jueves, 7 de abril de 2011

CAP 49

Vestido con sus corrientes pantalones vaqueros y su camiseta, estirado a lo largo de la elaborada cama que había al borde de la piscina, con la cabeza apoyada en el puño. La cruz de su abuela brillaba con la luz de la luna. Y sus ojos resplandecían también, más sexys que nunca.
Él la miró a los ojos, con una expresión completamente seductora, y curvó un dedo hacia ella, haciéndole gestos para que se acercara.
Estaba conmocionada, no podía procesar lo que estaba sucediendo, así que miró a Kelly para que le echara una mano.

—Ve —le dijo Kelly, dándole un ligero empujón hacia delante.
_________ miró por encima del hombro, una vez más, a su amiga.
—Pero...
—Estaré abajo, en las mesas de los dados si me necesitas, pero no creo que sea el caso —terminó con una sonrisa, después se dio la vuelta y se alejó, y _________ se dio cuenta en aquel momento de la amiga tan realmente maravillosa e inestimable que era.
Después giró para mirar a Tom.
No podía creer que él estuviera allí realmente.
—Túmbate conmigo, _________.
Con precaución, ella se acercó a la cama que la había hecho fantasear la primera vez que la había visto. Lentamente se subió a ella, y se reclinó al lado de Tom.
—¿Significa esto... que ya no me odias?
—Nunca te he odiado —le dijo. —No realmente. Solo estaba... enfadado. Me sentí traicionado.
—Por supuesto, lo entiendo. Pero... ¿ya no te sientes enfadado tampoco?
—Llamé a Kelly y quedamos para tomar café, hablamos durante un rato, acerca de ti. Me convenció de que la persona de la que yo me había enamorado era la verdadera tú y no la que me mintió.
—Eso es verdad —dijo ella, y se inclinó hacia él. —Odio las mentiras. No quería mentir. Pero sentí que mi trabajo estaba en juego si no lo hacía —miró hacia abajo. —Claro que al final he acabado sin él de todas maneras, pero esa es otra historia.
—Ven a trabajar conmigo —le dijo—, en Inspiración.--- Ella dejó escapar un suspiro.
—Es una oferta generosa, Tom, pero... he llegado a la conclusión de que no estoy hecha para ser una representante de A&R.
—Sí—dijo él. —Kelly me contó también esa parte de la historia. Pero no te estoy ofreciendo un puesto de representante de A&R. Quiero que dirijas la oficina. Necesito gente buena, y supongo que tú eres el comienzo perfecto. Aunque también recibiré con gusto tu contribución a la música, nena; eres buena con eso, te lo prometo. También le he ofrecido a Kelly un puesto de relaciones públicas, y creo que va a aceptarlo.
Ella se irguió un poco.
—¿En serio? —ella se veía completamente capaz de dirigir una oficina. Y trabajar allí junto con su mejor amiga y su... bueno, empezaba a pensar que era su amante, pero no estaba segura de en qué punto estaban en aquel momento. —Yo... me encantaría tener la oportunidad de hacer eso, Tom, pero... ¿crees que es una buena idea que tú y yo trabajemos juntos
—En realidad, sí. En un principio, nos las arreglamos para mezclar el trabajo con el juego bastante bien, ¿verdad?
—¿Va a haber... eh, juego?

Entonces, él adoptó una expresión terriblemente seria, y se inclinó para cubrirle la mejilla. Y que la acariciara, después de todo aquel tiempo... oh, Dios, la sensación la invadió por completo.

—_________, ambos cometimos un terrible error. El tuyo fue que me mentiste. Pero el mío fue no darte una oportunidad para explicarte. Yo... nunca antes había abierto tanto mi corazón a ninguna mujer, no desde que era un adolescente, así que pensar que me habías utilizado para conseguir un trabajo me dolió en el alma. No me lo tomé muy bien, simplemente di el asunto por zanjado. Pero quiero empezar de nuevo. O para ser más precisos, quiero que lo retomemos desde donde lo dejamos. Como te dije aquella noche en el desierto, no puedo hacerte muchas promesas. Pero sé que te deseo. Sé que me he sentido condenadamente solo sin ti. Sé que por primera vez en mi vida, necesito más para estar satisfecho aparte de la música, el trabajo y el sexo esporádico —después le sonrió. —Necesito el sexo contigo. Y te necesito cerca de mí, en la cama y en el trabajo también. Te necesito en mi vida, _________.
Había muchas cosas que _________ podía haber dicho, pero la manera más sencilla de contestar fue deslizar los brazos alrededor de su cuello y besarlo.
Dios, la hacía sentirse tan bien tener su boca otra vez sobre sus labios... sus besos dulces y calientes recorrían su cuerpo como un cálido baño.

—Oh, jo*der, nena —jadeó él después, mirándola a los ojos. —He echado de menos besarte. Follarte. He echado de menos sentir tu pequeña y dulce vulva alrededor de mi miembro.

—Oh, yo también. Mucho, mucho. Fóllame ahora, Tom, por favor.

La primera vez que había conocido a Tom, no se le había pasado por la cabeza que pudiera tener sexo con él allí, cerca de la piscina, ni siquiera por la noche, porque los trabajadores o cualquier otra persona podía acabar vagando por la zona, justo como Kelly y ella habían hecho. Pero en aquel momento, después de todo lo que había experimentado con Tom en aquel lugar, entre las luces de neón, ni siquiera dudó cuando tendió la mano hacia la hebilla de sus pantalones.

