sábado, 4 de junio de 2011

FIC DE TOM

HOLA CHICAS ESTA ES UNA NUEVA FIC DE TOM IGUALMENTE SACADA DE UN FORO TAMBN ES UNA D MIS FAVORITAS OJALA Q A USTEDES TAMBN LES GUSTE ;)

http://confeciones-tomk.blogspot.com

jueves, 7 de abril de 2011

CAP 49

Vestido con sus corrientes pantalones vaqueros y su camiseta, estirado a lo largo de la elaborada cama que había al borde de la piscina, con la cabeza apoyada en el puño. La cruz de su abuela brillaba con la luz de la luna. Y sus ojos resplandecían también, más sexys que nunca.
Él la miró a los ojos, con una expresión completamente seductora, y curvó un dedo hacia ella, haciéndole gestos para que se acercara.
Estaba conmocionada, no podía procesar lo que estaba sucediendo, así que miró a Kelly para que le echara una mano.

—Ve —le dijo Kelly, dándole un ligero empujón hacia delante.
_________ miró por encima del hombro, una vez más, a su amiga.
—Pero...
—Estaré abajo, en las mesas de los dados si me necesitas, pero no creo que sea el caso —terminó con una sonrisa, después se dio la vuelta y se alejó, y _________ se dio cuenta en aquel momento de la amiga tan realmente maravillosa e inestimable que era.
Después giró para mirar a Tom.
No podía creer que él estuviera allí realmente.
—Túmbate conmigo, _________.
Con precaución, ella se acercó a la cama que la había hecho fantasear la primera vez que la había visto. Lentamente se subió a ella, y se reclinó al lado de Tom.
—¿Significa esto... que ya no me odias?
—Nunca te he odiado —le dijo. —No realmente. Solo estaba... enfadado. Me sentí traicionado.
—Por supuesto, lo entiendo. Pero... ¿ya no te sientes enfadado tampoco?
—Llamé a Kelly y quedamos para tomar café, hablamos durante un rato, acerca de ti. Me convenció de que la persona de la que yo me había enamorado era la verdadera tú y no la que me mintió.
—Eso es verdad —dijo ella, y se inclinó hacia él. —Odio las mentiras. No quería mentir. Pero sentí que mi trabajo estaba en juego si no lo hacía —miró hacia abajo. —Claro que al final he acabado sin él de todas maneras, pero esa es otra historia.
—Ven a trabajar conmigo —le dijo—, en Inspiración.--- Ella dejó escapar un suspiro.
—Es una oferta generosa, Tom, pero... he llegado a la conclusión de que no estoy hecha para ser una representante de A&R.
—Sí—dijo él. —Kelly me contó también esa parte de la historia. Pero no te estoy ofreciendo un puesto de representante de A&R. Quiero que dirijas la oficina. Necesito gente buena, y supongo que tú eres el comienzo perfecto. Aunque también recibiré con gusto tu contribución a la música, nena; eres buena con eso, te lo prometo. También le he ofrecido a Kelly un puesto de relaciones públicas, y creo que va a aceptarlo.
Ella se irguió un poco.
—¿En serio? —ella se veía completamente capaz de dirigir una oficina. Y trabajar allí junto con su mejor amiga y su... bueno, empezaba a pensar que era su amante, pero no estaba segura de en qué punto estaban en aquel momento. —Yo... me encantaría tener la oportunidad de hacer eso, Tom, pero... ¿crees que es una buena idea que tú y yo trabajemos juntos
—En realidad, sí. En un principio, nos las arreglamos para mezclar el trabajo con el juego bastante bien, ¿verdad?
—¿Va a haber... eh, juego?

Entonces, él adoptó una expresión terriblemente seria, y se inclinó para cubrirle la mejilla. Y que la acariciara, después de todo aquel tiempo... oh, Dios, la sensación la invadió por completo.

—_________, ambos cometimos un terrible error. El tuyo fue que me mentiste. Pero el mío fue no darte una oportunidad para explicarte. Yo... nunca antes había abierto tanto mi corazón a ninguna mujer, no desde que era un adolescente, así que pensar que me habías utilizado para conseguir un trabajo me dolió en el alma. No me lo tomé muy bien, simplemente di el asunto por zanjado. Pero quiero empezar de nuevo. O para ser más precisos, quiero que lo retomemos desde donde lo dejamos. Como te dije aquella noche en el desierto, no puedo hacerte muchas promesas. Pero sé que te deseo. Sé que me he sentido condenadamente solo sin ti. Sé que por primera vez en mi vida, necesito más para estar satisfecho aparte de la música, el trabajo y el sexo esporádico —después le sonrió. —Necesito el sexo contigo. Y te necesito cerca de mí, en la cama y en el trabajo también. Te necesito en mi vida, _________.
Había muchas cosas que _________ podía haber dicho, pero la manera más sencilla de contestar fue deslizar los brazos alrededor de su cuello y besarlo.
Dios, la hacía sentirse tan bien tener su boca otra vez sobre sus labios... sus besos dulces y calientes recorrían su cuerpo como un cálido baño.

—Oh, jo*der, nena —jadeó él después, mirándola a los ojos. —He echado de menos besarte. Follarte. He echado de menos sentir tu pequeña y dulce vulva alrededor de mi miembro.

—Oh, yo también. Mucho, mucho. Fóllame ahora, Tom, por favor.

La primera vez que había conocido a Tom, no se le había pasado por la cabeza que pudiera tener sexo con él allí, cerca de la piscina, ni siquiera por la noche, porque los trabajadores o cualquier otra persona podía acabar vagando por la zona, justo como Kelly y ella habían hecho. Pero en aquel momento, después de todo lo que había experimentado con Tom en aquel lugar, entre las luces de neón, ni siquiera dudó cuando tendió la mano hacia la hebilla de sus pantalones.

—Oh, oh Dios —gimió él cuando ella le bajó la cremallera de los pantalones y acarició con la palma de la mano su erección tentadoramente endurecida. La masajeó y la tocó, excitada por la sensación de tenerla en su mano, completamente asombrada porque él hubiera regresado a su vida.
Tom también tendió la mano para bajarle la cremallera de sus pantalones vaqueros y pronto se los quitó, junto con su braguitas. Y cuando sus dedos se hundieron en su vulva, ella prácticamente aulló de placer.
Después, _________ le sacó la camisa por la cabeza y le quitó los pantalones. Deseaba verlo completa y hermosamente desnudo, y también se deshizo de su propia camiseta y sujetador.
—Lléname —le dijo.
Y él obedeció, le separó las piernas y colocó la cabeza de su grande miembro en su vulva ya preparada, después empujó hacia adentro. Como siempre, ambos gimieron con la entrada, y después empezaron a moverse juntos, en un ritmo familiar que casi le quita la respiración.
—Haces que me sienta tan bien cuando estás dentro, cariño —ronroneó ella entre cálidos besos. —Tan, tan bien.
—Pues acostúmbrate —le dijo —porque pretendo estar ahí más a menudo.

Pronto, él salió de ella y le pidió que se apoyara sobre manos y rodillas para que pudiera penetrarla desde detrás. Como solía pasar, ella pudo sentirlo más en aquella postura, y cada uno de sus firmes embestidas la hizo gritar de placer. No le importaba si alguien los escuchaba, o incluso si alguien los veía. Solo deseaba estar con su hombre, en aquel preciso lugar, en aquel preciso momento, en uno de los lugares en el que al principio él había empezado a ayudarla a deshacerse de sus inhibiciones para convertirse en la mujer que quería ser.

—Fóllame —le pidió ella a través de los dientes apretados. —Más fuerte. Más fuerte.

Un intenso placer la llenaba con cada golpe de su endurecido mango y ella no reprimió nada, y arqueó el trasero para recibir sus embestidas, sollozando de alegría cuando cada una de ellas resonaba en su interior.
Unos cuantos minutos más tarde, descansaban tumbados de lado, el miembro de Tom todavía estaba dentro de ella desde detrás, y ella arqueaba la espalda, levantando una pierna sobre su cadera para que su miembro se quedara ajustado dentro de su vulva, pero pudo también mirarlo a los ojos, tocarle el pecho.

—Te quiero —le dijo ella, sin sentir vergüenza ya, por nada, ni siquiera por eso.
Él levantó su mano desde su pecho y la llevó hacia su boca, besando la parte posterior.
—Yo también te quiero, _________.
Y su nueva postura permitió que uno de sus muslos se estirara entre los de ella, y cuando empezó a moverse dentro de ella otra vez, la fricción le estimuló el clítoris. Ella se levantó instintivamente para frotarse contra él, para buscar más placer, y viendo su respuesta, él comenzó a deslizar su muslo más rítmicamente por su húmeda abertura.
—¿Te gusta esto, nena?
—Mmm —llorisqueó ella. —Sí, cariño, sí.
Y condujo su miembro más profundamente dentro de ella, y deslizó el muslo por su pequeña bolita que sobresalía desde la parte de delante de su carne, y la llevó más y más cerca del cielo hasta que... —Oh, Dios, ¡sí, sí, sí!— el orgasmo la inundó como un maremoto que salía de la piscina, llevándose lejos cualquier otra sensación que no fuera el placer. Ella se encorvó contra él, bebió de aquello, disfrutó de la alegría que sentía.
—Oh, Tom, ha sido genial...
Él cambió de posición lo justo como para inclinarse y darle un beso.
—También puedes empezar a acostumbrarte a eso —después la puso sobre su espalda una vez más, se colocó encima de ella y procedió a follársela lenta y profundamente, haciéndola sentir cada larga embestida, y la miró a los ojos, hasta que le dijo:
—Oh, mie*rda, nena, no quiero correrme ya, pero lo estoy haciendo. Tú estás haciendo que me corra.
Y entonces, la aporreó con cada una de las duras embestidas, haciéndole sentir la intensidad de su clímax, hasta que al fin se quedó quieto pero sin salir de ella. Simplemente bajó el cuerpo para descansar encima de _________ y la besó con dulzura, entrelazando la lengua con la suya, en un gesto juguetón.
—¿Cómo he hecho que te corrieras? —le preguntó ella, sonriéndole. —Me refiero a que yo... realmente no estaba haciendo nada.
—Fue por mirar tus preciosos ojos.

Ella prácticamente se quedó con la boca seca ante aquella respuesta.

—¿En serio? ¿Eso es todo?
Él asintió en un gesto corto y directo.
—Eso es todo lo que necesito, al parecer, después de estar separado de ti tantas semanas. Algo que, por cierto, no voy a dejar que pase otra vez.
Cuando salió de ella y se tumbó de espaldas, ella miró hacia arriba, a través del hierro forjado y cubierto de hojas de parra que había entrecruzado sobre la cama, hacia el oscuro cielo de arriba. Desde aquel lugar no podía ver las estrellas —había demasiada luz—, pero podía ver la luna y sentir la brisa. Y justo como en el desierto, experimentar cosas tan sencillas con Tom la hacía sentirse viva.
—Soy tan feliz —le dijo. —Estoy otra vez contigo, y vamos a trabajar juntos cada día, y follarnos durante la noche, y todo será genial.
A su lado él soltó una carcajada.
—Aunque me siento mal por Kelly. Ha tenido que pasar por un montón de problemas, planeando todo esto contigo y convenciéndome a mí, y aquí estoy, abandonándola por un hombre. No te ofendas —le dijo, poniéndose de lado para poder mirarlo. —Pero para una amiga eso es un pecado importante, no importa la edad que tengas.
Aun así Tom se limitó a reír, y acercó su cuerpo desnudo hacia ella.
—No te preocupes por Kelly. Va a estar más que bien.
_________ parpadeó.
—¿Qué quieres decir con eso?
—Mañana, Anthony se unirá a nosotros en la piscina. Y Kelly y él harán buenas migas. Él va a llevársela a cenar fuera e irán a pasar la noche al Rendezvous.
_________ echó la cabeza hacia atrás y soltó una carcajada.
—Oh, Dios mío, va a estar en el paraíso —después miró a los ojos de su amante, con una expresión juguetona en la cara. —¿Y dónde estaremos nosotros mañana por la mañana?
—Donde tú quieras. No me importa, siempre y cuando esté contigo.
Ella ladeó la cabeza y pensó.
—Quizás, podamos... volver a visitar las góndolas. O la Torre Eiffel. Cada vez que pienso en alguno de esos sitios, me excito.
Tom le contestó con un leve gemido de excitación.

—Entonces, iremos a los dos. Y no lleves bragas. Y vas a afeitarte la vulva antes de salir y yo voy a quedarme mirándola. Y para cuando realmente estemos follando, vas a volverte loca de lujuria, justo como la primera vez que fuimos a las góndolas.
Ella se acurrucó más cerca de él, y dejó que su calor la invadiera y sacara a la chica sucia que llevaba dentro.
—No puedo esperar.
—Y una vez que Inspiración despegue, tengamos algunos artistas más contratados, saquemos los CD de Austin al mercado, tengamos la oficina organizada y bien liderada, te llevaré de viaje.
Ella enarcó las cejas.
—¿De verdad? ¿Adónde?
—A París. Y a Venecia.

