de castaño rojizo, con un corte elegante que caía recto hasta los hombros, pero que le enmarcaba la cara. Y su cuerpo, que generalmente escondía con ropa bastante conservadora, ahora le parecía tener muchas más curvas con unos vaqueros bien ajustados, botines de punta y una blusa ajustada de color blanco que dejaba entrever su sujetador.
Asi que ______ se puso en marcha para encontrarse con el gran tom kaulitz a kien había de pasar 7 dias con una gran metira d pormedio, con la persona ala que le robaría el trabajo…

A medida que se acercaba al hotel París, _________ divisó la cafetería que había en el edificio, y que tenía el aspecto de lo que ella había imaginado que fueran las cafeterías que alineaban los Campos Elíseos en el París real, donde ella esperaba ir algún día. La versión de Las Vegas de lo que era la Torre Eiffel ensombrecía los restaurantes de la calle, y ella no pudo evitar sentirse deleitada con la elección que Tom había hecho del restaurante. Ella sabía que no era París realmente, pero estaba deseando disfrutar de la imitación y se sentía contenta de sumergirse de nuevo en los aspectos más opulentos de la Ciudad del Pecado.

Fue entonces cuando lo divisó, sentado ya y estudiando atentamente el menú. Llevaba dos pequeños aros en ambos lóbulos de las orejas, e incluso así sentado, su fornido cuerpo hacía que su simple camiseta vintage y sus vaqueros desgarrados y descoloridos parecieran lo último en moda. Aquella simple imagen hizo que sus pechos se abultaran entre los confines de su sujetador, y que sintiera los vaqueros bien ajustados en el punto donde se encontraban sus muslos, haciéndola temblar.

Él no la había visto, por supuesto —porque ella tenía un aspecto completamente diferente desde la última vez que se habían encontrado— pero aquello le daba la oportunidad de detenerse y estudiarlo en privado, desde la distancia, durante más tiempo de lo que lo había hecho antes.

Cuando él levantó los ojos hacia la camarera, señalando su selección de la lista de vinos, su mirada negra brilló tan intensamente que a _________ le dio un vuelco el corazón. Por la manera en que camarera bajaba la cabeza para sonreírle, _________ supo que ella también se había fijado en aquel brillo excitante. Él le devolvió la sonrisa a la chica, otra cosa de la que _________ no había sido testigo antes, al menos no a distancia, y —oh, Dios mío— era tan bellísima que casi se derrite en aquel mismo pasaje.

¿Y tenía que pasar una semana con él? ¿Concentrándose solo en el trabajo? ¿Intentar esconder su lascivia? ¿Intentar luchar contra ella?

Dejó escapar un suspiro, justo en el momento en el que la mirada de Tom recaía en ella.
Porque su expresión era descaradamente sensual, sexual, la mirada de un hombre que silenciosamente recorre el cuerpo de una mujer utilizando tan solo los ojos. Y también muy efectiva.

Oh, Dios, Kelly tenía razón, ¡Tom Kaulitz pensaba realmente que era una mujer excitante!

cap 2

Sabía que acababa de prometer guardar un secreto importante y bastante desagradable, pero en el momento en el que _________ se levantó de su silla, decidió irse derechita a la oficina de Kelly. Podía confiar en Kelly. Y tenía que contárselo a alguien o no podría sobrevivir a todo aquello.

Cuando salió del despacho de Jenkins, con los ojos puestos en el suelo, su mirada recayó en un par tennis tipo skate. Se detuvo, y lentamente subió la cabeza y se encontró con el mismísimo Tom Kaulitz delante de ella. Sintió cómo se le helaba la sangre de las venas, al mismo tiempo que le temblaba el cuerpo con una sensación de lujuria absoluta. Aparte de lo de las venas, que se debía a la inminente mentira, aquella era la reacción que normalmente tenía cuando se encontraba con él.

Por supuesto, había aprendido a disimularla muy bien. Solo era cuestión de sentido común. Todas las mujeres de la oficina —o del planeta, en realidad— se volvían locas cuando Tom Kaulitz entraba en una habitación, con sus atractivos vaqueros desgarrados y sus playeras vintage, con aquellas trenzas negras sobre su cabeza que ridículamente lo asian ver mas jodidamente sexy y un par de ojos color marron que parecían un lugar fácil en el cual ahogarse. No tenía sentido disfrutar de ello, así que simplemente había aprendido a mirar a otro sitio, de esta forma evitaba perderse en aquella mirada intensa e imaginar cómo sería la sensación de notar la presión de aquella protuberancia que se escondía tras su cremallera.