—Oh, oh Dios —gimió él cuando ella le bajó la cremallera de los pantalones y acarició con la palma de la mano su erección tentadoramente endurecida. La masajeó y la tocó, excitada por la sensación de tenerla en su mano, completamente asombrada porque él hubiera regresado a su vida.
Tom también tendió la mano para bajarle la cremallera de sus pantalones vaqueros y pronto se los quitó, junto con su braguitas. Y cuando sus dedos se hundieron en su vulva, ella prácticamente aulló de placer.
Después, _________ le sacó la camisa por la cabeza y le quitó los pantalones. Deseaba verlo completa y hermosamente desnudo, y también se deshizo de su propia camiseta y sujetador.
—Lléname —le dijo.
Y él obedeció, le separó las piernas y colocó la cabeza de su grande miembro en su vulva ya preparada, después empujó hacia adentro. Como siempre, ambos gimieron con la entrada, y después empezaron a moverse juntos, en un ritmo familiar que casi le quita la respiración.
—Haces que me sienta tan bien cuando estás dentro, cariño —ronroneó ella entre cálidos besos. —Tan, tan bien.
—Pues acostúmbrate —le dijo —porque pretendo estar ahí más a menudo.

Pronto, él salió de ella y le pidió que se apoyara sobre manos y rodillas para que pudiera penetrarla desde detrás. Como solía pasar, ella pudo sentirlo más en aquella postura, y cada uno de sus firmes embestidas la hizo gritar de placer. No le importaba si alguien los escuchaba, o incluso si alguien los veía. Solo deseaba estar con su hombre, en aquel preciso lugar, en aquel preciso momento, en uno de los lugares en el que al principio él había empezado a ayudarla a deshacerse de sus inhibiciones para convertirse en la mujer que quería ser.

—Fóllame —le pidió ella a través de los dientes apretados. —Más fuerte. Más fuerte.

Un intenso placer la llenaba con cada golpe de su endurecido mango y ella no reprimió nada, y arqueó el trasero para recibir sus embestidas, sollozando de alegría cuando cada una de ellas resonaba en su interior.
Unos cuantos minutos más tarde, descansaban tumbados de lado, el miembro de Tom todavía estaba dentro de ella desde detrás, y ella arqueaba la espalda, levantando una pierna sobre su cadera para que su miembro se quedara ajustado dentro de su vulva, pero pudo también mirarlo a los ojos, tocarle el pecho.

—Te quiero —le dijo ella, sin sentir vergüenza ya, por nada, ni siquiera por eso.
Él levantó su mano desde su pecho y la llevó hacia su boca, besando la parte posterior.
—Yo también te quiero, _________.
Y su nueva postura permitió que uno de sus muslos se estirara entre los de ella, y cuando empezó a moverse dentro de ella otra vez, la fricción le estimuló el clítoris. Ella se levantó instintivamente para frotarse contra él, para buscar más placer, y viendo su respuesta, él comenzó a deslizar su muslo más rítmicamente por su húmeda abertura.
—¿Te gusta esto, nena?
—Mmm —llorisqueó ella. —Sí, cariño, sí.
Y condujo su miembro más profundamente dentro de ella, y deslizó el muslo por su pequeña bolita que sobresalía desde la parte de delante de su carne, y la llevó más y más cerca del cielo hasta que... —Oh, Dios, ¡sí, sí, sí!— el orgasmo la inundó como un maremoto que salía de la piscina, llevándose lejos cualquier otra sensación que no fuera el placer. Ella se encorvó contra él, bebió de aquello, disfrutó de la alegría que sentía.
—Oh, Tom, ha sido genial...
Él cambió de posición lo justo como para inclinarse y darle un beso.
—También puedes empezar a acostumbrarte a eso —después la puso sobre su espalda una vez más, se colocó encima de ella y procedió a follársela lenta y profundamente, haciéndola sentir cada larga embestida, y la miró a los ojos, hasta que le dijo:
—Oh, mie*rda, nena, no quiero correrme ya, pero lo estoy haciendo. Tú estás haciendo que me corra.
Y entonces, la aporreó con cada una de las duras embestidas, haciéndole sentir la intensidad de su clímax, hasta que al fin se quedó quieto pero sin salir de ella. Simplemente bajó el cuerpo para descansar encima de _________ y la besó con dulzura, entrelazando la lengua con la suya, en un gesto juguetón.
—¿Cómo he hecho que te corrieras? —le preguntó ella, sonriéndole. —Me refiero a que yo... realmente no estaba haciendo nada.
—Fue por mirar tus preciosos ojos.

Ella prácticamente se quedó con la boca seca ante aquella respuesta.

—¿En serio? ¿Eso es todo?
Él asintió en un gesto corto y directo.
—Eso es todo lo que necesito, al parecer, después de estar separado de ti tantas semanas. Algo que, por cierto, no voy a dejar que pase otra vez.
Cuando salió de ella y se tumbó de espaldas, ella miró hacia arriba, a través del hierro forjado y cubierto de hojas de parra que había entrecruzado sobre la cama, hacia el oscuro cielo de arriba. Desde aquel lugar no podía ver las estrellas —había demasiada luz—, pero podía ver la luna y sentir la brisa. Y justo como en el desierto, experimentar cosas tan sencillas con Tom la hacía sentirse viva.
—Soy tan feliz —le dijo. —Estoy otra vez contigo, y vamos a trabajar juntos cada día, y follarnos durante la noche, y todo será genial.
A su lado él soltó una carcajada.
—Aunque me siento mal por Kelly. Ha tenido que pasar por un montón de problemas, planeando todo esto contigo y convenciéndome a mí, y aquí estoy, abandonándola por un hombre. No te ofendas —le dijo, poniéndose de lado para poder mirarlo. —Pero para una amiga eso es un pecado importante, no importa la edad que tengas.
Aun así Tom se limitó a reír, y acercó su cuerpo desnudo hacia ella.
—No te preocupes por Kelly. Va a estar más que bien.
_________ parpadeó.
—¿Qué quieres decir con eso?
—Mañana, Anthony se unirá a nosotros en la piscina. Y Kelly y él harán buenas migas. Él va a llevársela a cenar fuera e irán a pasar la noche al Rendezvous.
_________ echó la cabeza hacia atrás y soltó una carcajada.
—Oh, Dios mío, va a estar en el paraíso —después miró a los ojos de su amante, con una expresión juguetona en la cara. —¿Y dónde estaremos nosotros mañana por la mañana?
—Donde tú quieras. No me importa, siempre y cuando esté contigo.
Ella ladeó la cabeza y pensó.
—Quizás, podamos... volver a visitar las góndolas. O la Torre Eiffel. Cada vez que pienso en alguno de esos sitios, me excito.
Tom le contestó con un leve gemido de excitación.