Ella se quedó sin aliento. Se sentía más enamorada de él con cada minuto que pasaba. —Oh, Tom.
—Quiero navegar por el verdadero Gran Canal contigo, _________. Y quiero mirar las luces de París contigo desde lo más alto de la Torre Eiffel.
Aquel era el hombre que había dejado claro que no tenía relaciones con una mujer, que no dejaba que el sexo se convirtiera en romance. Ahora, no podía imaginar a un hombre más romántico que él. Y también estaba un poco loco con el sexo. Bueno, definitivamente consideraba aquello como un beneficio adicional, uno que ella esperaba pudiera seguir haciendo que su vida fuera tan extraordinariamente excitante a partir de aquel momento.

—Aunque cuando lleguemos a lo alto de la verdadera Torre Eiffel —bromeó ella—, no esperes que follaremos allí
Él sonrió, sus ojos resplandecían cuando la miraban.
—Ya lo veremos.
Ella no pudo evitar concederle una sonrisa como respuesta, y un tono de voz coqueto, cuando le dijo: —Sí, ya veremos.

(Mis pensamientos)

Un mes antes, la idea de todo aquello le hubiera parecido inconcebible, pero con Tom, sabía que todo era posible.

«Necesito un hombre, necesito un hombre, necesito un hombre.

Y ahora tengo uno, para toda la vida».



FIN



:´) lose lose! se esperaban el final?? asi me llego ami el final sin previo aviso hahah OJALA LES AYA GUSTADO LA FIC CHICAS ME SIENTO MUY CONTENTA DE XDER DISTRAERLAS UN RATO D LA ESCUELA Y TODO ESO Q APESTA XD... LES AGRADESCO MUCHISIMO DE VERDD X AVER LEIDO LA FIC YA SE Q NO ES MIA PRO AMI ME ENCANTO Y ESPERO Q A USTEDES TAMBIEN :D PONDRE UNA ENCUESTA XQ HAY MUCHAS FICS BUENAS EN LOS FOROS Q NO SON CONOCIDAS Y SI KIEREN PUBLIKO OTRA ASI Q USTEDES DIRAN ;) SE LES KIERE DE VERDD NOS VEMOS PRONTO <3

miércoles, 6 de abril de 2011

CAP 48

REGRESO AL PECADO
Si no hubiera pecado, qué haría falta para que me perdonaras?
Mi destino te ha dado la oportunidad de tener piedad.
Ovidio


¡Oh, Dios, había renunciado! ¡Realmente lo había hecho!

Habían pasado tres días, pero cada vez que se acordaba de ello, las noticias le parecían completamente nuevas, e igual de horribles. Tenía muy poco dinero ahorrado —podría pagar el alquiler de aquel mes y del siguiente, y el plazo del coche—, pero necesitaba otro trabajo, y lo necesitaba rápido.
Ahora, estaba sentada en un parque no muy lejos de las oficinas de Blue Night. Kelly había ido a comprar unos bocadillos y se encontraría allí con ella para comer. Mientras esperaba, abría con precaución su antiguo libro, ´´ No necesitas un hombre para ser feliz.´´

Porque ya era hora de que se convenciera de aquello, de una vez por todas. Tom, por supuesto, había hecho mella en aquella creencia, pero al mismo tiempo, después de Tom, no podía imaginar que fuera a encontrar a otro hombre que la hiciera realmente feliz. La había llevado a lugares en los que no había estado antes, y a los que probablemente no iría nunca sin él, y cualquier otro tipo normal no podía simplemente compararse a aquello.
Estudió la zona alrededor del banco en el que se sentaba y se dio cuenta de que estaba sola, así que le pareció seguro empezar con sus afirmaciones.

—No necesito un hombre. No necesito un hombre. No necesito un hombre.
—Oh, por el amor de Dios, otra vez no.
Miró hacia arriba y encontró a Kelly. Ese día llevaba un espectacular traje de color fucsia oscuro que solo ella podía llevar y parecer atractiva. Le pasó a _________ un gran envase de polietileno, lo que ella supuso que era su comida.
—Bueno, voy a decirte lo que necesitas —dijo Kelly, mientras tomaba asiento a su lado, con su propio envase blanco apoyado en el regazo. —Necesitas unas vacaciones.
_________ simplemente suspiró.
—Acabo de tomarme unas. ¿Recuerdas? ¿La Ciudad del Pecado? ¿Montón de sexo? ¿Corazón roto? ¿No te suena todo eso?
Kelly se encogió de hombros.
—Eso era trabajo. Bueno, algo así.
—Ya que lo mencionas, todo aquello fue pagado por Blue Night. Y las chicas que no tienen trabajo no pueden permitirse unas vacaciones.
—Quizás no, pero estás cag*ada de miedo, y lo único que pretendo es que no lo estés. Y si me pides mi opinión, necesitas otra copa de lo mismo para que se te vaya la resaca.
_________ se limitó a parpadear.
---¿Qué?
—Vayamos a Las Vegas. Solo a pasar el fin de semana. Yo conduzco e incluso pagaré la habitación.
—¿Las Vegas? ¿Quieres que vaya a Las Vegas? ¿Después de todo lo que ocurrió allí? ¿Estás loca?

—A eso me refería cuando te decía que necesitas otra copa de lo mismo para que se te vaya la resaca. Necesitas volver a Las Vegas, pasar un buen rato, y dejar de asociar ese lugar con él. Si no, ese sitio estará arruinado para ti toda la vida, y Las Vegas es un lugar demasiado divertido y está demasiado cerca como para que lo borres de tu lista de destino de escapada de fin de semana.
_________ negó con la cabeza.
—No.
—Insisto.
—La última vez que insististe en que hiciera algo, acabé con el corazón destrozado.
Kelly puso los ojos en blanco.
—Te dije que te lo follaras, no que te enamoraras de él. Hay una gran diferencia, amiga —abrió la caja de su bocadillo y la lata de soda que había dentro con la comida. —Ahora no voy a aceptar un no por respuesta. Nos vamos a Las Vegas a pasar un fin de semana de chicas. Te recogeré el viernes a las cinco y media.
……………………………………………………………………………………………………………………………………….

—¿Cómo van las cosas por la oficina? —le preguntó _________ a Kelly mientras conducían por el desierto de Mojave.

Kelly soltó una carcajada ligeramente histérica.
—Está patas arriba. Confía en mí, esta escapada no ha sido solo por ti. Yo también lo necesitaba... y mucho.
Discutieron durante bastante tiempo acerca de los varios desastres que estaban sucediendo en Blue Night, pero ambas llegaron a la conclusión de que era deprimente y entonces, encendieron la radio, de la cual salió el último éxito de Malcolm Barstow, lo que hizo que las dos esbozaran una sonrisa. Después _________ la apagó, y miró el paisaje, plano y de color marrón.
—¿Te conté que Tom y yo follamos en el desierto?
Kelly la miró con una sonrisa astuta.
—No, no me lo dijiste. Y cariño, tengo que decirte que ese hombre te vino que ni pintado. Incluso si solo estuviste con él una semana.
_________ le lanzó una mirada irónica.
—¿Por qué? ¿Porque puedo decir la palabra «follar» sin inmutarme?
Kelly tenía una expresión más satisfecha cuando desvió otra vez la mirada del parabrisas.
—Bueno, por eso también, pero principalmente... porque ahora eres una persona mucho más segura. Eres más extrovertida, no dejas que la gente te intimide, y no te vistes ya como si fueras una sargenta.
_________ nunca había pensado realmente en aquellas cosas —apenas había tenido tiempo, ya que todo lo demás le había estado atormentando— pero quizás Kelly tuviera razón.

—Supongo que quizás... me siento mejor. Definitivamente siento que mi divorcio ha quedado muy detrás de mí, como si me hubiera pasado en otra vida. Y... he sido lo suficientemente valiente como para renunciar de un trabajo supuestamente de ensueño, ¿verdad?
—Creo que él simplemente... te ha mostrado partes de ti que ni siquiera habías visto antes.
—Puedes estar segura de eso —le contestó, claramente acordándose del sexo, y ambas estallaron a carcajadas.

Todavía pensaba que el fin de semana de chicas en Las Vegas era generalmente una mala idea, pero por Kelly, decidió intentarlo y pasárselo bien, o al menos fingir que así era.
Kelly solía conducir como una maniaca cuando estaba en carretera abierta, así que llegaron a Las Vegas Strip justo después de las diez en punto, lo que a _________ le hizo rememorar recientes recuerdos. El corazón le latió con fuerza solo al ver los hoteles en los que Tom y ella habían recorrido juntos, las calles por las que habían caminado y la Torre Eiffel, por supuesto.
Pero casi se muere cuando Kelly tomó el desvío que llevaba al hotel Venecia.
—¿Qué estamos haciendo aquí? —preguntó ella.
—Eh... dormir. Quizás comer algo. Y posiblemente salir de fiesta, he oído que hay discotecas geniales aquí.
_________ le dedicó a su amiga una mirada dudosa.
—Este es el hotel en el que Tom y yo nos alojamos.
Kelly parpadeó.

—Oh. Supongo que lo mencionaste en algún momento, debo haberlo olvidado. Pero eh —se encogió de hombros y sonrió con suavidad—, tomar otra copa de lo mismo para la resaca, ¿recuerdas? Y es un hotel precioso. Y conseguí un precio genial por la habitación, así que no vamos a otra parte.
A _________ no le gustó la idea, pero supuso que no la mataría quedarse allí. Incluso aunque a cada lugar que mirara se acordara de otra cosa nueva. Intentó no pensar en aquello cuando se registraron y se dirigieron al familiar ascensor en el que Tom había frotado una vez su duro miembro contra su trasero. También intentó no pensar en aquello mientras llevaban las maletas a una habitación que se parecía mucho a la que _________ había ocupado, incluso aunque no hubiera pasado mucho tiempo en ella.

—Entonces —dijo Kelly—, ¿estás preparada para ir a la ciudad?
_________ simplemente parpadeó.
—Es tarde. ¿No estás cansada?
—De ninguna manera, la noche es joven. Y Las Vegas nunca duerme. Estoy preparada para ir a bailar, o quizás para jugar a algo. ¿Nunca te he dicho la suerte que tengo con los dados?
—Eh, no. Pero aunque tú no estés cansada, quizás yo
lo esté.
Kelly bajó la barbilla y puso los puños sobre las caderas.
—Oh, no lo estás. Vas a salir conmigo sí o sí. Estoy segura de que estuviste hasta las tantas cada una de las noches que pasaste en la Ciudad del Pecado, así que de ninguna manera vas a ponerte el pijama e irte a dormir —Kelly la cogió de la muñeca, y le dijo: —Vamos.

Y antes de que ella supiera lo que había pasado, estaban otra vez en el ascensor.
Debido que era la hora de mayor afluencia, estaba abarrotado de gente, personas que iban y venían de las numerosas plantas, y _________ no prestó mucha atención hasta que Kelly la cogió del brazo de nuevo y tiró de ella hacia un tranquilo vestíbulo.
—¿Dónde estamos? —preguntó.
—Es una de las plantas bajas. Creo que hay una discoteca al doblar esa esquina.
—No me apetece escuchar música —dijo _________, pero aun así siguió a Kelly, pensando que aquella zona le resultaba vagamente familiar y finalmente la reconoció cuando salieron por un par de puertas dobles que llevaban a la lujosa zona de la piscina. —Oh, esto lleva a la piscina. Estamos en el lugar equivocado —le informó a su amiga.
Pero Kelly seguía tirando de ella hacia delante.
—Bueno, mientras estemos aquí, también puedo echar un vistazo, elegir mi sitio para mañana, ya que quiero pasar por lo menos la mitad del día mejorando el bronceado.
_________ la siguió en silencio, sin desear especialmente volver a visitar aquella piscina, aunque se esforzó por ser tolerante. «Otra copa de lo mismo, otra copa de lo mismo. No necesito un hombre, no necesito un hombre».
La zona estaba sumida en la oscuridad, pero las luces de neón de la ciudad de alrededor iluminaban el sitio lo suficiente como para hacer que ella distinguiera las columnas y los arcos, los árboles podados, y las tentadoras camas que había en varios puntos al borde de la piscina.
Fue entonces cuando vio...

¿No había alguien tumbado en una de aquellas camas?

Ella miró con los ojos entrecerrados, suponiendo que estaba viendo cosas en la oscuridad, pero entonces se quedó helada en el sitio.