E incluso después de esos tres años, apenas lo conocía. Él trabajaba desde casa —o desde discotecas, o lugares de exploración varios; —solo paraba una vez a la semana para encontrarse con Jenkins detrás de una puerta cerrada. No asistía a las horas felices de la oficina, ni a las comidas, ni a las fiestas de Navidad, simplemente se pasaba por allí, como una estrella de rock segura y atractiva, sin apenas mirarla cuando pasaba por su lado. Claro que normalmente, ella le dedicaba un corto y simpático «Eh». Justo lo que él le decía ahora, en el momento en el que ella se encontraba con sus ojos y se le humedecían las bragas.

—Eh —dijo ella como respuesta, intentando ocultar su reacción.

—¿Está dentro? —pasó por delante de ella, y se dirigió a la oficina de Jenkins.

—Sí—fue la contestación más compleja que pudo articular.
Él hizo una leve inclinación de cabeza como respuesta y se coló dentro, cerrando la puerta tras él.

Y ella se quedó allí parada, observando el trozo de madera que acababa de separarlos; el corazón le latía todavía con demasiada rapidez.

Pronto, habría muy poco que los mantuviera separados. Iba a pasar una semana entera muy cerca de aquel hombre —Tom Kaulitz, dios griego—, empapándose de su conocimiento, respirando prácticamente el mismo aire que él.
Sintió vergüenza, al acordarse del pacto que acababa de hacer con el mismo demonio, y se dio cuenta de lo sorprendentemente fácil que le resultaba pensar en su jefe de aquella manera. Después, hizo lo que había planeado y se dirigió hacia la oficina de Kelly por el pasillo; ahora era _________ la persona que cerraba la puerta.

—¿Te has hecho con la exclusiva? —Kelly la miraba desde la pantalla de su ordenador; todavía parecía perfecta con su traje ajustado de color rojo, y el pelo rubio recogido hacia arriba.

_________ parpadeó nerviosamente como respuesta.

—Oh, sí, la he conseguido.

—Entonces, suéltala.

—Es un secreto.

—Pero vas a contármelo de todas maneras, ¿verdad?

_________ se inclinó hacia delante.

—Solo prométeme que no vas a decírselo a nadie, Kel. Es muy probable que Jenkins me despida si esto sale a la luz, de ambos trabajos —puso los ojos en blanco al darse cuenta de la locura que suponía todo aquello.

Kelly enarcó las cejas.

—¿Que te despida de ambos trabajos?


_________ dejó escapar un suspiro, después se sentó en una esquina de la ordenada mesa de despacho de Kelly y se lo contó todo, terminando con su inminente viaje a Las Vegas, en el que se embarcaría en tan solo cuatro días ridículamente cortos.

Se dio cuenta con sorpresa que cuando acabó Kelly estaba sonriendo.

—Problema resuelto —dijo su amiga. —Un amante instantáneo. Solo lujuria y excitación.

A _________ se le abrió la boca.

—Ya me has oído. Tom es el amante perfecto para ti. Sin jaleos, sin preocupaciones, nada que implique la complicación del afecto. Lo que pase en Las Vegas se queda en Las Vegas. Es el polvo perfecto.

_________ volvió a parpadear, apenas sabía qué aspecto de todo aquello debía abordar primero.

—De acuerdo, para empezar, Tom Kaulitz ni siquiera me ha mirado a los ojos, así que estoy bastante segura de que no se muere por irse conmigo a la cama. Y para terminar, ¿estás escuchando lo que te digo? ¡Jenkins pretende que mienta de mala manera a Tom durante toda una semana durante la cual estaré con él cada segundo! Eso hace siete días y noches repletos de mentiras.


—Concentrémonos en las noches. Y en el polvo, no en la mentira. Porque confía en mí, con unos cuantas modificaciones, estará muriendose por irse contigo a la cama. Eres una chica muy afortunada, _________ —le dijo su amiga con una sonrisa reconfortante, como si aquello fuera dado por hecho. —Vas a tener sexo puro y duro con Tom Kaulitz, algo con lo que la mayoría de las mujeres tan solo sueñan. Quiero decir, ¿acaso ese hombre no hace simplemente que te tiemble el coño?