—Entonces, iremos a los dos. Y no lleves bragas. Y vas a afeitarte la vulva antes de salir y yo voy a quedarme mirándola. Y para cuando realmente estemos follando, vas a volverte loca de lujuria, justo como la primera vez que fuimos a las góndolas.
Ella se acurrucó más cerca de él, y dejó que su calor la invadiera y sacara a la chica sucia que llevaba dentro.
—No puedo esperar.
—Y una vez que Inspiración despegue, tengamos algunos artistas más contratados, saquemos los CD de Austin al mercado, tengamos la oficina organizada y bien liderada, te llevaré de viaje.
Ella enarcó las cejas.
—¿De verdad? ¿Adónde?
—A París. Y a Venecia.

Ella se quedó sin aliento. Se sentía más enamorada de él con cada minuto que pasaba. —Oh, Tom.
—Quiero navegar por el verdadero Gran Canal contigo, _________. Y quiero mirar las luces de París contigo desde lo más alto de la Torre Eiffel.
Aquel era el hombre que había dejado claro que no tenía relaciones con una mujer, que no dejaba que el sexo se convirtiera en romance. Ahora, no podía imaginar a un hombre más romántico que él. Y también estaba un poco loco con el sexo. Bueno, definitivamente consideraba aquello como un beneficio adicional, uno que ella esperaba pudiera seguir haciendo que su vida fuera tan extraordinariamente excitante a partir de aquel momento.

—Aunque cuando lleguemos a lo alto de la verdadera Torre Eiffel —bromeó ella—, no esperes que follaremos allí
Él sonrió, sus ojos resplandecían cuando la miraban.
—Ya lo veremos.
Ella no pudo evitar concederle una sonrisa como respuesta, y un tono de voz coqueto, cuando le dijo: —Sí, ya veremos.

(Mis pensamientos)

Un mes antes, la idea de todo aquello le hubiera parecido inconcebible, pero con Tom, sabía que todo era posible.

«Necesito un hombre, necesito un hombre, necesito un hombre.

Y ahora tengo uno, para toda la vida».



FIN



:´) lose lose! se esperaban el final?? asi me llego ami el final sin previo aviso hahah OJALA LES AYA GUSTADO LA FIC CHICAS ME SIENTO MUY CONTENTA DE XDER DISTRAERLAS UN RATO D LA ESCUELA Y TODO ESO Q APESTA XD... LES AGRADESCO MUCHISIMO DE VERDD X AVER LEIDO LA FIC YA SE Q NO ES MIA PRO AMI ME ENCANTO Y ESPERO Q A USTEDES TAMBIEN :D PONDRE UNA ENCUESTA XQ HAY MUCHAS FICS BUENAS EN LOS FOROS Q NO SON CONOCIDAS Y SI KIEREN PUBLIKO OTRA ASI Q USTEDES DIRAN ;) SE LES KIERE DE VERDD NOS VEMOS PRONTO <3

miércoles, 6 de abril de 2011

CAP 48

REGRESO AL PECADO
Si no hubiera pecado, qué haría falta para que me perdonaras?
Mi destino te ha dado la oportunidad de tener piedad.
Ovidio


¡Oh, Dios, había renunciado! ¡Realmente lo había hecho!

Habían pasado tres días, pero cada vez que se acordaba de ello, las noticias le parecían completamente nuevas, e igual de horribles. Tenía muy poco dinero ahorrado —podría pagar el alquiler de aquel mes y del siguiente, y el plazo del coche—, pero necesitaba otro trabajo, y lo necesitaba rápido.
Ahora, estaba sentada en un parque no muy lejos de las oficinas de Blue Night. Kelly había ido a comprar unos bocadillos y se encontraría allí con ella para comer. Mientras esperaba, abría con precaución su antiguo libro, ´´ No necesitas un hombre para ser feliz.´´

Porque ya era hora de que se convenciera de aquello, de una vez por todas. Tom, por supuesto, había hecho mella en aquella creencia, pero al mismo tiempo, después de Tom, no podía imaginar que fuera a encontrar a otro hombre que la hiciera realmente feliz. La había llevado a lugares en los que no había estado antes, y a los que probablemente no iría nunca sin él, y cualquier otro tipo normal no podía simplemente compararse a aquello.
Estudió la zona alrededor del banco en el que se sentaba y se dio cuenta de que estaba sola, así que le pareció seguro empezar con sus afirmaciones.

—No necesito un hombre. No necesito un hombre. No necesito un hombre.
—Oh, por el amor de Dios, otra vez no.
Miró hacia arriba y encontró a Kelly. Ese día llevaba un espectacular traje de color fucsia oscuro que solo ella podía llevar y parecer atractiva. Le pasó a _________ un gran envase de polietileno, lo que ella supuso que era su comida.
—Bueno, voy a decirte lo que necesitas —dijo Kelly, mientras tomaba asiento a su lado, con su propio envase blanco apoyado en el regazo. —Necesitas unas vacaciones.
_________ simplemente suspiró.
—Acabo de tomarme unas. ¿Recuerdas? ¿La Ciudad del Pecado? ¿Montón de sexo? ¿Corazón roto? ¿No te suena todo eso?
Kelly se encogió de hombros.
—Eso era trabajo. Bueno, algo así.
—Ya que lo mencionas, todo aquello fue pagado por Blue Night. Y las chicas que no tienen trabajo no pueden permitirse unas vacaciones.
—Quizás no, pero estás cag*ada de miedo, y lo único que pretendo es que no lo estés. Y si me pides mi opinión, necesitas otra copa de lo mismo para que se te vaya la resaca.
_________ se limitó a parpadear.
---¿Qué?
—Vayamos a Las Vegas. Solo a pasar el fin de semana. Yo conduzco e incluso pagaré la habitación.
—¿Las Vegas? ¿Quieres que vaya a Las Vegas? ¿Después de todo lo que ocurrió allí? ¿Estás loca?