OH! DIOOS! ERA TOM!

martes, 5 de abril de 2011

CAP 47

—Gracias, señora Colé. Y Austin, te veo la semana que viene, tan pronto como acaben las clases. Vamos a tener que empollar un montón de cosas en un periodo muy corto de tiempo, así que prepárate.
Tom sonrió mientras dirigía a Austin Colé y a su madre hacia la puerta de su apartamento, que en la actualidad era su lugar de trabajo hasta que se trasladara a la oficina que acababa de adquirir.
Austin levantó la mano, en un ademán grande y le dijo:
—No te preocupes, tío. Estaré muy preparado.
—Cuento con ello, y me alegro de que esto vaya a funcionar. Creo que va a ser un gran paso para todos nosotros.
Cerró las puertas detrás de ellos, y se sintió más enérgico de lo que había estado en mucho tiempo. Austin acababa de firmar un contrato haciendo de sí mismo el primer artista de Inspiración. No podía haber imaginado un comienzo más prometedor para la compañía, y sabía que sus inversores estarían muy contentos.
Por supuesto, ahora que sus visitantes se habían marchado, se encontró a sí mismo meditando sobre la conversación que había mantenido antes con el chico.

—¿Cómo has oído hablar de la nueva discográfica? —le había preguntado.
Solo había sentido curiosidad, y quería hablar de algo menos serio antes, así que le sorprendió que Austin se hubiera encogido ligeramente y le hubiera contestado:
—Eh... es una especie de secreto.
Tom había levantado la cabeza para mirarlo.
—¿Un secreto? ¿A qué te refieres?
El chico había parecido algo nervioso, después le contestó:
—La persona que me lo dijo me aconsejó que la mejor decisión sería venir a trabajar contigo, pero ella, eh... trabaja para el Blue —se detuvo repentinamente entonces, y corrigió sus palabras—, para otra discográfica.
Desde luego, solo había habido una persona en la que había pensado él, pero no podía imaginar que ella quisiera renunciar a Austin.
—¿No habrá sido _________?
Los rasgos del chico se endurecieron, e incluso cuando le dijo:
—Será mejor que no diga nada —Tom supo la respuesta. Simplemente no sabía la razón por la cual _________ había hecho una cosa así.
Quizás era su manera de disculparse con él, y si era ese el caso, él iba a aceptar las disculpas, pero no iba a cambiar nada de sus sentimientos por ella. Había hablado en serio cuando se lo había dicho aquella noche. No necesitaba otra persona mentirosa en su vida. Y darse cuenta de que _________, de todas las demás personas, entraba dentro de aquella categoría... joder, no podía negar que se había sentido jodidamente destrozado.
Lo peor de todo era que quizás ese fuera el primer día durante semanas que no la había tenido en su cabeza las veinticuatro horas del día, los siete días de la semana. Había estado tan concentrado en conseguir que Austin firmara el contrato que ese día no había habido lugar en su mente para otra cosa. Hasta que apareció su nombre.
Y entonces, durante unos pocos minutos, había vuelto a Las Vegas... dentro de ella.
Pero ya era hora de que retomara su concentración en el negocio día y noche. Dado que estaba metido en problemas para conseguir que Inspiración despegara del suelo, solo Dios sabía que tenía más que suficiente como para ocupar la mente. Por suerte, unos cuantos clientes de su anterior trabajo en Blue Night iban a renovar su contrato en los próximos meses, así que había hecho unas cuantas llamadas telefónicas y se sintió confiado al saber que algunos de ellos iban a irse a Inspiración e iban a permitirle enderezar sus carreras en la dirección correcta. Así que las cosas habían estado saliendo bien. Pero también tenía que preocuparse del traslado a la oficina, y tenía personal al que contratar, y planeaba tener también mucho trabajo para enseñar a Austin y quizás a otros nuevos artistas.
Y desde luego, estaba el pleito al que tenía que enfrentarse. Claire había puesto dos demandas, una contra Blue Night y otra distinta contra él. Tom intentaba quitarse aquello de la cabeza tanto como le era posible, dejaba que su abogado se ocupara de casi todo, y tener una nueva discográfica que dirigir era una gran distracción.
Así que simplemente no tenía tiempo que malgastar pensando en _________. Incluso si le había ayudado sin saberlo a ponerle el nombre a su discográfica. Le había dicho una vez que ella lo inspiraba, y lo había dicho en serio. Lo hizo sentir cosas que no había sentido en la vida, lo llevó a alturas emocionales —y a bajones también— que lo obligaron a examinar quién era y qué era lo que quería en la vida. No estaba seguro de si en aquel momento tenía todo lo que quería, pero tenía una compañía prometedora que construir, y le gustara la idea o no, había sido ella quien lo inspiró, sexualmente, emocionalmente, e incluso profesionalmente, ya que había perdido su trabajo por su culpa.

Parte de él la odiaba. Nunca antes se había sentido tan engañado, como si fuera un estúpido crédulo.
Aunque parte de él seguía recordando todos los momentos que habían pasado juntos. Aquellos que eran realmente sucios. Y los que habían sido verdaderamente dulces. Y todo lo que quedaba entre las dos cosas también. Mie*rda, incluso en aquel momento, todavía le resultaba difícil creer que lo hubiera engañado. Había estado completamente cegado, simplemente no lo había visto venir.
Pero en lo que a él respectaba, había sido una lección dura aprendida. La confianza era un bien de mucho valor, y no se la daría a nadie con tanta facilidad en el futuro, incluso a alguien que le pareciera tan completamente inocente como le pareció _________. mie*rda, había pensado que había aprendido la lección después de lo que pasó con Claire Starr. Pero _________ era una criatura completamente diferente. Un lobo con piel de cordero.
Había estado reflexionando sobre algunas de las palabras que le había dicho, su promesa de que todo lo que había pasado entre ellos había sido real. Él no sabía qué creer, simplemente eligió no creerse... nada.
Tenía una compañía que sacar adelante y acababa de firmar un contrato con Austin Colé, así que aquello era un comienzo increíble. Desde ese momento en adelante, volvía a la música y al sexo. No necesitaba nada más que eso, y corrigiendo sus pensamientos de antes, decidió que no quería nada más en su vida.

Era la tercera vez en una semana que Jenkins había llamado a _________ a su despacho, y ella sabía que estaba metida en problemas, solo por el sonido de su voz al teléfono. ¿Qué había pasado ahora? ¿Se habría quejado Malcolm a él directamente? ¿Habría escuchado las cintas de la primera grabación de los Blush? No había ido tan bien como se esperaba, porque el productor seguía pidiéndole una contribución como había hecho Tom en el pasado, y ella simplemente no tenía la experiencia suficiente como para ayudar.

Abrió la puerta cerrada del despacho con mucho cuidado, echaba de menos los días en los que su jefe pensaba que hacía bien su trabajo.
—¿Qué pasa ahora? —le preguntó.
Jenkins se levantó, prácticamente echando humo por las orejas. Oh, vaya, fuera lo que fuera lo que iba a decirle, era malo. Muy malo.

—Acabo de escuchar lo que espero que solo sea un desagradable rumor.
Dios, ella esperaba que así fuera también.
—¿Qué?
—El rumor que corre es que Inspiración acaba de contratar a un nuevo chico prometedor que se llama Austin Colé. El chico que Tom y tú visteis en Las Vegas. Y lo que se dice es que has sido tú quien le envió el niño a él, diciendo que se encargaría mejor de él de lo que nosotros podíamos hacer.
Sus opciones eran bien simples: mentir, o contar la verdad.
Y pensaba que ya había mentido lo suficiente.

—No es un rumor. Lo hice.
Jenkins golpeó un libro que había sobre la mesa de su despacho, y los papeles de alrededor salieron volando.
—¿En qué coño estabas pensando?

Ella levantó el tono de su voz, igual de enfadada que lo estaba Jenkins.

—¡En que Tom hará un trabajo mejor del que yo puedo hacer! ¡Porque me han empujado a un trabajo para el que no estoy cualificada porque no tengo experiencia suficiente! Y porque Austin Colé tiene uno de los mejores sonidos que he oído nunca y, francamente, pensé que se merecía más de lo que yo podía ofrecerle. No quería arruinar su carrera, así que lo envié a Tom.
Jenkins se levantaba delante de ella, con la cara roja de rabia, negando con la cabeza.
—Joder, _________...
Ella odiaba aquello. Se estaba volviendo cada vez peor. Se suponía que aquel era un trabajo de ensueño, pero era una mie*rda. Nunca se había sentido tan miserable en un puesto de trabajo.
Justo entonces, Collete asomó la cabeza por la puerta entreabierta.
—Eh, _________, cuando tengas un momento, la fotocopiadora se ha quedado atascada otra vez.
—Que le jo*dan a la fotocopiadora —dijo bruscamente, haciendo que Collete diera un salto y desapareciera después por la puerta.
Tras lo cual, dio media vuelta y miró a Jenkins.
—Y que te jo*dan a ti también. Ya no puedo soportar esto. Soy una mujer inteligente, simpática y profesional, y me merezco algo mejor que esto. RENUNCIO!!


lo siento chiks solo podre subir este... esq tengo como 2 kilos d tarea xD pro si tengo tiempo en la noche subo otro espero q les guste ;)

lunes, 4 de abril de 2011

CAP 46

LOS REVESES DEL PECADO
Todo gran afán por la búsqueda de la riqueza, el placer, o el honor,
no puede existir sin el pecado.
Desiderius Erasmus



_________ estaba agotada. Apenas había dormido en días. Quizás en semanas. Había regresado de Las Vegas destrozada física y mentalmente, y desde las dos semanas que habían precedido a aquel momento el descanso había sido casi inexistente.
Se sentó en la mesa de su despacho con la cabeza entre las manos. Su nueva mesa de despacho, en las oficinas de Blue Night, colocada en una diminuta esquina. Había decidido seguir trabajando desde la oficina, a pesar del hecho de que Tom lo había estado haciendo desde casa, porque comúnmente se pasaba la mitad del día encargándose de las cosas que la nueva secretaria de Jenkins todavía no sabía hacer y que —_________ temía— no llegara quizás a saber hacer nunca.

Justo en aquel momento, la chica nueva, Collete, aparecía por la esquina.
—_________, la fotocopiadora está otra vez atascada. Y el reportero del que te hablé antes ha llamado otra vez preguntando por Jenkins, y no estoy segura de que me crea cuando le digo que no está aquí en este momento.
_________ se limitó a suspirar. Después arregló la fotocopiadora. Y le explicó a Collete que simplemente siguiera mintiéndole al reportero, explicándole que «no importa si te cree o no». Por supuesto, ella nunca había tenido que mentir diciendo que Jenkins no estaba en la oficina, todo aquello había empezado solo hacía dos semanas, desde que había saltado la noticia del despido de Tom. Pero a diferencia de ella, no pensaba que a Collete le importara mucho mentir, lo único era que no se le daba muy bien hacerlo.

Cuando regresó a su propia mesa, _________ contempló cómo ocuparse del resto del día, sin contar con las futuras interrupciones de Collete. Rápidamente supo que tener un trabajo tan poco organizado hacía fácil aplazar las cosas menos deseables.
Como volver a llamar al nuevo manager de los Blush. Supuso que había sido muy inteligente de su parte contratar a uno, pero ¿por qué tenían que ir y elegir a un tirador tan fuerte como Tommy Max, el chico más duro de todos Los Ángeles? Había sido un incordio para ella durante toda la semana, reclamando cosas que ella ni siquiera sabía cómo solucionar.
También tenía un mensaje en su mesa de Malcolm Barstow, que había heredado de Tom y que no se alegraba en absoluto de que él ya no estuviera allí. Amenazaba con irse una vez que le cumpliera el contrato y ella no tenía ni idea de cómo convencerlo para que no lo hiciera, especialmente ahora que era lo suficientemente grande como para irse con una discográfica más importante si quería.
Una vez había pensado que ser representante de A&R le daría la sensación de ser importante, de sentirse segura. ¡Ya! Todo lo que le había dado aquello eran dolores de cabeza. Y además, un corazón roto.

Era extraño, solo había estado con Tom una semana, pero no podía acostumbrarse a dormir sin él otra vez. La cama le había parecido muy solitaria cuando su matrimonio con Wayne se había roto, pero aquello era diferente. Era más una necesidad profunda, más que un sencillo sentimiento de soledad.
No había visto ni había oído hablar de Tom desde la noche en la que, cubierta de lágrimas, había abandonado su habitación. Y odiaba —simplemente odiaba— saber que él pensaba que era un tipo tan desagradable de persona. El tipo de persona conspiradora y manipuladora. Aunque el negocio del espectáculo estaba lleno de aquellas personas, así que bajo las circunstancias, no podía culparlo de ello.
Solamente deseaba... bueno, no estaba segura de qué era exactamente lo que deseaba.
Si no hubiera aceptado los planes de Jenkins desde el principio, nunca hubiera llegado a conocer a Tom. Y si hubiera sido honesta con él en algún momento durante la semana que habían pasado juntos, las cosas hubieran sido completamente diferentes. Él no se hubiera enamorado de ella, de eso estaba segura.
Solamente deseaba... estar en la Ciudad del Pecado, con Tom, aprendiendo más cosas acerca de las nuevas formas de pecar.
Cuando alguien apareció por la esquina de su mesa, ella esperó ver a Collete, pero en lugar de eso encontró a Kelly cuando levantó la cabeza, con un imponente traje de color coral.

—Eh —le dijo su amiga. —¿Cómo lo llevas?