_________ se limitó darse un manotazo en la frente.

—Estás loca. No, espera, me estás volviendo loca a mí. Necesito que me ayudes con un dilema moral y todo lo que haces es hablarme de sexo.

Pero era como si Kelly estuviera en su propio y diminuto mundo en aquel momento.

—Te voy a llevar de compras esta semana. Cancela todo lo que hayas planeado para el sábado y organízate para salir temprano por la Third Street Promenade[1]. Lleva el sujetador más alentador que tengas. En realidad no importa. Compraremos sujetadores nuevos, vas a necesitar un montón de lencería sexy. Y concertaré una cita para ti con mi peluquero. Tiene siempre la agenda apretada, pero por mí, la estrujará aún más.

--volviendo al punto que tenemos entre manos, no estoy preocupada por el sexo. No necesito un hombre, ¿recuerdas? Lo que me preocupa es... es lo de estar robándole el trabajo y mintiéndole mientras lo hago, haciendo que me ayude a robarle su trabajo. Es despreciable.

Kelly se encogió de hombros, y finalmente desvió su atención al problema que tenía _________.

—Quizás sí, quizás no. Todo depende de cómo se mire. Por un lado, es él quien se lo ha buscado. No es que realmente esté haciendo algo que no hagan otros, pero ni siquiera se ha molestado en tener un mínimo de discreción y ahora le está trayendo problemas. Por otro lado, tú vas a participar en una gran mentira que te beneficia, lo que te hace culpable —entonces, se inclinó hacia delante ligeramente, mirando a _________ con los ojos entrecerrados. —Dicho esto, estamos hablando acerca de un trabajo de ensueño y Jenkins quiere que seas tú quien lo haga. Es una oportunidad enorme, y serías una estúpida si la dejaras pasar. Por eso necesitas mantener la cabeza fría con todo esto. Tienes que comprometerte con la mentira, comprometerte con el pecado.

_________ aspiró el aire, sentía el pecho oprimido.

—Odio las mentiras —ahora que lo pensaba, había sido mucho más fácil escuchar los planes de Kelly para llevar a cabo una seducción imaginaria que recordar que iba a tener que mentirle a un hombre que no le había hecho daño alguno.

—A ver qué te parece esto —sugirió Kelly. —¿Qué te parece si no lo vemos como una mentira? En lugar de eso, podemos verlo como... ambición. Ir detrás de una buena oportunidad. Conseguir algo que realmente deseas. Porque por muy apacible que seas, mi querida _________, puedo verlo en tus ojos. Quieres este trabajo... más que nada en el mundo.

Que Dios la ayudara, Kelly tenía razón. Le encantaba la música. Había llegado incluso a adorarla más desde que había aterrizado en Blue Night. Sería genial ayudar a decidir qué personas merecían la pena ser escuchadas, y tener el poder de darles a los músicos una oportunidad real de alcanzar el estrellato, hacer que sus sueños se convirtieran en realidad. Y ya podía incluso saborear la emoción, y la satisfacción, que aquello le traería.

—Ojalá no me sintiera tan culpable acerca de cómo voy a conseguirlo.

Una vez más, Kelly se encogió de hombros.

—Míralo de esta manera. ¿Dónde mejor que la Ciudad del Pecado para hacer algo que está mal?

jueves, 27 de enero de 2011

cap. 1

—No necesito un hombre. No necesito un hombre. No necesito un hombre.

Normalmente, _________ hacía sus afirmaciones maritales en casa, pero aquel día se le habían pegado las sábanas, y sus afirmaciones, así como su desayuno, se habían visto obligadas a esperar hasta que saliera de la oficina. Por suerte, estaba aprovechando unos pocos minutos sola en la sala de descanso, con un donut y el libro de auto ayuda que estaba leyendo, un manual adecuadamente titulado No necesitas un hombre para ser feliz.

Bajó el tono de voz incluso más al pronunciar la siguiente serie de frases.
—No necesito un pene que me dé placer. No necesito un pene que me dé placer. No necesito un pene que me dé placer.

Aunque quizás, no fuera mala idea descartar esa serie de su repertorio. Pronunciar aquellas palabras solo la hacía pensar en penes.