—A eso me refería cuando te decía que necesitas otra copa de lo mismo para que se te vaya la resaca. Necesitas volver a Las Vegas, pasar un buen rato, y dejar de asociar ese lugar con él. Si no, ese sitio estará arruinado para ti toda la vida, y Las Vegas es un lugar demasiado divertido y está demasiado cerca como para que lo borres de tu lista de destino de escapada de fin de semana.
_________ negó con la cabeza.
—No.
—Insisto.
—La última vez que insististe en que hiciera algo, acabé con el corazón destrozado.
Kelly puso los ojos en blanco.
—Te dije que te lo follaras, no que te enamoraras de él. Hay una gran diferencia, amiga —abrió la caja de su bocadillo y la lata de soda que había dentro con la comida. —Ahora no voy a aceptar un no por respuesta. Nos vamos a Las Vegas a pasar un fin de semana de chicas. Te recogeré el viernes a las cinco y media.
……………………………………………………………………………………………………………………………………….

—¿Cómo van las cosas por la oficina? —le preguntó _________ a Kelly mientras conducían por el desierto de Mojave.

Kelly soltó una carcajada ligeramente histérica.
—Está patas arriba. Confía en mí, esta escapada no ha sido solo por ti. Yo también lo necesitaba... y mucho.
Discutieron durante bastante tiempo acerca de los varios desastres que estaban sucediendo en Blue Night, pero ambas llegaron a la conclusión de que era deprimente y entonces, encendieron la radio, de la cual salió el último éxito de Malcolm Barstow, lo que hizo que las dos esbozaran una sonrisa. Después _________ la apagó, y miró el paisaje, plano y de color marrón.
—¿Te conté que Tom y yo follamos en el desierto?
Kelly la miró con una sonrisa astuta.
—No, no me lo dijiste. Y cariño, tengo que decirte que ese hombre te vino que ni pintado. Incluso si solo estuviste con él una semana.
_________ le lanzó una mirada irónica.
—¿Por qué? ¿Porque puedo decir la palabra «follar» sin inmutarme?
Kelly tenía una expresión más satisfecha cuando desvió otra vez la mirada del parabrisas.
—Bueno, por eso también, pero principalmente... porque ahora eres una persona mucho más segura. Eres más extrovertida, no dejas que la gente te intimide, y no te vistes ya como si fueras una sargenta.
_________ nunca había pensado realmente en aquellas cosas —apenas había tenido tiempo, ya que todo lo demás le había estado atormentando— pero quizás Kelly tuviera razón.

—Supongo que quizás... me siento mejor. Definitivamente siento que mi divorcio ha quedado muy detrás de mí, como si me hubiera pasado en otra vida. Y... he sido lo suficientemente valiente como para renunciar de un trabajo supuestamente de ensueño, ¿verdad?
—Creo que él simplemente... te ha mostrado partes de ti que ni siquiera habías visto antes.
—Puedes estar segura de eso —le contestó, claramente acordándose del sexo, y ambas estallaron a carcajadas.

Todavía pensaba que el fin de semana de chicas en Las Vegas era generalmente una mala idea, pero por Kelly, decidió intentarlo y pasárselo bien, o al menos fingir que así era.
Kelly solía conducir como una maniaca cuando estaba en carretera abierta, así que llegaron a Las Vegas Strip justo después de las diez en punto, lo que a _________ le hizo rememorar recientes recuerdos. El corazón le latió con fuerza solo al ver los hoteles en los que Tom y ella habían recorrido juntos, las calles por las que habían caminado y la Torre Eiffel, por supuesto.
Pero casi se muere cuando Kelly tomó el desvío que llevaba al hotel Venecia.
—¿Qué estamos haciendo aquí? —preguntó ella.
—Eh... dormir. Quizás comer algo. Y posiblemente salir de fiesta, he oído que hay discotecas geniales aquí.
_________ le dedicó a su amiga una mirada dudosa.
—Este es el hotel en el que Tom y yo nos alojamos.
Kelly parpadeó.

—Oh. Supongo que lo mencionaste en algún momento, debo haberlo olvidado. Pero eh —se encogió de hombros y sonrió con suavidad—, tomar otra copa de lo mismo para la resaca, ¿recuerdas? Y es un hotel precioso. Y conseguí un precio genial por la habitación, así que no vamos a otra parte.
A _________ no le gustó la idea, pero supuso que no la mataría quedarse allí. Incluso aunque a cada lugar que mirara se acordara de otra cosa nueva. Intentó no pensar en aquello cuando se registraron y se dirigieron al familiar ascensor en el que Tom había frotado una vez su duro miembro contra su trasero. También intentó no pensar en aquello mientras llevaban las maletas a una habitación que se parecía mucho a la que _________ había ocupado, incluso aunque no hubiera pasado mucho tiempo en ella.

—Entonces —dijo Kelly—, ¿estás preparada para ir a la ciudad?
_________ simplemente parpadeó.
—Es tarde. ¿No estás cansada?
—De ninguna manera, la noche es joven. Y Las Vegas nunca duerme. Estoy preparada para ir a bailar, o quizás para jugar a algo. ¿Nunca te he dicho la suerte que tengo con los dados?
—Eh, no. Pero aunque tú no estés cansada, quizás yo
lo esté.
Kelly bajó la barbilla y puso los puños sobre las caderas.
—Oh, no lo estás. Vas a salir conmigo sí o sí. Estoy segura de que estuviste hasta las tantas cada una de las noches que pasaste en la Ciudad del Pecado, así que de ninguna manera vas a ponerte el pijama e irte a dormir —Kelly la cogió de la muñeca, y le dijo: —Vamos.