Kelly, por supuesto, estaba al tanto de todo lo que había pasado. Bueno, no sabía lo que había sucedido en el Rendezvous ni en el Caligula's, pero sabía lo del sexo y el amor, y la angustia. Sabía que a _________ la había destrozado que hubieran despedido a Tom y que tuviera que ver las noticias del pleito de Claire Starr en cada uno de los encabezamientos de noticias sobre el espectáculo. Y sabía que a _________ le estaba costando mucho adaptarse a su nuevo puesto de representante de A&R.
_________ se limitó a encogerse de hombros.

—Bueno, de aquella manera —pero entonces, lo reconsideró. —Aunque me da miedo hablar con Malcolm Barstow y con Tommy Max, así que no puedo reunir lo necesario como para devolverles las llamadas. Puede que quizás una respuesta más adecuada sea... fatal. Me va fatal.
Kelly hizo una mueca de dolor.
—Lo siento. Y quizás este no sea el mejor momento para decírtelo, pero... acabo de recibir un comunicado de prensa que dice que Tom va a lanzar su nueva discográfica.
Ella se sentó erguida, estaba sorprendida.
—Estás de co*ña.
Kelly negó con su cabeza hermosa y rubia.
—Ha encontrado unos cuantos inversores que creen en él, y está de vuelta en el negocio. Va a llamar a la discográfica ´´Inspiración´´



—Oh, ¡eso es genial! —dijo _________. La música era la vida de Tom y ella se sintió feliz de saber que estaba labrándose un nuevo lugar para él en la industria con tanta rapidez.
—¿Genial? —Kelly parecía horrorizada. —No, no es genial. Es horrible. No necesitamos ese tipo de competición ahora mismo —Kelly siseaba ligeramente, y adoptó una expresión de disculpa. —No te ofendas, pero...
_________ asintió desapasionada.
—Pero no sé lo que estoy haciendo. Estoy de acuerdo contigo. Así que probablemente tengas razón. Estas son terribles noticias para Blue Night. Aun así... me alegro por Tom. No se merecía nada de lo que le ocurrió.
—Oh, aquí tienes tu correo —Kelly dejó caer un puñado de cartas en el buzón que había en una esquina de la oficina de _________. —Collete vio que me dirigía hasta aquí y me pidió que te lo trajera. Vaya una vaga. Me preocupa, _________. No creo que esté avanzando mucho.
_________ suspiró.
—Sí, lo sé. Todo el lugar está desmoronándose a nuestro alrededor.
—Y yo tengo que ocuparme de la pesadilla de las relaciones públicas. Yupi por mí —Kelly señaló hacia atrás por encima del hombro. —Así que será mejor que vuelva. Pero... hablando de Tom, ¿cómo te va en ese aspecto? Espero que por ahora estés olvidándote un poco de él.
Otro largo suspiro salió de ella, el que supuso que respondería perfectamente bien a la pregunta de Kelly. Aparte de todo lo demás, el recuerdo de él —de ellos, juntos— la hizo sentir como si le estuvieran aplastándole el pecho.
—Oh, cariño —dijo Kelly, y tendió el brazo para apretujarle la mano. —¿Quieres que nos emborrachemos después del trabajo?
Nunca en la vida había salido _________ a propósito para emborracharse y utilizarlo como una manera de escapar de los problemas o el dolor. Simplemente no era propio de ella. Así que, aunque le pareció muy tentadora la idea, le dijo:
—Gracias de todas maneras, pero voy a intentar enfrentarme a ello sobria.
Después de que Kelly se fuera, _________ cogió el nuevo paquete de correo, y se quedó boquiabierta cuando vio el remitente de la primera carta. ¡Venía de la alucinante Mansión de Playboy! Al abrir el caro papel, encontró una invitación a una de las fiestas de pijama más famosas del lugar. Oh, Dios.
Era su peor pesadilla volviéndose realidad. Exactamente el tipo cosa que había temido. Porque tenía que ir. Porque necesitaba conocer a más gente, encontrarse con otros de la industria del espectáculo y del ambiente de fiesta de Los Ángeles.
Pero no podía.
No solo por las razones que había esperado, no solo porque le horrorizara la idea, o se sintiera insegura o avergonzada. Simplemente no quería ir a ningún lugar con aquel tipo de aura sexual sin que Tom estuviera cerca de ella.
Y... ¿qué pasaba si Tom estaba allí? ¿Con otra mujer? ¿O con más de una? No pensaba que pudiera soportar algo así. Todavía tenía sus heridas muy recientes.
Oh, ¿a quién estaba engañando? No estaba segura de que alguna vez pudiera ser capaz de aceptar algo así.
«Así que no puedes devolverle las llamadas a tus artistas. Y estás rechazando conscientemente oportunidades de establecimiento de contacto con la gente más reputada del negocio.

Sí, estás haciendo un trabajo realmente excelente, _________». Justo entonces, sonó el teléfono de su mesa y ella lo cogió, deseando que no fuera ni Tommy Max ni Malcolm. —_________ Cayton.
—Eh, sí, hola. Soy Austin. Austin Colé. Nos vimos hace unas cuantas semanas.
¡Oh, vaya! Cuando el despido de Tom había llegado a antena, Collete había recibido un mensaje de la madre de Austin cancelando su reunión. _________ se había sentido profundamente decepcionada, y supuso que ellos habían decidido irse con otra discográfica, pero habían pasado tantas cosas, que no había insistido más en ellos.
—Sí, por supuesto. Hola, Austin. Me alegra tener noticias tuyas. Espero que pronto pueda volver a encontrarme con tu madre y contigo.
—Por eso te llamo —dijo el chico. —Está presionándome para que me vaya con los tipos de la otra discográfica. Pero eso se debe principalmente a que Tom fue despedido y todo eso. Así que... supongo que estoy algo confuso. En realidad, no quiero abandonar Blue Night hasta que no hayamos hablado algo más.
—Como te dije en una ocasión, me encanta hablar más. Y puedo entender perfectamente las preocupaciones de tu madre, pero... —suspiró, no estaba segura de cómo de sincera tenía que ser, aunque dado que la sinceridad era su inclinación natural, decidió seguir adelante. Solo Dios sabía que las mentiras no la habían llevado muy lejos. —Para que quede entre y tú yo, Austin. Puedo asegurarte que Tom es inocente de todo lo que lo acusan, solo está pasando un mal momento. Así que, por favor, te pido que no bases tu decisión en lo que escuches en los medios de comunicación.
Al otro lado del teléfono, Austin volvía a suspirar, y ella pudo sentir su confusión. Dios, no era más que un adolescente, ni siquiera había salido todavía del instituto. ¿Cómo se supone que iba a saber qué hacer, cómo escoger la elección correcta? Y puede que toda su carrera dependiera de esa decisión.
El corazón le aporreó con fuerza contra el pecho cuando se dio cuenta de lo que estaba a punto de hacer, pero no pudo controlarse. Porque era lo correcto. Era la cosa más correcta que había hecho desde hacía un par de semanas.

—Austin, ¿puedo darte un consejo, un consejo de corazón, que quede solo entre tú y yo?
—Sí, claro.
—Tom acaba de crear una nueva discográfica, se llama Inspiración. Y a pesar de todo lo que le ha sucedido, es un buen tipo, y desde mi punto de vista, el mejor a lo que música se refiere. Si yo fuera tú, me iría con él…
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Cuando colgó el teléfono unos quince minutos más tarde, se dejó caer sobre la mesa y descansó allí la cabeza. Acababa de dejar escapar la oportunidad de crear algo importante para Blue Night, su oportunidad para dejar su marca en la industria.
Mie*rda.
Pero todavía sabía que había hecho lo correcto. Por muchas razones.
Así que en lugar de machacarse por ello, solamente rezó para que Jenkins nunca se enterara de lo que acababa de hacer, después volvió a coger el teléfono y marcó la extensión de Kelly.
—Kelly Mills, Relaciones Públicas de Blue Night Records.
—He cambiado de opinión. Son casi las cinco. Vayamos a emborracharnos.

domingo, 3 de abril de 2011

CAP 45

Tom le dio el coche de _________ al empleado del hotel, después condujo a su preciosa chica por las puertas principales del Venecia, cogido de su mano. Dios, no podía creérselo. Le había dicho que estaba enamorándose de ella. Y mucho más que eso: lo había dicho en serio.
Aquello se había acabado. Iba a tener más de _________, no solo como una colega, sino como... todo. Una amiga, una amante, y... aquella combinación extraña de las dos mujeres; ni siquiera podía encontrar las palabras para describirlo.

No se había dado cuenta de que deseaba aquello hasta que había escuchado cómo las palabras salían de su propia boca. Joder, hubo muchas palabras inesperadas que supo de su boca aquella noche. Ni siquiera había sabido la razón por la que quería llevarla al desierto hasta que no se encontraron allí. En realidad, había pensado que quizás fuera un lugar bonito y tranquilo para echar un polvo, una buena manera de acabar con su aventura. Pero en el momento en el que detuvo el coche, comprendió que no podía poner fin a todo aquello. Simplemente no podía.
Y no estaba seguro de adonde se dirigía aquello a partir de entonces, pero... no podía acordarse de la última vez que se había sentido tan bien con alguien. Como si hubiera más vida aparte de la música y el sexo. Y la música y el sexo... bueno, joder, ambas cosas eran algo muy bueno, pero... quizás era hora de empezar a hacer algunos cambios en su vida. Dudaba al pensar en «sentar la cabeza», así que decidió que sería más como «entablar una conexión más íntima» y quizás tener a alguien en el que apoyarse, en el que confiar, cuando lo necesitara.

En aquel momento, se sentía totalmente despreocupado. Ni siquiera le importaba si Claire Starr lo demandaba. Si lo hacía, él podría superarlo. Con el amor y el apoyo de _________.
Con ella, tenía todo el paquete. Una gatita con la que podía disfrutar de un sexo chispeante. Una compañera dulce y cariñosa. Y una amiga inteligente. Una colaboradora intuitiva. No le extrañaba que estuviera enamorado de ella.
Y si Claire demandaba, o si persistían los periódicos sensacionalistas, o si abundaban más rumores, simplemente sabía que _________ y él lo superarían, juntos, y todo saldría bien al final porque todavía la tendría. Siempre había pensado que su trabajo era lo único que realmente importaba, algo con lo que no podía dejar de vivir. Pero acababa de hacer espacio para algo más —alguien más— en su vida y, dejando a un lado a Claire Starr y a sus sucias acusaciones, el mundo le parecía completamente perfecto en aquel momento.

—¿Eres feliz? —le preguntó mientras caminaban por el pasillo que llevaba a la habitación, todavía cogidos de la mano.
Ella le sonrió y se mordió el labio.
—Mucho. Feliz y... llena de polvo —dijo entre risas. Ambos estaban cubiertos por una fina capa de arena del desierto.
—Ese es el precio de echar un polvo sobre la tierra —le dijo con una sonrisa, acordándose de cómo se había movido encima de ella, en la terrible postura del misionero (lo que, de repente, le parecía más íntimo que horrible) y cuánto había dado la bienvenida aquella vez a esa intimidad. —A ver qué te parece esto —le preguntó. —Prepararé un buen baño espumoso en el jacuzzi y nos aseguraremos de que, después de todo, tengas un orgasmo.
Tom había desaparecido en el enorme cuarto de baño, y ahora ella pudo escuchar cómo corría el agua de la bañera.
—Me estoy desnudando —le gritó. —No me hagas esperar mucho.

Ella le respondió.

—Estaré ahí ahora mismo, cariño, solo quiero comprobar primero mis mensajes —porque en el momento en el que habían entrado en la habitación, _________ vio que las luces de su teléfono móvil estaban parpadeando. Y aquello la hacía acordarse de... todo. La horrible mentira, la amenaza que se cernía sobre el trabajo de Tom.

Y ella no estaba exactamente segura de lo que iba a hacer, pero no iba a dejar que nada arruinara todo aquello, lo que los dos tenían. Iba a ocuparse del asunto de alguna manera. Iba a convencer a Jenkins de que no importaba lo que hiciera Claire Starr, Tom tenía demasiado valor como para dejarlo escapar. Y encontraría la manera de contarle a Tom toda la verdad.
Estaba de pie en la habitación, escuchando cómo se llenaba la bañera y ansiosa por volver con su hombre, así que rápidamente recuperó el mensaje que tenía en el buzón.

—Eh, amiga, soy yo —Kelly. ¡Vaya un alivio! No era Jenkins. —Solo llamaba para ver cómo ha ido tu gran semana con Tom Kaulitz, pero supongo que todavía no estás de vuelta, no sabía exactamente cuándo regresabas a casa. De todas maneras, no puedo esperar a oír todo lo que ha pasado, y espero que me cuentes que has recobrado el sentido y que has matado a polvos a ese tío.
_________ cerró la tapa del teléfono, se sonrió a sí misma y puso los ojos en blanco. Kelly iba a quedarse asombrada. No es que _________ fuera a contárselo todo. Algunas cosas eran tan privadas que solo podría compartirlas con Tom. Pero aun así, su amiga iba a sentirse satisfecha al escuchar cómo habían ido las cosas.