—Soy responsable de mi propio placer. Soy responsable de mi propio placer. Soy responsable de mi propio placer —desde luego, aquella frase aludía a la masturbación. Y ella no tenía nada en contra de ello. En realidad, estaba segura de que a cualquier chica podría parecerle una manera útil de superar una noche larga y solitaria. Pero decírselo a sí misma era como aceptar que la masturbación sería suficiente, para siempre... y bueno, eso era todo un reto. Tendría que esforzarse más en sentirlo cuando dijera la frase.

Sin embargo, aún se sentía decidida y retomó la primera serie de repeticiones.

—No necesito un hombre. No necesito...

—Hablas precisamente como alguien que necesita un hombre.

_________ dio un respingo en su asiento. Levantó la cabeza para encontrarse con Kelly Mills, su amiga y colaboradora, una mujer rubia, bastante atractiva, alguien con montones de hombres en su vida. Kelly se encargaba de las relaciones públicas de Blue Night Records, la casa discográfica independiente que les daba un puesto a las dos, y además, estaba licenciada en psicología, algo que ella afirmaba necesitar en su línea de trabajo.

—No es verdad —le contestó _________, al mismo tiempo que se reafirmaba en su idea de no necesitar un hombre. A pesar de lo poco que tenían en común, las dos se habían convertido en grandes amigas desde el día en el que _________ se mudó a Los Ángeles, hacía ya tres años. Así que se alegraba de que fuera Kelly la persona que había tenido la osadía de interrumpirla cuando hacía sus afirmaciones.



—Alguien que normalmente tiene que decírselo a sí mismo.

—¿Qué?

Kelly cruzó los brazos bajo sus amplios pechos.

—Fíjate en mi vecina, la señora Freeland, por ejemplo. Tiene setenta y cinco años y no ha estado casada nunca. Es pintora, recorrió el mundo cuando era joven, adora a Fiona, su scottish terrier, y nunca ha necesitado un hombre. Nunca me ha dicho nada, pero ni falta que hace, se refleja en todo lo que hace. Simplemente es parte de ella. No siente la necesidad de ir por ahí dando explicaciones a la gente acerca de por qué no se ha casado o por qué no necesita un hombre, y la razón es porque está verdaderamente a gusto sin uno de ellos. Por otro lado está la señora Nelson, la mujer que vive tres pisos más abajo —Kelly dejó caer la barbilla en un gesto irónico. —Tiene cuarenta y cinco años y obviamente se siente sola. Siempre me está diciendo que no necesita un hombre que la haga sentirse completa, pero lo que le da poca credibilidad es lo condenadamente amargada y enfadada que parece cada vez que lo dice. Es posible que no quiera necesitar a un hombre. Pero está claro que necesita uno.

—¿Puedes repetirme otra vez qué es lo que quieres decir? —le preguntó _________, con ambas cejas enarcadas.

—Decir que no necesitas un hombre una y otra vez indica que, te guste o no, sí lo necesitas. Y no es que eso sea un crimen, desde luego. Hay muchas mujeres que sienten verdadera emoción por el amor y el compromiso.

_________ se limitó a poner los ojos en blanco.

—¿Amor y compromiso? Por favor —no tuvo que decir más, ya que Kelly estaba al día de todos los desagradables detalles acerca de los engaños de su marido y de su reciente divorcio. —Lo último en lo que estoy interesada es en el compromiso. Y esa sí es la verdad.

Kelly asintió.

—Te creo. Después de lo que ha pasado, es normal que te resulte difícil confiar en un hombre. Pero yo te diré qué es lo que necesitas.

—¿Qué es?

—Parafraseando las palabras inmortales de John Mellencamp, necesitas un amante, uno que no te haga perder la cabeza.

¿Un amante? _________ había tenido relaciones, había salido un par de veces con algunos hombres y, por supuesto, había tenido un marido, pero nunca había sido el tipo de mujer segura y despreocupada que puede tener a alguien al que considere como un amante. Así que, se remitió a su libro.

—Según esto, un buen consolador puede proporcionar el mismo tipo de satisfacción.

Kelly enarcó las cejas y habló con sinceridad.

—¿Tú tienes uno?

—No.

—¿Y por qué no?