Y antes de que ella supiera lo que había pasado, estaban otra vez en el ascensor.
Debido que era la hora de mayor afluencia, estaba abarrotado de gente, personas que iban y venían de las numerosas plantas, y _________ no prestó mucha atención hasta que Kelly la cogió del brazo de nuevo y tiró de ella hacia un tranquilo vestíbulo.
—¿Dónde estamos? —preguntó.
—Es una de las plantas bajas. Creo que hay una discoteca al doblar esa esquina.
—No me apetece escuchar música —dijo _________, pero aun así siguió a Kelly, pensando que aquella zona le resultaba vagamente familiar y finalmente la reconoció cuando salieron por un par de puertas dobles que llevaban a la lujosa zona de la piscina. —Oh, esto lleva a la piscina. Estamos en el lugar equivocado —le informó a su amiga.
Pero Kelly seguía tirando de ella hacia delante.
—Bueno, mientras estemos aquí, también puedo echar un vistazo, elegir mi sitio para mañana, ya que quiero pasar por lo menos la mitad del día mejorando el bronceado.
_________ la siguió en silencio, sin desear especialmente volver a visitar aquella piscina, aunque se esforzó por ser tolerante. «Otra copa de lo mismo, otra copa de lo mismo. No necesito un hombre, no necesito un hombre».
La zona estaba sumida en la oscuridad, pero las luces de neón de la ciudad de alrededor iluminaban el sitio lo suficiente como para hacer que ella distinguiera las columnas y los arcos, los árboles podados, y las tentadoras camas que había en varios puntos al borde de la piscina.
Fue entonces cuando vio...

¿No había alguien tumbado en una de aquellas camas?

Ella miró con los ojos entrecerrados, suponiendo que estaba viendo cosas en la oscuridad, pero entonces se quedó helada en el sitio.

OH! DIOOS! ERA TOM!

martes, 5 de abril de 2011

CAP 47

—Gracias, señora Colé. Y Austin, te veo la semana que viene, tan pronto como acaben las clases. Vamos a tener que empollar un montón de cosas en un periodo muy corto de tiempo, así que prepárate.
Tom sonrió mientras dirigía a Austin Colé y a su madre hacia la puerta de su apartamento, que en la actualidad era su lugar de trabajo hasta que se trasladara a la oficina que acababa de adquirir.
Austin levantó la mano, en un ademán grande y le dijo:
—No te preocupes, tío. Estaré muy preparado.
—Cuento con ello, y me alegro de que esto vaya a funcionar. Creo que va a ser un gran paso para todos nosotros.
Cerró las puertas detrás de ellos, y se sintió más enérgico de lo que había estado en mucho tiempo. Austin acababa de firmar un contrato haciendo de sí mismo el primer artista de Inspiración. No podía haber imaginado un comienzo más prometedor para la compañía, y sabía que sus inversores estarían muy contentos.
Por supuesto, ahora que sus visitantes se habían marchado, se encontró a sí mismo meditando sobre la conversación que había mantenido antes con el chico.

—¿Cómo has oído hablar de la nueva discográfica? —le había preguntado.
Solo había sentido curiosidad, y quería hablar de algo menos serio antes, así que le sorprendió que Austin se hubiera encogido ligeramente y le hubiera contestado:
—Eh... es una especie de secreto.
Tom había levantado la cabeza para mirarlo.
—¿Un secreto? ¿A qué te refieres?
El chico había parecido algo nervioso, después le contestó:
—La persona que me lo dijo me aconsejó que la mejor decisión sería venir a trabajar contigo, pero ella, eh... trabaja para el Blue —se detuvo repentinamente entonces, y corrigió sus palabras—, para otra discográfica.
Desde luego, solo había habido una persona en la que había pensado él, pero no podía imaginar que ella quisiera renunciar a Austin.
—¿No habrá sido _________?
Los rasgos del chico se endurecieron, e incluso cuando le dijo:
—Será mejor que no diga nada —Tom supo la respuesta. Simplemente no sabía la razón por la cual _________ había hecho una cosa así.
Quizás era su manera de disculparse con él, y si era ese el caso, él iba a aceptar las disculpas, pero no iba a cambiar nada de sus sentimientos por ella. Había hablado en serio cuando se lo había dicho aquella noche. No necesitaba otra persona mentirosa en su vida. Y darse cuenta de que _________, de todas las demás personas, entraba dentro de aquella categoría... joder, no podía negar que se había sentido jodidamente destrozado.
Lo peor de todo era que quizás ese fuera el primer día durante semanas que no la había tenido en su cabeza las veinticuatro horas del día, los siete días de la semana. Había estado tan concentrado en conseguir que Austin firmara el contrato que ese día no había habido lugar en su mente para otra cosa. Hasta que apareció su nombre.
Y entonces, durante unos pocos minutos, había vuelto a Las Vegas... dentro de ella.
Pero ya era hora de que retomara su concentración en el negocio día y noche. Dado que estaba metido en problemas para conseguir que Inspiración despegara del suelo, solo Dios sabía que tenía más que suficiente como para ocupar la mente. Por suerte, unos cuantos clientes de su anterior trabajo en Blue Night iban a renovar su contrato en los próximos meses, así que había hecho unas cuantas llamadas telefónicas y se sintió confiado al saber que algunos de ellos iban a irse a Inspiración e iban a permitirle enderezar sus carreras en la dirección correcta. Así que las cosas habían estado saliendo bien. Pero también tenía que preocuparse del traslado a la oficina, y tenía personal al que contratar, y planeaba tener también mucho trabajo para enseñar a Austin y quizás a otros nuevos artistas.
Y desde luego, estaba el pleito al que tenía que enfrentarse. Claire había puesto dos demandas, una contra Blue Night y otra distinta contra él. Tom intentaba quitarse aquello de la cabeza tanto como le era posible, dejaba que su abogado se ocupara de casi todo, y tener una nueva discográfica que dirigir era una gran distracción.
Así que simplemente no tenía tiempo que malgastar pensando en _________. Incluso si le había ayudado sin saberlo a ponerle el nombre a su discográfica. Le había dicho una vez que ella lo inspiraba, y lo había dicho en serio. Lo hizo sentir cosas que no había sentido en la vida, lo llevó a alturas emocionales —y a bajones también— que lo obligaron a examinar quién era y qué era lo que quería en la vida. No estaba seguro de si en aquel momento tenía todo lo que quería, pero tenía una compañía prometedora que construir, y le gustara la idea o no, había sido ella quien lo inspiró, sexualmente, emocionalmente, e incluso profesionalmente, ya que había perdido su trabajo por su culpa.