—Estoy esperando —gritó Tom juguetonamente desde el cuarto de baño.
—Ya voy —contestó ella, caminando hacia allí, pero entonces el teléfono sonó en su mano. —En un minuto —añadió. —Deja que coja la llamada y estaré ahí en nada, te lo prometo —después abrió el teléfono otra vez y se lo puso en el oído. —¿Sí?
—Hola, _________.
Mie*rda. Esta vez sí era Jenkins.
El corazón le latía con fuerza, mientras caminaba a toda prisa por la zona del comedor, entraba en el salón y se dirigía hacia las ventanas que daban a las luces de Las Vegas.
—Hola —dijo, sonando seca.
—Ya sé que es tarde, pero acabo de recibir noticias que pensé que podrían interesarte.
---Oh, Dios. —¿Cuáles son?
—Claire Starr va a poner una demanda a primera hora mañana por la mañana. Lo que significa que Tom está fuera. Tan pronto como vuelva aquí mañana, voy a pedirle que venga a la oficina y le daré las malas noticias. Así que espero que te hayas puesto al tanto esta semana.
_________ dejó escapar un suspiro. Realmente esperaba abordar aquella cuestión en la oficina, sin tener lo de Claire Starr dándole la sensación de ser una amenaza definitiva como lo hacía ahora, pero... bueno, ahora tendría que tomar una estrategia diferente. Dejaría caer el asunto principal del problema —lo de que Tom era algo indispensable— más tarde, pero ahora, solamente hablaría en términos que Jenkins pudiera comprender sin que necesitara por ello una discusión más detenida.

—Escucha, he aprendido un montón, pero no lo suficiente todavía. Me parece que sería poco inteligente despedir ahora a Tom. Yo también regreso a casa mañana, así que antes de llamarlo, por favor espera a que llegue. Iré directamente a la oficina y hablaremos acerca de esto, ¿de acuerdo?

—No —dijo él. Así de simple.
—¿Cómo?
—_________, comprendo tu agitación acerca de que te dejen caer un puesto así tan rápido, pero simplemente no puedo permitir que Tom siga siendo un asociado de Blue Night Records por más tiempo. Van a demandarnos por su culpa. Despedirlo es la única manera de dejar bien claro que Blue Night no cierra los ojos cuando se trata de un chantaje sexual. Así que repite conmigo: «Tom está despedido y yo voy a ocupar su lugar».
_________ dejó escapar un suspiro enfadado.
—Sí, sí, ya lo sé. Tom está despedido y yo voy a ocupar su lugar. He formado parte del plan desde el principio, ¿recuerdas? Pero aun así...
—No hay peros que valgan, _________. Es tarde y estoy cansado, y tengo que lidiar con un circo de medios de comunicación mañana. Así que hablaremos cuando estés de vuelta. Después de que haya despedido a Tom. Buenas noches.
La llamada se terminó. Y _________ cerró la tapa de su teléfono, todavía mirando las luces de neón que se desplegaban bajo los veintes pisos de abajo.
Y fue entonces cuando se dio cuenta de que el agua había dejado de caer, y se dio la vuelta para encontrar a Tom allí de pie, desnudo detrás de ella.
Pero en lugar de concentrarse en su desnudez, su atención fue directamente hacia sus ojos, que le decían que acababa de escuchar el terrible secreto que había estado manteniendo. Su horrenda traición. Porque había sido lo suficientemente estúpida como para hablar de aquello con Jenkins, mientras Tom estaba en la habitación de al lado.

—Oh, Dios —dijo ella, el cuerpo le tembló cuando instintivamente caminó hacia él. —Tom, esto no ha sido idea mía. Te lo juro —negó con la cabeza. —Y no quería hacer las cosas de esta manera. En absoluto. Tienes que creerme.
—No —le dijo tranquilamente, la ira resplandecía en sus ojos. —No te creo.
Ella sintió de repente que no podía respirar.
—Te lo juro, no quería robarte el trabajo, y tenía planeando, todavía lo tengo, ir a la oficina de Jenkins mañana y decirle que despedirte sería un terrible error.
—Cállate, _________ —le dijo, con una voz demasiado sosegada; solo sus ojos reflejaban sus emociones—, y lárgate.
Ella tomó una gran bocanada de aire. Aquello no podía estar pasando.
—Tom, por favor. Déjame que te explique. Déjame hacerte entender.
—No puedes —señaló hacia la puerta de su habitación, y su voz se volvió más brusca. —Ahora sal de una pu*ta vez de mi habitación.
A _________ le dolió físicamente el corazón, también los ojos, cuando las lágrimas empezaron a caerle por las mejillas. Ella tendió la mano para tocarlo, pero él se hizo a un lado con brusquedad.
—Por favor, Tom —le rogó ella. —Por favor. Dame una oportunidad.

—Ya lo he hecho. Y tú la has utilizado para robarme mi jod*ido trabajo, para mentirme —negó con la cabeza. —Me has engañado, de eso estoy jodidamente seguro. Y yo pensaba que eras alguien tan dulce, tan... increíblemente genuina —soltó una carcajada pero carente de alegría, algo que él tomaba probablemente como un gesto de ironía.

Ella tenía las manos tendidas delante, en un gesto impotente, suplicante.
—Todo fue real. Todo lo que pasó entre nosotros. Te lo juro, Tom.
Pero una vez más, él señaló hacia la puerta.
—No necesito más zorras mentirosas e hipócritas en mi vida, _________. Lárgate. Lo digo en serio. No quiero escuchar ni una palabra más de tu embustera boca.
_________ no sabía qué hacer. Temió que el pecho le estallara. Le dolían los ojos, tenía la nariz mojada por las lágrimas, y las piernas se le habían debilitado. Tom no estaba dispuesto a atender a razones, ni siquiera le daría la oportunidad para explicarle las cosas y que él lo entendiera.
—¡Ahora! —gritó él, haciendo que _________ se sobresaltara.
Así que, como una perrita asustada con el rabo entre las piernas, corrió a toda prisa hasta el vestíbulo, cogió su bolso de camino y solo se detuvo para mirar atrás cuando alcanzó las puertas dobles.
—Lárgate —le dijo él una vez más, ahora con un tono de voz bajo y amenazador, como si no pudiera creer que todavía estuviera allí, que todavía tuviera la intención de persistir.
No tuvo otra elección que abrir la puerta y salir de allí, dejando que se cerrara tras ella. Dejar atrás al hombre que amaba, el hombre que, milagrosamente, también la amaba, hasta que había descubierto su mentira.
Había sido consciente desde el principio de que todo aquello era una mala idea. Pero no podía haber imaginado cuánto podía llegar a perder una vez que todo aquello acabara. Y sintió como si acabara de perderlo... todo.


comenten mis niñas y subo cap mas alratito :D

viernes, 1 de abril de 2011

CAP 44 LA SEPTIMA Y ULTIMA NOCHE

Cap 44
Mientras _________ caminaba junto a Tom en el paisaje austero del desierto, empezó a experimentar aquella diminuta sensación, la que puedes tener cuando estás de pie a la orilla de la playa mirando el enorme océano, o del modo en el que había oído hablar a la gente cuando se estaba delante del Gran Cañón. Era como estar completamente sumergido en la naturaleza, obligado a sentirla, a verla. Incluso en la oscuridad, los bordes de la montaña en la distancia eran visibles en su tenue silueta, el cielo arriba era un tono más ligero del azul de medianoche. Una cálida brisa agitaba la noche a su alrededor.
Había comparado la sensación del Gran Cañón con Las Vegas de una manera diferente desde su llegada a aquel lugar, pero aquello... aquello era mucho más profundo, mejor. Se dio cuenta de que también deseaba estar a solas con él.
Finalmente, Tom se detuvo y se dio la vuelta para mirarla.

—Me gusta estar aquí fuera. Sin luces, sin ruidos, nada excepto tú —después levantó las manos hacia su cara y la besó en la boca. A _________ le pareció tan excitante y cálido como el primer beso que él le había dado, en el almacén del Fetiche, e inmediatamente necesitó algo más que eso.
—Fóll*ame —le gimió con más dulzura de lo que ella pensaba que podían guardar esas palabras.

Y cuando Tom la puso de rodillas en el suelo del desierto, cuando le levantó lentamente la camiseta y el sujetador y le besó los senos, cuando suavemente le quitó los pantalones y después se deshizo de los suyos para abrirse camino hacia su cuerpo cálido y deseoso, ella se dio cuenta de que nunca había pensado en lo dulce que podía ser echar un polvo con alguien.
Se movieron juntos, lentamente al principio, después con algo más de fuerza. Ella se levantaba contra su miembro, encorvaba las caderas y buscaba aquella cálida fricción que tanto le gustaba. Y él la besó mientras se deslizaba dentro y fuera de ella, la besó y la acarició y la hizo sentir adorada de los pies a la cabeza.

—Oh, Dios, estás sumamente deliciosa esta noche —le dijo en un cálido suspiro. —Tu vulva desnuda está tan suave y melosa cuando me deslizo dentro de ella.
Vaya, se había olvidado de que quizás pudiera parecerle algo nueva y diferente ahora. La excitaba solo pensar en la idea.
—Me haces sentir mejor que nadie, nunca me he sentido tan bien —continuó él.
Y a ella se le oprimió el pecho al escuchar esas palabras.
—¿Nunca? —logró decirle. Ahora él la follaba con lentitud otra vez, su erección parecía expandirse hasta lo imposible dentro de ella.
—Nunca —repitió él. Después le susurró—, eres la única mujer además de Angie con la que he follado sin condón.
Aquella frase le dejó algo estupefacta, por muchas razones.
«No había llevado condón en muchas ocasiones». ¿Cómo coño no había caído en una cosa así? Estaba claro que se había dado cuenta de que no lo había llevado puesto más de una vez, ¿pero por qué razón no se había sentido alarmada? Supuso que había estado casada demasiado tiempo, y se había sentido permanentemente segura en aquel tema. Y se había sentido completamente consumida por todo lo que le había pasado durante la semana. Entonces, ¿qué significaba aquello? ¿Había cometido un error fatal? ¿Y por qué? ¿Por qué no llevaba él ningún preservativo?

—Estoy tomando pastillas anticonceptivas, ya sabes —le recordó ella, mirando aquellos hermosos ojos—, pero eso no te protege de...
Él levantó la palma de la mano hacia su mejilla, todavía seguía moviéndose lentamente dentro de ella.
—No te preocupes, nena. Estoy sano. Porque como te acabo de decir siempre he tomado precauciones. Siempre. Y sé que tú estás sana porque... sé que estás sana —le dijo y le sonrió con ternura.
Bajo él, todavía embriagada por la fricción que él creaba con su dulce miembro, se mordió el labio.

—¿ Por qué? ¿Por qué no...?
Él la besó en la boca.
—Al principio fue un accidente. Pero después de eso... me haces sentir tan bien, y yo simplemente... quería estar así de cerca de ti. No quería que hubiera nada entre nosotros. Nada.
Ella tomó una gran bocanada de aire, estaba totalmente asombrada por la profundidad de su ternura. Y por lo que ella podía haber jurado que había escuchado en sus palabras. La misma cosa que ella sentía. Amor.
Aunque quizás estaba loca. Quizás estaba confundiéndolo todo. Quizás solo era... su manera de acabar con la relación. Aquella noche era la última noche que pasarían juntos, después de todo. Su última noche en la Ciudad del Pecado.
Aun así no podía evitar acordarse de ello, del fatídico momento en el que él pusiera distancia entre ellos y la Ciudad del Pecado.

—No quiero que esto termine nunca —le dijo, con un tono de voz profundo y arenoso.
Oh, Dios. ¿Había escuchado bien?
—¿Qué... qué quieres decir con eso?
Él entrelazó los dedos entre su pelo.
—Solo porque regresemos a casa en Los Ángeles, no hay razón por lo que no podamos seguir con lo bueno que tenemos, _________.
—Pero pensaba que tú... quiero decir...--- Una vez más, él la besó.
—Sí. Bueno, normalmente no hago algo así. Pero quizás ahora lo haga. No puedo prometerte nada, no he tenido una relación real en muchos años. Pero no creo que pueda estar contigo y no desearte. No creo que pueda verte solamente como una amiga.
_________ temió que le explotara el corazón en el pecho. ¿Realmente estaba haciendo que sus sueños se volvieran realidad? ¿Realmente le estaba diciendo que no quería que todo aquello acabase?
—No tienes ni idea de lo feliz que me hace escucharte decir eso.
—Entonces, ¿tú lo sientes de la misma manera? ¿No quieres que esto acabe?
—Dios, sí, siento exactamente lo mismo. Yo... te quiero.
Oh, no, ¿qué acababa de decirle? ¡Había salido así de fácil, imparable! Estúpida, estúpida, estúpida.
Pero la boca de Tom le volvió a cubrir los labios, y esta vez su lengua se mezcló con la suya, y el deseo parecía doblarse de alguna manera en aquel momento, haciendo que ella tirara de él con más fuerza, lo rodeara con los brazos y lo abrazara con tanta intensidad como pudo. Y cuando finalmente el beso terminó, Tom se inclinó hacia ella cerca de su oído y susurró las palabras más dulces que ella había oído.