_________ hizo una mueca con los labios.

—¿Aparte del hecho de que soy demasiado tímida como para ir a una de esas tiendas donde los venden? Bueno, quizás porque, de alguna manera, pasar una noche con un vibrador suena un poco... vacío, y también aburrido. Sé que algunas mujeres dicen que se pasa un buen rato jugando con ellos, pero...

Kelly levantó las manos para silenciar a su amiga.

—No digas nada más. Y escúchame. Tú necesitas un amante. Y ya que hablamos del tema, ¿cuánto tiempo hace que no tienes uno?

—¿Daniel cuenta? —era su hipócrita ex marido.

Kelly sonrió.

—No me digas que es el último que has tenido. Quiero decir, llevas divorciada, ¿cuánto tiempo? ¿Unos seis meses?

_________ suspiró.

—Y separada durante un año antes de que ocurriera eso.

Kelly reaccionó como si _________ le acabara de anunciar la muerte de alguien querido.

—Por el amor de Dios, pobre chica. Levántate.

_________ parpadeó, sorprendida por la orden de Kelly, pero la imponente mirada que vio reflejada en sus ojos la obligó a ponerse de pie. Su amiga le puso las manos en la cintura y la llevó hacia el pequeño espejo que colgaba sobre el fregadero, en un rincón de la sala de descanso. La rodeó con sus brazos desde atrás y con destreza, desabrochó los dos botones superiores de la blusa de _________; después, cubrió firmemente la parte inferior de sus pechos para levantarlos.


—Vamos a conseguirte un hombre, y tenemos que empezar por exhibir tus cualidades un poco más.

Era patético, pero había pasado tanto tiempo desde la última vez que alguien había tocado a _________ tan íntimamente, que incluso el inesperado agarrón de Kelly la había excitado un poco, provocando una sensación de hormigueo que se extendía directamente hacia la zona que cubría su ropa interior.

Pero todavía no se sentía preparada para tener una aventura sin sentido. O una que lo tuviera. Aquello la hacía descartar las aventuras. Y le hacía tener que volver a su libro.

—No lo sé, Kel. Simplemente no creo que los hombres o el sexo estén ya en mi lista de prioridades. Es esa la razón por la que hago estas afirmaciones. Quiero sacar ambas cosas de mi sistema.

Kelly caminó de vuelta hacia la mesa, y bajó la cabeza para observar el libro que todavía estaba abierto. Después, dejó escapar un exagerado carraspeo de desaprobación.

—¡Oh, Dios mío! Confía en mí, cariño, necesitas un pene. Todas necesitamos un pene. El pene es uno de los regalos que Dios le hizo a la mujer. Está claro que también nos otorgó los dolores del parto, y los periodos. Y nos ha mantenido oprimidas durante siglos enteros. Pero nos dio el pene, y eso compensa mucho, créeme.

_________ se limitó a suspirar. Después, volvió a abrocharse los botones de su blusa, escondiendo el escote que Kelly acababa de descubrir. Aquello no tenía sentido.

—¿Has venido aquí para hostigarme o tenías algún propósito en mente?

—Ay, lo siento, casi se me olvida. Tu moratoria acerca de los hombres me ha distraído totalmente. Jenkins quiere verte en su oficina —aquel era su jefe y el presidente de Blue Night. —En los pasillos se rumorea que tiene algún anuncio importante que hacer, pero nadie sabe de qué se trata. Así que será mejor que vayas a comprobarlo y así acabas con el suspenso por nosotros.

¿Así que un anuncio importante, eh? Era la primera noticia que _________ tenía, y siendo la mano derecha de Jenkins, solía saber qué era lo que estaba ocurriendo por allí. Así que, después de sacudirse las migajas de donut con una servilleta, metió su libro en el cajón de su mesa de despacho, volvió a mirarse el escote para asegurarse de que se había abrochado la blusa correctamente, cogió una libreta y un bolígrafo y se dirigió hacia la oficina de Jenkins. Golpeó suavemente la puerta abierta, al mismo tiempo que echaba un vistazo dentro.

—_________, entra —le dijo él, con lo que ella pensó que era una sonrisa más que retorcida. —Y cierra la puerta.
Después de cerrar la puerta, se acomodó en la silla que él tenía delante, y se preguntó cuáles serían exactamente las importantes noticias que tenía que darle.

—Kelly me ha dicho que querías verme. ¿Hay algún tipo de anuncio importante en marcha?