Parte de él la odiaba. Nunca antes se había sentido tan engañado, como si fuera un estúpido crédulo.
Aunque parte de él seguía recordando todos los momentos que habían pasado juntos. Aquellos que eran realmente sucios. Y los que habían sido verdaderamente dulces. Y todo lo que quedaba entre las dos cosas también. Mie*rda, incluso en aquel momento, todavía le resultaba difícil creer que lo hubiera engañado. Había estado completamente cegado, simplemente no lo había visto venir.
Pero en lo que a él respectaba, había sido una lección dura aprendida. La confianza era un bien de mucho valor, y no se la daría a nadie con tanta facilidad en el futuro, incluso a alguien que le pareciera tan completamente inocente como le pareció _________. mie*rda, había pensado que había aprendido la lección después de lo que pasó con Claire Starr. Pero _________ era una criatura completamente diferente. Un lobo con piel de cordero.
Había estado reflexionando sobre algunas de las palabras que le había dicho, su promesa de que todo lo que había pasado entre ellos había sido real. Él no sabía qué creer, simplemente eligió no creerse... nada.
Tenía una compañía que sacar adelante y acababa de firmar un contrato con Austin Colé, así que aquello era un comienzo increíble. Desde ese momento en adelante, volvía a la música y al sexo. No necesitaba nada más que eso, y corrigiendo sus pensamientos de antes, decidió que no quería nada más en su vida.

Era la tercera vez en una semana que Jenkins había llamado a _________ a su despacho, y ella sabía que estaba metida en problemas, solo por el sonido de su voz al teléfono. ¿Qué había pasado ahora? ¿Se habría quejado Malcolm a él directamente? ¿Habría escuchado las cintas de la primera grabación de los Blush? No había ido tan bien como se esperaba, porque el productor seguía pidiéndole una contribución como había hecho Tom en el pasado, y ella simplemente no tenía la experiencia suficiente como para ayudar.

Abrió la puerta cerrada del despacho con mucho cuidado, echaba de menos los días en los que su jefe pensaba que hacía bien su trabajo.
—¿Qué pasa ahora? —le preguntó.
Jenkins se levantó, prácticamente echando humo por las orejas. Oh, vaya, fuera lo que fuera lo que iba a decirle, era malo. Muy malo.

—Acabo de escuchar lo que espero que solo sea un desagradable rumor.
Dios, ella esperaba que así fuera también.
—¿Qué?
—El rumor que corre es que Inspiración acaba de contratar a un nuevo chico prometedor que se llama Austin Colé. El chico que Tom y tú visteis en Las Vegas. Y lo que se dice es que has sido tú quien le envió el niño a él, diciendo que se encargaría mejor de él de lo que nosotros podíamos hacer.
Sus opciones eran bien simples: mentir, o contar la verdad.
Y pensaba que ya había mentido lo suficiente.

—No es un rumor. Lo hice.
Jenkins golpeó un libro que había sobre la mesa de su despacho, y los papeles de alrededor salieron volando.
—¿En qué coño estabas pensando?

Ella levantó el tono de su voz, igual de enfadada que lo estaba Jenkins.

—¡En que Tom hará un trabajo mejor del que yo puedo hacer! ¡Porque me han empujado a un trabajo para el que no estoy cualificada porque no tengo experiencia suficiente! Y porque Austin Colé tiene uno de los mejores sonidos que he oído nunca y, francamente, pensé que se merecía más de lo que yo podía ofrecerle. No quería arruinar su carrera, así que lo envié a Tom.
Jenkins se levantaba delante de ella, con la cara roja de rabia, negando con la cabeza.
—Joder, _________...
Ella odiaba aquello. Se estaba volviendo cada vez peor. Se suponía que aquel era un trabajo de ensueño, pero era una mie*rda. Nunca se había sentido tan miserable en un puesto de trabajo.
Justo entonces, Collete asomó la cabeza por la puerta entreabierta.
—Eh, _________, cuando tengas un momento, la fotocopiadora se ha quedado atascada otra vez.
—Que le jo*dan a la fotocopiadora —dijo bruscamente, haciendo que Collete diera un salto y desapareciera después por la puerta.
Tras lo cual, dio media vuelta y miró a Jenkins.
—Y que te jo*dan a ti también. Ya no puedo soportar esto. Soy una mujer inteligente, simpática y profesional, y me merezco algo mejor que esto. RENUNCIO!!


lo siento chiks solo podre subir este... esq tengo como 2 kilos d tarea xD pro si tengo tiempo en la noche subo otro espero q les guste ;)

lunes, 4 de abril de 2011

CAP 46

LOS REVESES DEL PECADO
Todo gran afán por la búsqueda de la riqueza, el placer, o el honor,
no puede existir sin el pecado.
Desiderius Erasmus



_________ estaba agotada. Apenas había dormido en días. Quizás en semanas. Había regresado de Las Vegas destrozada física y mentalmente, y desde las dos semanas que habían precedido a aquel momento el descanso había sido casi inexistente.
Se sentó en la mesa de su despacho con la cabeza entre las manos. Su nueva mesa de despacho, en las oficinas de Blue Night, colocada en una diminuta esquina. Había decidido seguir trabajando desde la oficina, a pesar del hecho de que Tom lo había estado haciendo desde casa, porque comúnmente se pasaba la mitad del día encargándose de las cosas que la nueva secretaria de Jenkins todavía no sabía hacer y que —_________ temía— no llegara quizás a saber hacer nunca.