—Creo que yo también estoy enamorándome de ti.
—Oh. Oh, Dios —dijo ella, mirando su cara tan divina.
Y casi convulsivamente, ella golpeó el cuerpo contra él, necesitaba sentirlo aún más dentro de ella. Ya no le importaba si no alcanzaba el orgasmo, solo deseaba sentirlo, que la llenara.
—Córrete dentro de mí —le jadeó, desesperada, rogándole. —Córrete dentro de mí, con fuerza.
Necesitaba hacer que ocurriera, necesitaba tirar de todo el placer que él pudiera darle, y necesitaba que dejara parte de él en su interior.
—Oh, sí —gruñó él. —Oh, sí, no puedo parar. Estoy corriéndome dentro de ti. Estoy corriéndome dentro de tu pequeña y dulce vulva —y la embistió, fuerte, fuerte, fuerte, presionando su trasero contra el suelo, de alguna manera haciéndola respirar la seca fragancia del desierto, haciéndola sentir los rayos de luna más intensamente.
Nunca en su vida el sexo la había hecho sentirse tan satisfecha. De una manera completamente diferente a la noche pasada o la anterior. Aquello había sido tan físicamente intenso, y la parte mental había estado en ella, en su atrevimiento, en sus deseos por Tom. Pero aquello... aquello había venido de él. Él amándola. Y ella deseando darle placer con tanta libertad, sin que hubiera por su parte un deseo o necesidad en particular.

Aunque un momento más tarde, él se disculpó.
—Lo siento, nena. No te he hecho alcanzar el orgasmo.
—No me importa —le susurró ella, sonriéndole. —No podría sentirme mejor de lo que me siento ahora mismo.


:D akii esta la ultima noche nnas comenten porfavor aun qda mas d esta ultima noche espero q les guste ;) se les kiiere

jueves, 31 de marzo de 2011

CAP 43

ya se q esta muy chikito el cap nnas pero tenganme pasiencia ya mañana es viernes y poder publicar hasta 3 x dia ;) comentes xfavor

Estaban tumbados en la cama de la habitación de Tom, abrazados y desnudos, al borde de quedarse dormidos.

—¿Estás segura de que no quieres darte una ducha? —le preguntó él.
Su cabello le rozó el hombro cuando negó con la cabeza.
—No. Estoy demasiado cansada. Y me gusta tener tu semen sobre mí.
Él sonrió, exhausto y somnoliento, pero más satisfecho de lo que podía llegar a comprender.
—No pensaba que te gustara algo así. Intenté controlarlo, pero no pude hacerlo.
Ella volvió a negar con la cabeza.
—Me encanta. Es como... llevarte puesto.

Igual que le había pasado con su eyaculación aquella noche, Tom no pudo controlar ahora el leve gruñido que se escapó de sus labios como respuesta. Justo cuando él pensaba que la había llevado a la cima de su disposición sexual, ella subía incluso más alto. Esperaba que ella aceptara el ambiente de la falsa orgía romana, pero nunca se le había pasado por la cabeza que fuera a sugerir hacer un trío con otro hombre. Le había sorprendido más que el encuentro que habían tenido con Jenelle. Porque una cosa era besar a otra chica, frotar su cuerpo con el de ella, pero tomar dos miembros a la vez... jo*der, todavía estaba sorprendido. Y casi al límite de tener otra erección solo acordándose de la escena, a pesar de cómo de desgastado estaba después de una semana entera de sexo salvaje y loco con la caliente y hermosa _________.

—Ni siquiera has llegado a follarme esta noche —meditó ella.
Tom pensó en aquello durante un momento, pensó acerca de lo satisfecho que se encontraba aun sin haberla tomado.
—Sí, pero tengo la sensación de que lo hice.
—Lo sé. ¿No es increíble?
Él bajó la cabeza para mirarla a los ojos, que se abrían de par en par de sorpresa, bajo la oscuridad. Y se acordó de ella subida en aquella plataforma, de cómo se había comportado de sucia para que todos los demás pudieran verla, del contraste que hacía con la dulce chica que ahora tenía a su lado. Un contraste que hacía que su corazón le diera un vuelco en el pecho.

—Tú sí que eres increíble.
Ella le sonrió, y se acurrucó contra él un poco más.
—Buenas noches, cariño.
—Mi chica sucia, buenas noches.
………………………………………………………………………………………………………………………………
Durmieron hasta el mediodía del día siguiente. Aunque Tom se había despertado más de una vez, y había encontrado el suave cuerpo de _________ acurrucado a su lado, y había terminado dentro de ella, moviéndose lenta y profundamente, hasta que al final alcanzaron el orgasmo y después se rindieron de nuevo al sueño.

—¿Qué tienes en la agenda para hoy? —le preguntó _________ mientras tomaban el tardío almuerzo en el California Pizza Kitchen que había en el Mirage.
—No mucho —le contestó él al otro lado de la mesa. —Hay una discoteca por la que tenemos que pasar esta noche y eso es todo.

—Genial, porque estoy agotada —le dijo y soltó una carcajada.

Y él estaba de acuerdo. Por mucho que hubieran disfrutado juntos de aquella salvaje semana, la pequeña _________ lo había dejado hecho polvo.
Por supuesto, aunque estuviera muy cansado, todavía deseaba más de ella. Al parecer, no era capaz de dejar de desearla. Incluso en aquel momento, solo sentada delante de él con una camiseta lisa y ajustada de color turquesa y unos pantalones vaqueros, con el pelo recogido en una cola de caballo, parecía tan deliciosa como el trozo de pizza que se estaba comiendo.
¿Habría pensado de la misma manera hacía una semana? ¿Si hubieran estado comiéndose una pizza y ella hubiera estado vestida de aquella forma, sencilla e informal?
La verdad era que no, que no lo hubiera hecho.
Desde luego, sabía desde el principio que toda la atracción que ella le provocaba no se debía al aspecto que tenía. Era todo lo que había en ella. Y ahora que la semana parecía llegar a su fin y que al día siguiente iban a estar en casa... simplemente no estaba seguro de que estuviera preparado para despedirse del hecho de tener a _________ en su cama.
Y quizás, solo quizás, la idea de no despedirse de aquello se convertía lentamente en algo que le daba menos miedo, y que le parecía más viable, más real. Simplemente como era _________. Real.
……………………………………………………………………………………………………………………………………………………………….
_________ se arregló incluso menos que la pasada noche. Tom le había dicho que la discoteca a la que iban no era mucho más que un agujero en la pared al sur de la ciudad, así que ella se aprovechó de la oportunidad, dado que ya se había puesto mucha de la ropa del vestuario moderno que había creado para su nuevo puesto de representante de A&R. Tom también le había preguntado si podía coger su coche en lugar de un taxi aquella noche, lo que a ella no le importó en absoluto, pero lo dejó conducir a él, no deseaba especialmente navegar por el tráfico de Las Vegas Boulevard.
Cuando llegaron a un pequeño y oscuro edificio llamado Lefty's justo después de las nueve, se sintió como en casa en sus sencillos pantalones vaqueros y su camiseta sin mangas. Por supuesto, los vaqueros y la camiseta vintage que Tom llevaba normalmente —aunque esta vez era una camiseta de The Doors— parecían encajar en cualquier lugar. Unas pocas personas en la discoteca lo reconocieron, pero la multitud de aquel bar de cerveza y frutos secos era muy agradable y se entusiasmaron al tener en su ambiente a alguien al que consideraban toda una celebridad.
Mientras se bebían un par de cervezas Coors, observaron y escucharon a un grupo llamado los Outsiders, los cuales estaban liderados por una chica con el pelo rosa y con un piercing en la nariz, acompañada por cuatro fanáticos del heavy metal de unos treinta años. Tom le había dicho que estaban allí porque Anthony le había aconsejado ir a ver al grupo, y lo había hecho la pasada noche, mientras ella se cambiaba de ropa. Sin embargo, Tom y _________ estuvieron rápidamente de acuerdo al afirmar que aunque los Outsiders eran un grupo de bar decente, probablemente no alcanzarían nunca la fama ni la fortuna.
Cuando salieron del bar solo una hora más tarde de su llegada, _________ se dio cuenta de que estaba pensando en la noche anterior. Hasta que el nombre de Anthony había aparecido, los recuerdos del Caligula's le parecían más un sueño que algo que había pasado realmente. El placer había sido algo insuperable, y no solo se refería al placer físico, sino también a la intensa alegría de sentirse tan atrevida y valiente, como una criatura sexual completamente libre, puesta en libertad por Tom.
Mientras conducían a través de la oscuridad —el coche dejó pronto la zona de bares y la zona residencial dando paso a un paisaje más disperso y vacío—, ella pensaba acerca de haber hecho algo tan espontáneo, tan extremo, con otro hombre con el que nunca antes había tenido relación, y ahora se veía inundada por las dudas, preocupada por si él la veía de una manera completamente diferente ahora y que hubiera dejado de respetarla. Pero con Tom, no había cabida para preocupaciones así.
Sabía que lo que tenían era temporal, pero también sabía que había algo más que lo puramente físico, que a él le gustaba verdaderamente, y que quizás incluso le importaba. Y que estaba sinceramente satisfecho de verla revelando su sexualidad tan completamente.

—Eh, ¿adónde vamos ahora? —le preguntó cuando los faros se apagaron bajo la noche, dando a entender que habían abandonado la ciudad completamente, y habían llegado al desierto. A cada lado de la carretera, no podía ver otra cosa que no fuera tierra árida y arbustos bajos de color verde marrón, y hacía unos minutos incluso había pasado rodando por la carretera de dos carriles una barrilla rodante, como aquellas que aparecían cruzando los caminos en las películas del oeste.
—Aquí —contestó él cuando aparcó el coche a un lado de la carretera que en realidad no era más que un camino de tierra.
—¿Y dónde es aquí? Parece como si no estuviéramos en ningún sitio.
Él apagó el motor, se dio la vuelta para mirarla, las luces del salpicadero iluminaban su expresión. Ella no lo había visto nunca tan serio.
—Supongo que solo quería... estar a solas contigo esta noche. Realmente solos. No solo en la habitación del hotel, sino... lejos de todo.
_________ no respondió, porque no sabía exactamente qué decir. Se había esforzado mucho por mantener los parámetros de su relación con Tom bien claros en su mente. Incluso aunque supiera que se había enamorado de él, era consciente de que aquello no iba a llevarla a ninguna parte. Incluso si a él le importaba, entendía que no era a nivel de un romance.
Aunque... lo que acababa de decirle sonaba como un romance.
El dejó que su mirada cayera un poco, y una sonrisa cargada de disculpas se desplegó en su cara cuando levantó los ojos de nuevo hacia ella.
—¿Te parece extraño? ¿O simplemente... aburrido? Después de todo lo que hemos hecho esta semana, todos los lugares en los que hemos echado un polvo. ¿Te parece extraño que te haya traído hasta aquí? ¿Que quiera estar dentro de ti sin nadie a nuestro alrededor, sin ninguna otra distracción, solamente tú y yo?

Ella tragó saliva, con fuerza. Nunca antes lo había escuchado hablar con tanta ternura, o de una manera que sonara remotamente avergonzada.
—No —se las arregló para susurrar. —No, en absoluto. Me... me gusta.
Porque él había tenido razón con lo que le había dicho la noche anterior: no importaba cómo de salvaje o descarada fuera, siempre apreciaría a un hombre tierno, cariñoso y romántico.
—Ven fuera conmigo —le dijo. —Quiero estar fuera contigo, sentir la noche contigo.

martes, 29 de marzo de 2011

CAP 42

unas muy grandes disculpas a todas chikas no habia podido subir cap xq ksi no tengo tiempo ni para comer xD se q tengo lectoras (pocas) pro tengo haha asi q akii les dejo este capii q sera el ultimo q pasaran con tom y otra persona ;)y si tengo coments publicare otros 2 alomejor alrato :D las kiiero


lo quie mas sorprendió a _________ fue lo fácil que le resultaba todo aquello.
Lo fácil que fue dejarse guiar por Anthony y Tom hasta la tarima cuando el trío anterior acabó su escena. Lo fácil que era concentrarse simplemente en Tom y en su deseo por él —más que eso, en su amor por él— mientras le pasaba los brazos alrededor del cuello y lo besaba delante de la multitud. Por supuesto, la razón por la que aquello le resultaba fácil era en parte porque, incluso aunque fueran el centro de atención, había mucho que estaba teniendo lugar a la vez. Algunas personas se fueron y llegaron otras nuevas. Algunas de las camas de los alrededores estaban llenas de gente follando y chicas desnudas iban y venían de las piscinas cuando querían, solo para pasearse por la sala, húmedas y con un aspecto impresionante.