—¿Un anuncio? Bueno, algo así, pero dependerá de la conversación que vamos a mantener. Pero primero, tengo que contarte un secreto. Y sé perfectamente que puedo confiar en que lo guardes, ¿no es así, _________? Sobre todo, cuando se trata de algo que puede ser de interés para tu carrera.

—Por supuesto —dijo ella, esperando que él no pudiera ver cómo su estado nervioso la hacía tragar saliva sin parar. _________ odiaba los secretos. Profesionales, personales, no le gustaban fuera cual fuera su naturaleza. Después de todo, se había divorciado a causa de un secreto, una aventura secreta para ser más concretos. Pero aquello sonaba como si de todas formas estuviera a punto de saber otro.

—He observado cómo has ido evolucionando en este negocio durante los últimos años, _________. Aprendes con rapidez, eres inteligente, responsable y le gustas a la gente. Además, eres una persona agradable. En una ciudad como Los Ángeles no siempre encuentras mucha gente que lo sea, y eso hace que seas un buen producto.

—Gracias, señor Jenkins. He disfrutado mucho aprendiendo tanto acerca del negocio musical desde que comencé a trabajar aquí.

—Puede que no te des cuenta de ello, _________, pero es probable que conozcas los pormenores de esta compañía mejor que la mayoría de las personas que trabajan en esta oficina. Te he escuchado hablar por teléfono con la gente, desde artistas a distribuidores, y sabes lo que haces. Hasta cierto punto, creo que es un pecado dejar que sigas en el puesto que tienes ahora.

Ante aquellas palabras, _________ se sorprendió. Aquello no parecía tratarse solamente de un aumento.

—Quiero prepararte para que seas la próxima representante de A&R de Blue Night —dijo Jenkins, y ella se esforzó por evitar que se le abriera la boca de asombro.

¿Pretendía ofrecerle a ella, la pequeña _________ Cayton de Centerville, Ohio, el puesto más codiciado de la discográfica? La mayoría de la gente que trabajaba allí, empezando por el chico que traía el correo, y que había aceptado el trabajo en Blue Night, aspiraban a avanzar algún día hasta llegar al atractivo puesto de representante de artistas y repertorios, que se encargaba de buscar y contratar a nuevos talentos. Ella, por el contrario, no había barajado aquella posibilidad. Simplemente necesitaba un trabajo, una entrevista. Trabajar en una buena compañía discográfica le había parecido más que satisfactorio. Pero ser la representante de aquella firma... vaya, aquello era demasiado.

Entonces, cayó en la cuenta.

—¿Tom abandona? ¿Se va a alguna de las grandes discográficas?

Tom Kaulitz era Blue Night Records para la industria y los paparazzi. Tenía un atractivo que podía dejar a cualquiera sin respiración, y aquello, combinado con su imagen de estrella del rock, lo hacía deliciosamente fotogénico, sobre todo cuando salía de fiesta con bandas de rock o iba del brazo de la última sensación femenina del pop. También era el único representante de A&R de Blue Night y era tan conocido y tenía tanto éxito en los negocios que no había necesidad de contar con alguien más. _________ atribuía a Tom los logros de la empresa, tanto como a Jenkins.

Su jefe seguía sonriendo, todavía estaba en el mismo lugar pero tenía una postura rígida.

—Es aquí cuando viene el secreto.

—Ah —_________ contenía la respiración, a la espera.

—Esto es lo que pasa —le dijo su jefe, que había ladeado la cabeza. —A pesar del obvio éxito que Tom ha tenido, con el paso del tiempo ha empezado a... se ha convertido en un estorbo. Si no me crees, pregúntale a Kelly, es ella quien atiende las llamadas de los reporteros, quien responde a los rumores. Pero estoy seguro que no hará falta que le preguntes, porque todo el mundo lo sabe ya.