Justo en aquel momento, la chica nueva, Collete, aparecía por la esquina.
—_________, la fotocopiadora está otra vez atascada. Y el reportero del que te hablé antes ha llamado otra vez preguntando por Jenkins, y no estoy segura de que me crea cuando le digo que no está aquí en este momento.
_________ se limitó a suspirar. Después arregló la fotocopiadora. Y le explicó a Collete que simplemente siguiera mintiéndole al reportero, explicándole que «no importa si te cree o no». Por supuesto, ella nunca había tenido que mentir diciendo que Jenkins no estaba en la oficina, todo aquello había empezado solo hacía dos semanas, desde que había saltado la noticia del despido de Tom. Pero a diferencia de ella, no pensaba que a Collete le importara mucho mentir, lo único era que no se le daba muy bien hacerlo.

Cuando regresó a su propia mesa, _________ contempló cómo ocuparse del resto del día, sin contar con las futuras interrupciones de Collete. Rápidamente supo que tener un trabajo tan poco organizado hacía fácil aplazar las cosas menos deseables.
Como volver a llamar al nuevo manager de los Blush. Supuso que había sido muy inteligente de su parte contratar a uno, pero ¿por qué tenían que ir y elegir a un tirador tan fuerte como Tommy Max, el chico más duro de todos Los Ángeles? Había sido un incordio para ella durante toda la semana, reclamando cosas que ella ni siquiera sabía cómo solucionar.
También tenía un mensaje en su mesa de Malcolm Barstow, que había heredado de Tom y que no se alegraba en absoluto de que él ya no estuviera allí. Amenazaba con irse una vez que le cumpliera el contrato y ella no tenía ni idea de cómo convencerlo para que no lo hiciera, especialmente ahora que era lo suficientemente grande como para irse con una discográfica más importante si quería.
Una vez había pensado que ser representante de A&R le daría la sensación de ser importante, de sentirse segura. ¡Ya! Todo lo que le había dado aquello eran dolores de cabeza. Y además, un corazón roto.

Era extraño, solo había estado con Tom una semana, pero no podía acostumbrarse a dormir sin él otra vez. La cama le había parecido muy solitaria cuando su matrimonio con Wayne se había roto, pero aquello era diferente. Era más una necesidad profunda, más que un sencillo sentimiento de soledad.
No había visto ni había oído hablar de Tom desde la noche en la que, cubierta de lágrimas, había abandonado su habitación. Y odiaba —simplemente odiaba— saber que él pensaba que era un tipo tan desagradable de persona. El tipo de persona conspiradora y manipuladora. Aunque el negocio del espectáculo estaba lleno de aquellas personas, así que bajo las circunstancias, no podía culparlo de ello.
Solamente deseaba... bueno, no estaba segura de qué era exactamente lo que deseaba.
Si no hubiera aceptado los planes de Jenkins desde el principio, nunca hubiera llegado a conocer a Tom. Y si hubiera sido honesta con él en algún momento durante la semana que habían pasado juntos, las cosas hubieran sido completamente diferentes. Él no se hubiera enamorado de ella, de eso estaba segura.
Solamente deseaba... estar en la Ciudad del Pecado, con Tom, aprendiendo más cosas acerca de las nuevas formas de pecar.
Cuando alguien apareció por la esquina de su mesa, ella esperó ver a Collete, pero en lugar de eso encontró a Kelly cuando levantó la cabeza, con un imponente traje de color coral.

—Eh —le dijo su amiga. —¿Cómo lo llevas?

Kelly, por supuesto, estaba al tanto de todo lo que había pasado. Bueno, no sabía lo que había sucedido en el Rendezvous ni en el Caligula's, pero sabía lo del sexo y el amor, y la angustia. Sabía que a _________ la había destrozado que hubieran despedido a Tom y que tuviera que ver las noticias del pleito de Claire Starr en cada uno de los encabezamientos de noticias sobre el espectáculo. Y sabía que a _________ le estaba costando mucho adaptarse a su nuevo puesto de representante de A&R.
_________ se limitó a encogerse de hombros.

—Bueno, de aquella manera —pero entonces, lo reconsideró. —Aunque me da miedo hablar con Malcolm Barstow y con Tommy Max, así que no puedo reunir lo necesario como para devolverles las llamadas. Puede que quizás una respuesta más adecuada sea... fatal. Me va fatal.
Kelly hizo una mueca de dolor.
—Lo siento. Y quizás este no sea el mejor momento para decírtelo, pero... acabo de recibir un comunicado de prensa que dice que Tom va a lanzar su nueva discográfica.
Ella se sentó erguida, estaba sorprendida.
—Estás de co*ña.
Kelly negó con su cabeza hermosa y rubia.
—Ha encontrado unos cuantos inversores que creen en él, y está de vuelta en el negocio. Va a llamar a la discográfica ´´Inspiración´´