Pero la otra razón por lo que aquello le parecía fácil fue porque Tom había hecho que así fuera. Había logrado que el pecado fuera tan... bueno. Aquel tipo de pecado. Se negó a pensar en otros pecados que podía haber cometido aquella semana, y se concentró solo en los pecados de la carne, lo cual, compartidos con Tom, ya no le parecían pecados en absoluto.
Las suaves notas de la música de los laúdes y las liras llenaban el ambiente mientras Tom la miraba en la tarima, y Anthony se levantaba detrás de ella. Y _________ se alegró, porque incluso si se los follaba a los dos, todo aquello era por darle placer a Tom, excitar a Tom, por ser su última y liberada chica sucia.
La mirada de Tom cayó hacia sus pechos. La tela de la toga la cubría ahora otra vez y, levantando las manos, moldeó sus pechos, haciéndola suspirar y arquearse hacia él.
Detrás de ella, las fuertes manos de Anthony se cerraron sobre sus caderas.

Oh, Dios, ella nunca había sido tocada por dos hombres a la vez. Y era parecido a lo que había experimentado la noche anterior, cuando había recibido placer por Tom y Jenelle, solo que aquello era mejor aún. Porque sus dos amantes eran hombres, hombres duros y varoniles. Y porque le daba la sensación de que todo el mundo los estaba mirando, la observaba deshacerse de cada una de sus inhibiciones, por su amante.
Las palmas de Anthony la tocaban con destreza desde atrás, y subían por su cintura hasta llegar a sus pechos y acariciarlos con suavidad, amasándolos después. Ella echó hacia atrás la cabeza mientras sufría el placer extraño y embriagador de dejarse tocar por alguien que no conocía mientras Tom la observaba.
Cuando Anthony curvó los dedos en las franjas de tela que le cubrían el pecho y tiró hacia abajo, desnudándola, Tom se inclinó para besarla, y succionar sus pezones. Y mientras el placer la inundaba, las manos de Anthony viajaron más abajo: una le levantó la falda y la otra le acarició con descaro entre sus piernas. Ella se movió involuntariamente contra sus dedos, el hecho de ser el centro de atención de la bacanal todavía alimentaba su excitación.
Y cuando Anthony desató el cordón de oro que había alrededor de su cintura y Tom deslizó los pulgares bajo las cuerdas de su hombro para hacer que su vestido cayera en un remolino hacia sus tobillos, ella ni siquiera se sobresaltó por su desnudez. Es más, gozó de ella. Sus pezones se arrugaron y se tensaron más, su vulva se inundó de calor.
Con la guía de las manos de Anthony, ella se puso sobre la tarima, sobre las manos y las rodillas, adoptando la misma postura que había tomado la rubia que estaba de rodillas a su llegada, la rubia que al principio empezó a inspirar su deseo por un sexo tan temerario.
Como la rubia antes que ella, lanzó atrevidamente el trasero al aire, arqueó la espalda y levantó la cabeza para mirar a Tom cuando este se deshizo de su propia toga, que cayó de un golpe al suelo. Sus ojos, entonces, se desviaron a su tremendo miembro, que estaba completamente erguida, y parecía tan dura* y preparada que ella no podía esperar a darse el banquete.
—Ponía en mi boca —le dijo ella, mirándolo a sus ojos negros otra vez. Vio también que Anthony estaba poniéndose un preservativo detrás de ella.
Debería haberse sentido aterrorizada. Alucinada. Pero simplemente no lo estaba. Las cosas que había visto en aquel lugar y aquella noche la habían liberado de tal manera que solo por aquella noche, sus deseos no conocían límite alguno.
Cuando Tom le colocó su miembro en los labios, ella los abrió y dejó que él se deslizara dentro. Llenó el hueco de su boca, lento, profundo y ella se deleitó con todos los ojos que la observaban en un estado tan obsceno. Y cuando él empezó a moverse dentro y fuera, mientras ella se adaptaba a su ritmo, las manos de Anthony se cerraron en su trasero y su mango empujó contra su húmeda abertura.
Una vez más, parte de ella deseaba sentir repulsión, sentirse utilizada y abusada, sentir que estaba cometiendo un terrible error. Pero lo cierto era que no sentía ninguna de esas cosas. Se sentía preparada. Preparada para que dos enormes y duro miembros se la follaran. Preparada para enseñarle al mundo entero —o al menos a las demás personas que habían ido a aquel lugar esa noche— lo hambrienta que estaba, lo traviesa y sucia que era.
Cuando Anthony la penetró, gimió alrededor del miembro de Tom. Oh, cielos, nunca antes se había sentido tan llena. Y de repente, comprendió el regocijo que había visto en los ojos de la rubia antes. Mientras Anthony la embestía desde atrás, Tom le daba su miembro desde delante, ambos hombres la hacían sentir más completamente follada de lo que ella hubiera imaginado posible.

Se movieron de aquella manera juntos, su lujuria crecía por momentos, el calor se hacía más intenso, incluso aunque la sensación de tener dos grandes mangos dentro de ella amenazara con abrumarla. Respondió empujando hacia atrás con más fuerza, y succionando a Tom con más energía. Dio todo lo que tenía, quería perderse en cada matiz de aquel momento, deseaba sentir todo lo que había que sentir.
Anthony la embistió con más poder, hasta que ella se vio forzada a soltar el miembro de Tom para gritar de placer mientras las embestidas la aporreaban desde detrás. Pero miró a los ojos de Tom todo el tiempo, en cada duro golpe que recibía del hombre que tenía detrás y —oh, vaya— era como si Tom estuviera al mismo tiempo delante y detrás de ella, porque le daba la sensación de que era él quien se la estaba follando y no otra persona.
—Muy bien, nena —le susurró. —Lo estás haciendo tan jo*didamente bien —y ella adoraba que él estuviera tan metido en aquello como ella lo estaba, observando a otro hombre hacérselo mientras ella lo miraba a los ojos.
Pero entonces, Anthony, se relajó y aún sin salir de ella utilizó las manos para cambiarla de posición, lo que le recordó a _________ que aquello era un espectáculo para el disfrute de otros clientes y ella estuvo de acuerdo en seguir su guía incluso aunque él hubiera prometido que las cosas serían sencillas. Detrás de ella, Anthony se echó un poco hacia atrás, se abrazó a _________ y con su miembro todavía dentro de ella, descansó las rodillas en la tarima, lo que los situó a los dos en una postura erguida. Oh, sentía que de aquella manera la penetraba con más profundidad, ya que descansaba el peso de su cuerpo sobre él. Tenía las piernas separadas, tan abiertas que sus pantorrillas se extendían por encima de ambos lados de Anthony y él tendió la mano hasta sus muslos y utilizó las yemas de los dedos para acariciar también la parte de delante de su vulva.

Los ojos de Tom cayeron brevemente a su piel recién afeitada, después los levantó hacia ella. Se había quedado de pie a un lado de la elaborada tarima, pero ahora se subía a ella y se colocaba sobre el banco tapizado de rodillas, se acercó más y más, hasta que su endurecido miembro presionó directamente entre sus pechos.
Ella aguantó la respiración cuando sintió las manos de Anthony subir más arriba y presionar los dos montes de piel suave alrededor de la longitud dura como la roca de Tom. Suspiró con el placer que aquello le produjo, un placer que nunca antes había contemplado. Y el placer se volvió incluso más intenso cuando Tom empezó a deslizar su erección arriba y abajo entre sus pechos, follándoselas. Oh, Dios, la hacía sentirse tan bien. Tan bien recibir unos golpes tan poderosos aporreando sus pechos mientras Anthony continuaba follándose su vulva desde abajo.
Una vez más, se movió con ellos, los tres encontraron un ritmo en común, y después trabajaron en él. Alrededor de ellos, se escuchaban los gemidos de placer que invadían el ambiente, algunos de ellos venían de ella y los dos hombres que estaban dándole placer. Y estar en aquella tarima seguía inspirándola, haciéndola más enérgica, deseando demostrarle a todos los que allí había lo que era ser una chica mala perfecta.

Cuando el miembro de Tom empujó hacia arriba, ella sacó la lengua y recibió la punta en cada una de las embestidas. Él dejaba escapar un caliente gemido tras otro con cada lametón que ella le daba, y finalmente, se inclinó hacia delante, formando una O con la boca, dejándolo que guiara la cabeza de su miembro entre sus labios cada vez.
Al hacer que su miembro se humedeciera de nuevo, permitió que se deslizara con más facilidad a través del valle de sus senos, volviéndole la piel pegajosa, haciendo que ambos pechos se golpearan el uno con el otro con más fuerza. Ahora eran las palmas de las manos de Tom las que presionaban sus pechos alrededor de su miembro, Anthony utilizaba ahora una mano para equilibrar su cintura mientras se la follaba y la otra para frotar su clítoris con cálidos y pequeños círculos. Se movieron al unísono, el placer se hacía más profundo, más intenso, hasta que _________ pensó que se moriría al recibir tanto a la vez. El remolino rítmico de los dedos de Anthony demostraban su experiencia sexual, llevándola cada vez más cerca del orgasmo con cada una de sus caricias circulares. Ella empujaba el clítoris contra su mano incluso mientras recibía su miembro desde abajo. Y sintió los pechos dilatados de los golpes que recibía del miembro de Tom, que de alguna manera, le pareció más grande que nunca.

Escuchó cómo su propia respiración se volvía más difícil, más ruidosa, y supo que estaba muy cerca de alcanzar el clímax, y sobre ella escuchó que Tom también respiraba con dificultad. Levantó la cabeza y se encontró con su mirada cuando la punta de su mango entraba en su boca, después lo escuchó murmurar:
—Oh, jo*der, me estoy corriendo —justo cuando un cálido y húmedo semen salió disparado de la hendidura de su miembro, arqueándose a lo largo de sus senos en uno, dos y tres vigorosos disparos. Ella se quedó sin respiración y alcanzó el orgasmo, las cálidas palpitaciones de un placer que explotó en su vulva y se extendió hacia fuera mientras Tom frotaba sensualmente su blanca y caliente semilla por sus pechos, dejándolos pegajosos y brillantes, en un masaje obsceno que hacía que su clímax se alargara más y más, más tiempo de lo que nunca había durado.

Cuando finalmente el placer empezaba a desvanecerse, sintió que Anthony empujaba su miembro dentro de ella —con más y más dureza— gimiendo con cada golpe, mientras sus manos se agarraban a sus caderas con fuerza y entonces, supo que él también acababa de correrse.
Y mientras todos se quedaban quietos, la multitud que los rodeaba pareció quedarse en silencio también —haciéndola pensar a ella que quizás había un montón de gente que se había corrido con ellos— y Tom hizo algo que nadie en la tarima había hecho aquella noche después del espectáculo. Le tomó la cara entre las manos y la besó.

lunes, 21 de marzo de 2011

CAP 41

perdon x la tardansa chikas esq no e estado en mi ksa pero akii les dejo un cap laaargo ojala les guste comenten xfavor :) se les kiiere


Cap 41
Tenía que seguir adelante.
Mantuvo contacto visual con el chico guapo incluso cuando la boca de Tom se cerró sobre su pezón, y a su vulva le dio un espasmo.
Oh, Dios, estaba haciendo aquello, lo estaba haciendo realmente. De alguna manera, la hacía sentir infinitamente más desenfrenada que en cualquier cosa que se había permitido aquella semana.
El portador de uvas —que incluso parecía italiano— se acercó, y ella se lamió el labio superior, y señaló hacia una pila de uvas verdes. El chico levantó un pequeño racimo, lo sujetó por encima de sus labios abiertos y permitió que ella cogiera una entre los dientes y la lengua.
Cuando la uva se deshizo en su boca y el dulce jugo se liberó, Tom succionó con más fuerza y sintió cómo la vulva casi le explota de la oleada de placer que la invadió, haciéndola gemir.
—¿Más? —le preguntó el atractivo romano.
Aquello hizo que Tom levantara la cabeza y se diera cuenta de lo que estaba haciendo ella. Sus ojos se volvieron vidriosos de lujuria y ella se sintió hermosa y emocionantemente expuesta con sus pechos brillantes y desnudos entre los dos hombres. Estar exhibida de aquella manera la hizo sentirse más húmeda aún, la hizo sentirse caliente y dilatada bajo su diminuta toga.

Estuvo a punto de decir sí —a más uvas, y quizás a más de todo —cuando Tom miró al chico una vez más y esta vez dijo:
—¿Anthony?
Oh, Dios. El romano bajó la barbilla, pareció confuso al principio, pero entonces sonrió.
—Tom, jo*der.
—Hace un siglo que no te veo, tío.
—Probablemente cuando lo del whisky a gogó en el 2002, porque llevo en Las Vegas desde entonces.
_________ se irguió un poco y volvió a tirar de la tela hasta cubrirse los pechos. El corazón todavía le latía entre las piernas, pero su sentido de abandono pasional se había extinguido casi por completo sintiéndose un poco extraña.
—Mie*rda, lo siento, nena —dijo Tom entonces. —Este es un viejo amigo mío. Solía trabajar en un par de discotecas en Sunset y me aconsejaba cuando oía hablar de grupos nuevos —miró a Anthony y dijo: —Ella es _________.
—Mmm, hola —dijo ella, agradecida bajo las extrañas circunstancias, porque Tom no había mencionado que era la nueva representante de A&R de Blue Night, incluso si aquello era todo confidencial.
Anthony bajó la mirada hacia sus senos y le sonrió cálidamente.
—No hace falta que te tapes por mí, guapa. Cuando trabajas aquí, te acostumbras a ver montones de pechos.
Habló con tanta sinceridad que el comentario pareció tranquilizarla de alguna manera.
—Puedo imaginarlo.
—Entonces —dijo Tom— trabajando en el club de sexo más célebre de Las Vegas, ¿eh?
Anthony se encogió de hombros bajo su toga.
—¿Qué puedo decir? Empecé aquí hace unos pocos meses, un par de noches a la semana. El dinero es bueno y el trabajo es divertido.