_________ asintió brevemente y suspiró. Había rumores. Rumores que decían que Tom Kaulitz realizaba un proceso moderno de selección entre los artistas, y contrataba a mujeres solo después de acostarse con ellas. Rumores que decían que se lo pasaba en grande con los músicos con los que pasaba el rato. Era el chico malo oficial de la escena musical de Los Ángeles.
-Solo que no me daba cuenta de que el comportamiento de Tom tuviera un impacto tan importante en el negocio de Blue Night —después de todo, aquello era Hollywood, allí se llevaba el estilo de vida rock. —Afortunadamente, ha sido algo que hemos visto venir lentamente. Pero ahora, tengo a Claire Starr amenazando con demandarnos, afirmando que Tom no iba a darle un contrato a no ser que se fuera a la cama con él. Podría ser algo sin importancia ya que somos nosotros quienes no la seleccionamos, pero por otro lado, es el tipo de publicidad que puede acabar con nosotros y, sea o no cierto lo que ella dice, el comportamiento general de Tom lo hace plausible —una sonrisa esperanzadora volvió a aparecer en el rostro de Jenkins. —Entonces, ¿quieres escuchar mi propuesta?

Era triste, pero a pesar de lo excitante de la situación, todo aquello había hecho que a _________ le entraran sudores. Aparentando tranquilidad, dijo:

—Por supuesto.

—Quiero anunciar que vamos a añadirte como agente representante debido a tu evolución en la empresa durante los últimos dos años, y expresaré mi deseo de que Tom te forme como tal, empezando con su viaje de exploración a Las Vegas la semana que viene. Quiero que vigiles todos sus movimientos. Él te pondrá al tanto de todo, te presentará a gente, te enseñará cómo distinguir a una estrella de un éxito pasajero. En cuanto al futuro de Tom, me mantendré prudente hasta que veamos qué es lo que ocurre con Claire. Pero en el momento en el que ella decida demandar, estará fuera. Eso puede ocurrir la semana que viene, el mes que viene, o nunca, tendremos que dejar que las cosas sigan su curso. De una manera u otra, te quiero preparada para encargarte de todo. Y... si resulta que Tom puede limpiar su imagen y cambiarla por una más profesional para Blue Night, no te dejaré en la estacada. Si acabo manteniendo a Tom en nómina, puedo afirmar con total seguridad que seguiremos haciendo mucho dinero, y los necesitaré a ambos ahí afuera, buscando talentos nuevos. Mientras tanto, todo lo que te he contado acerca de Tom debe quedar entre tú y yo. Para el resto del mundo estás formándote para un nuevo puesto, no para el de Tom. ¿Está claro?

Ella tensó los labios, estaba intentando ocultar de nuevo cómo los nervios le hacían tragar saliva compulsivamente.

—¿Y eso incluye a Tom? ¿Él no tiene ni idea de que va a estar preparándome para ocupar su puesto cuando tú lo despidas?

Jenkins respondió con una inclinación de cabeza breve pero concluyente.

«De acuerdo, resumamos lo que acaba de pasar. Tu jefe te acaba de ofrecer la oportunidad de tu vida. Y para conseguirla, todo lo que tienes que hacer es mentirle al hombre más sexy que has conocido nunca. Durante una semana. Quizás algo más. Ah, y también tienes que mentir a todos los demás, claro».

Sintió cómo se le revolvía el estómago.

—¿Puedo contar contigo, _________? ¿Estás conmigo en esto? ¿Por un trabajo de ensueño?

—Desde luego —¿Qué otra cosa podría decir?

introducción

(tu)______Cayton no necesita un hombre. Al menos, eso es lo que sigue diciéndose a sí misma. Entonces, su jefe la manda a un viaje a Las Vegas para asegurarse de que Tom Kaulitz —el hombre más sexy de toda la industria de la música— satisface su imagen de chico malo.

Pero antes de que se dé cuenta, el negocio se convierte en un placer extremo, cuando Tom saca a la luz su lado más travieso, y hace realidad cada una de sus fantasías más salvajes. Ahora solo tiene siete sensuales noches para cometer cada pecado que se le presente.

Porque puede que una vez que Tom descubra su sucio secretito, no esté dispuesto a volver a satisfacer su lujuria…

presentacion

ola :D me llamo cintya y soi la hermana de la q creo este blog pro yo sere la encargada de subir caps :) antes q nada kiero informarles q esta fic no es mia es una adaptacion de una fic q me gusto muchisimo y ojala a ustedes tambien les guste, la chica q hizo la adaptacion con tom se llama norma y esta fic es algo diferente a todas las demas.
ADVERTENCIA:
no es recomendable para menores de 18 haha o komo kiieran xD
pro igualmente si eres sencible no la leas
escenas muuuy fuertes haha

akii les dejo la introduccion