—Apuesto a que sí —le dijo Tom.
Anthony volvió a mirar a _________.
—Los dejaré que vuelvan a hacer lo que estaban haciendo. Pero si necesitan cualquier cosa, háganmelo saber y me encargaré bien de ustedes.
Ella entendió que aquello significaba comida y bebida, pero sabiendo lo que hacía en aquel lugar, no pudo evitar tomarse la oferta de una manera diferente y aquella promesa la hizo humedecerse entre los muslos.
—Lo siento —le dijo Tom cuando se fue Anthony, después se acostó sobre las almohadas doradas que adornaban la cama, dejando que los ojos se le cerraran de deseo. —Ahora, ¿dónde estábamos?
Ella impulsó el pecho hacia delante, hacia él y descubrió, agradecida, que podía que la conversación con Anthony no hubiera apagado tanto su excitación como había pensado.
—Estábamos aquí.
En un movimiento veloz, Tom volvió a retirarle otra vez la tela del pecho y cerró la palma sobre la dolorida piel.
—Me ha encantado que lo llamaras —le murmuró entre más besos en el cuello.
Aquellos besos la habían puesto tan excitada que apenas se vio capaz de responder.
—Era solo... por las uvas.
Una sexy sonrisa se le desplegó en la cara.
—Aun así... me has puesto más cachondo de lo que ya estaba —su mano se movió hacia su rodilla doblada, y se deslizó hacia arriba por su muslo mientras se inclinaba para pasar la lengua sobre su pezón. Y en el centro de la habitación, la rubia gritaba de placer, y _________ levantó la mirada para ver cómo uno de los hombres la penetraba desde detrás, y el otro desde debajo! En ese momento Tom deslizó la mano entre sus piernas.

—Oooh... —gimió ella, en aquel instante necesitaba más que nada su caricia allí.
—Dios mío —murmuró él, después retiró la mano para levantarle la falda.
Fue entonces, cuando ella se acordó de que se había afeitado para él y que Tom acababa de darse cuenta de ello. En un lugar mucho más diferente de lo que ella había imaginado.
Miró hacia abajo y vio su suave y clara piel, la pequeña y rosada protuberancia de su clítoris sobresaliendo de su desnuda abertura.
—Oh, nena —dijo él, y sonó completamente loco de deseo por ella. —Mira tu dulce vulva. Mira lo que has hecho por mí.
—¿Te gusta? —incluso extendió un poco más las piernas para que él pudiera mirarlo y, justo como había pasado cuando él le había desnudado el pecho, se dio cuenta de que ya no se preocupaba de que hubiera otras personas en la habitación.
El dejó escapar un leve gemido en respuesta, después gruñó:
—Tengo que lamerte. Ahora.
—Oh... —dijo ella, de repente sin respiración... y preparada. Encontró su mirada y no dudó ni un momento en abrir un poco más las piernas.
Después de otra mirada voraz a sus ojos, Tom concentró de nuevo su atención en la vulva y se inclinó sobre ella.
Ella se hizo hacia atrás sobre las almohadas y abrió las piernas incluso aún más, todo lo que pudo, para darle la bienvenida a su lengua hambrienta y húmeda. Ella observó cada uno de sus largos lametones, con un nuevo placer que explotaba en su interior con cada una de las caricias. Y observó el trío que todavía estaba follando en la tarima, también. Y fue consciente de que algunos ojos en la habitación estaban incluso mirándola a ella. La observaban mientras la comian. Aquello debería haberla horrorizado, todo ello, pero no fue así. Solo aumentó más su excitación, y la volvió loca de lujuria, mientras ascendía hacia una altura sexual que casi le parecía irreal. Siguió sus necesidades, liberó el otro pecho de debajo de la tela blanca y empezó a masajearse los dos con las manos. Tom la lamió incluso con más intensidad cuando la vio hacer aquello, y justo por encima de su cabeza, en la tarima, pudo ver que la escena había cambiado: otro hombre se había unido al trío.
La rubia se montó a horcajadas sobre uno de ellos como si fuera una vaquera, mientras otro le follaba por detrás. Y de pie al lado de la cabeza reclinada del otro hombre estaba... ¡Anthony, metiéndose en su ansiosa boca!
_________ nunca había visto, ni siquiera imaginado, una escena como aquella. Y tampoco podía haberse imaginado deseando aquello —tantos hombres, dentro de la rubia, de una vez— pero la mujer parecía embriagada de placer.
_________ seguía observándolos mientras los lametones de Tom llegaban a su interior, y ella se levantaba para recibir su boca.
—Sí, cariño. Sí—le susurró. Todavía se masajeaba los pechos con las palmas de las manos y sintiendo los ojos de la habitación puestos en ella y —santo cielo— le gustó.
Al mismo tiempo, dejó que sus ojos vagaran un poco más, hacia las parejas, los tríos y los cuartetos que había alrededor de la habitación. El lugar resonaba con sollozos y gemidos y la hacía sumergirse incluso más completamente en aquella sensación de abandono. Anhelaba deshacerse de sus inhibiciones como nunca antes lo había hecho, y se folló la boca de Tom con más intensidad aún, gimió más alto, y volvió a concentrar su atención en la escena que tenía lugar en la plataforma.
¿Qué sensación sentiría con tanto miembros grandes y sólidas dentro de ella, embistiéndola? ¿Cómo podía recibir un cuerpo tanta sensación? ¿Cómo sería ser el centro de una orgía romana total? Su placer se multiplicó, y supo que pronto alcanzaría el orgasmo.
—Oh, nene, lámeme —le rogó a Tom, deleitándose con la vista de sus maravillosos ojos marrones entre sus piernas. —Lámeme cariño.
Tom respondió cerrando la boca alrededor de su dilatado clítoris, haciéndola gritar y estrujar sus pechos con más fuerza. Succionó, tiró de la caliente bolita más y más fuerte y justo cuando la mujer de la tarima soltaba el miembro de Anthony para gritar su orgasmo, a _________ también le golpeó el suyo.
Escuchó sus propios sollozos, sin importarle que fuera a atraer la atención de los demás, solo respondiendo a las intensas palpitaciones de placer que la invadían, una y otra vez. Y sobre la tarima, los dos hombres que habían entrado dentro de la rubia, empujaban y gemían, los tres se movían ahora juntos en ondulaciones, mientras el clímax de _________ se desvanecía lentamente. Excepto por Anthony, que no se había corrido aún. Su miembro estaba larga y dura todavía, casi bonita. Y al principio, _________ se preguntó por qué razón no habría terminado, pero entonces se le ocurrió la idea de que la mayoría de los chicos solo podían aguantar pocas erecciones en una misma noche y que quizás tuviera que reservarse por el bien de su trabajo.

—¿Cómo estás? —le preguntó Tom, que se arrastró hacia ella en la cama.
Ella se sentía realmente maravillosa, incluso con todos los otros actos sexuales todavía teniendo lugar alrededor de ella.
—Mmm, muy bien, gracias por tu experta lengua.

Juguetonamente, él se inclinó para pasarla por uno de sus pezones.
—A mi lengua también le gustas tú.
Justo entonces, una chica vestida con toga se detuvo a los pies de su cama, con unas copas de vino en la mano.
—Para apagar vuestra sed —les dijo.
Aceptaron el vino, le dieron las gracias y _________ se dio cuenta de que si los empleados tenían la delicadeza de ofrecerles una bebida después de un orgasmo, debían estar vigilando lo que hacía la gente. El vino tenía un sabor dulce y punzante y cuando _________ besó a Tom pudo saborear a la vez el Chardonnay y sus propios jugos en la mezcla.
—t kiero dentro de mi —le dijo atrevidamente, sin duda alguna.
—Está justo aquí —dijo él, justo como lo había dicho la noche pasada. —Todo lo que tienes que hacer es cogerla.
Miró hacia abajo y vio que su erección hacía una gran carpa en su toga. Y se dio cuenta de que extrañamente, escandalosamente. .. necesitaba algo más que solo su miembro.
Algo mucho más extremo.
—Quiero que me folles ahí —señaló hacia la tarima que había al centro de todas las camas, y que ahora estaba ocupada por dos chicas y un chico. Ambas mujeres estaban en topless, y llevaban solo pequeñas faldas blancas y unos tacones dorados romanescos como los que llevaba ella. Una estaba de pie besando al chico, mientras la otra estaba arrodillada a los pies de él, hurgando bajo su toga.
—¿En serio? —le preguntó Tom, con una expresión que probablemente fuera la más sorprendida que había visto nunca en él. Parecía que ni siquiera se daba cuenta de lo que estaba sucediendo en el centro de la habitación.
Ella asintió, sin pararse a reflexionar acerca de ello.
—No sé por qué quiero hacerlo, y no puedo creer que realmente lo quiera, pero así es. Quiero que me folles delante de todas esas personas. Quiero que vean cómo me das, quiero que me vean recibiéndolo, quiero que vean nuestro placer.
La respiración de Tom se volvió superficial, claramente estaba en una posición media entre la conmoción y el deseo.
—Me encantaría follarte ahí mismo, nena, pero, como te he dicho antes, solo la gente que trabaja aquí puede hacer eso. El sexo está orquestado, como en una película porno.
Se había dejado llevar tanto por la lascivia que se olvidó de las reglas. Y de repente, al oír que no podía hacerlo, _________ se desesperó por hacer realidad aquella fantasía nueva e inesperada. Si no lo hacía, sería... como si le quedara algo más que hacer en aquel viaje salvaje, como si no hubiera alcanzado todo su potencial erótico, el potencial que Tom había descubierto.
Estudió la habitación, divisó a Anthony, que acababa de ponerse de nuevo la toga.
—Pregúntaselo a tu amigo. Quizás puedan hacer una excepción.
Tom se limitó a parpadear.
—Realmente quieres hacer esto, ¿verdad?
Ella asintió, sintiéndose escandalosa, fiera y preparada, y también decidida.
— Quiero demostrarte lo sucia que puedo llegar a ser, Tom. Quiero ser... la pareja sexual de tus sueños.
Él levantó la mano hacia su cara.
—Ya lo eres, _________.
Sintió cómo le daba un vuelco el corazón.

—¿Lo soy?
—Me he follado a un montón de chicas, nena, pero...
Ella se mordió el labio.
—¿Pero qué?
—La mayoría de ellas eran... chicas malas desde el principio. Y como tú me has dejado... sacar a la chica mala que hay en ti... bueno, eso me hace sentir más excitado, de una manera que nunca antes había experimentado.
_________ apenas había empezado a procesar sus palabras, a dejar que le atravesaran la piel, cuando Anthony se acercó a ellos y Tom levantó la mano para detenerlo.
—Oye —dijo Tom, con un tono de voz bajo y conspiratorio. —¿Hay alguna manera de que pueda llevar a mi chica ahí arriba? —señaló hacia la tarima, donde había ahora una mujer sentada en el regazo de un chico, deslizándose arriba y abajo por su miembro con las piernas completamente abiertas, permitiendo que la otra chica la lamiera.
Anthony miró de un lado a otro entre ellos, sin ningún gesto en su expresión que revelara lo que pensaba.
—A veces —empezó él—, dejan que los invitados se suban ahí arriba, pero solo con alguien que trabaja aquí. Saben que nosotros mantendremos el sexo en la dirección correcta, les asegura que siga siendo visualmente excitante, ¿entendéis?
Tom asintió y entonces, con cautela, miró a _________.
Ella sabía que debería decir «Gracias de todas maneras, lo siento». Pero en lugar de eso, dijo:
—Quizás podamos hacerlo.
Tom parpadeó, y ella supo que si lo había dejado sorprendido con la petición original, aquello no podía compararse con la expresión de asombro que había provocado esa sugerencia.
—¿Podemos?
Ella bajó la barbilla ligeramente, ahora se sintió algo tímida.
—Sí... si quieres hacerlo.
—¿Yo? Oh, sí, nena, me parece bien. Es solo que no esperaba que tú quisieras.
—Yo tampoco, pero... —levantó la mirada hacia Anthony. —Pareces un buen chico.
Él se encogió de hombros y le sonrió.
—Lo intento.
Miró de un lado a otro entre los dos hombres, y finalmente su mirada se rezagó en Tom.
—Así que... quizás podamos... hacerlo... con Anthony.