—Oh, ¡eso es genial! —dijo _________. La música era la vida de Tom y ella se sintió feliz de saber que estaba labrándose un nuevo lugar para él en la industria con tanta rapidez.
—¿Genial? —Kelly parecía horrorizada. —No, no es genial. Es horrible. No necesitamos ese tipo de competición ahora mismo —Kelly siseaba ligeramente, y adoptó una expresión de disculpa. —No te ofendas, pero...
_________ asintió desapasionada.
—Pero no sé lo que estoy haciendo. Estoy de acuerdo contigo. Así que probablemente tengas razón. Estas son terribles noticias para Blue Night. Aun así... me alegro por Tom. No se merecía nada de lo que le ocurrió.
—Oh, aquí tienes tu correo —Kelly dejó caer un puñado de cartas en el buzón que había en una esquina de la oficina de _________. —Collete vio que me dirigía hasta aquí y me pidió que te lo trajera. Vaya una vaga. Me preocupa, _________. No creo que esté avanzando mucho.
_________ suspiró.
—Sí, lo sé. Todo el lugar está desmoronándose a nuestro alrededor.
—Y yo tengo que ocuparme de la pesadilla de las relaciones públicas. Yupi por mí —Kelly señaló hacia atrás por encima del hombro. —Así que será mejor que vuelva. Pero... hablando de Tom, ¿cómo te va en ese aspecto? Espero que por ahora estés olvidándote un poco de él.
Otro largo suspiro salió de ella, el que supuso que respondería perfectamente bien a la pregunta de Kelly. Aparte de todo lo demás, el recuerdo de él —de ellos, juntos— la hizo sentir como si le estuvieran aplastándole el pecho.
—Oh, cariño —dijo Kelly, y tendió el brazo para apretujarle la mano. —¿Quieres que nos emborrachemos después del trabajo?
Nunca en la vida había salido _________ a propósito para emborracharse y utilizarlo como una manera de escapar de los problemas o el dolor. Simplemente no era propio de ella. Así que, aunque le pareció muy tentadora la idea, le dijo:
—Gracias de todas maneras, pero voy a intentar enfrentarme a ello sobria.
Después de que Kelly se fuera, _________ cogió el nuevo paquete de correo, y se quedó boquiabierta cuando vio el remitente de la primera carta. ¡Venía de la alucinante Mansión de Playboy! Al abrir el caro papel, encontró una invitación a una de las fiestas de pijama más famosas del lugar. Oh, Dios.
Era su peor pesadilla volviéndose realidad. Exactamente el tipo cosa que había temido. Porque tenía que ir. Porque necesitaba conocer a más gente, encontrarse con otros de la industria del espectáculo y del ambiente de fiesta de Los Ángeles.
Pero no podía.
No solo por las razones que había esperado, no solo porque le horrorizara la idea, o se sintiera insegura o avergonzada. Simplemente no quería ir a ningún lugar con aquel tipo de aura sexual sin que Tom estuviera cerca de ella.
Y... ¿qué pasaba si Tom estaba allí? ¿Con otra mujer? ¿O con más de una? No pensaba que pudiera soportar algo así. Todavía tenía sus heridas muy recientes.
Oh, ¿a quién estaba engañando? No estaba segura de que alguna vez pudiera ser capaz de aceptar algo así.
«Así que no puedes devolverle las llamadas a tus artistas. Y estás rechazando conscientemente oportunidades de establecimiento de contacto con la gente más reputada del negocio.

Sí, estás haciendo un trabajo realmente excelente, _________». Justo entonces, sonó el teléfono de su mesa y ella lo cogió, deseando que no fuera ni Tommy Max ni Malcolm. —_________ Cayton.
—Eh, sí, hola. Soy Austin. Austin Colé. Nos vimos hace unas cuantas semanas.
¡Oh, vaya! Cuando el despido de Tom había llegado a antena, Collete había recibido un mensaje de la madre de Austin cancelando su reunión. _________ se había sentido profundamente decepcionada, y supuso que ellos habían decidido irse con otra discográfica, pero habían pasado tantas cosas, que no había insistido más en ellos.
—Sí, por supuesto. Hola, Austin. Me alegra tener noticias tuyas. Espero que pronto pueda volver a encontrarme con tu madre y contigo.
—Por eso te llamo —dijo el chico. —Está presionándome para que me vaya con los tipos de la otra discográfica. Pero eso se debe principalmente a que Tom fue despedido y todo eso. Así que... supongo que estoy algo confuso. En realidad, no quiero abandonar Blue Night hasta que no hayamos hablado algo más.
—Como te dije en una ocasión, me encanta hablar más. Y puedo entender perfectamente las preocupaciones de tu madre, pero... —suspiró, no estaba segura de cómo de sincera tenía que ser, aunque dado que la sinceridad era su inclinación natural, decidió seguir adelante. Solo Dios sabía que las mentiras no la habían llevado muy lejos. —Para que quede entre y tú yo, Austin. Puedo asegurarte que Tom es inocente de todo lo que lo acusan, solo está pasando un mal momento. Así que, por favor, te pido que no bases tu decisión en lo que escuches en los medios de comunicación.
Al otro lado del teléfono, Austin volvía a suspirar, y ella pudo sentir su confusión. Dios, no era más que un adolescente, ni siquiera había salido todavía del instituto. ¿Cómo se supone que iba a saber qué hacer, cómo escoger la elección correcta? Y puede que toda su carrera dependiera de esa decisión.
El corazón le aporreó con fuerza contra el pecho cuando se dio cuenta de lo que estaba a punto de hacer, pero no pudo controlarse. Porque era lo correcto. Era la cosa más correcta que había hecho desde hacía un par de semanas.

—Austin, ¿puedo darte un consejo, un consejo de corazón, que quede solo entre tú y yo?
—Sí, claro.
—Tom acaba de crear una nueva discográfica, se llama Inspiración. Y a pesar de todo lo que le ha sucedido, es un buen tipo, y desde mi punto de vista, el mejor a lo que música se refiere. Si yo fuera tú, me iría con él…
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Cuando colgó el teléfono unos quince minutos más tarde, se dejó caer sobre la mesa y descansó allí la cabeza. Acababa de dejar escapar la oportunidad de crear algo importante para Blue Night, su oportunidad para dejar su marca en la industria.
Mie*rda.
Pero todavía sabía que había hecho lo correcto. Por muchas razones.
Así que en lugar de machacarse por ello, solamente rezó para que Jenkins nunca se enterara de lo que acababa de hacer, después volvió a coger el teléfono y marcó la extensión de Kelly.
—Kelly Mills, Relaciones Públicas de Blue Night Records.
—He cambiado de opinión. Son casi las cinco. Vayamos a emborracharnos.

domingo, 3 de abril de 2011

CAP 45

Tom le dio el coche de _________ al empleado del hotel, después condujo a su preciosa chica por las puertas principales del Venecia, cogido de su mano. Dios, no podía creérselo. Le había dicho que estaba enamorándose de ella. Y mucho más que eso: lo había dicho en serio.
Aquello se había acabado. Iba a tener más de _________, no solo como una colega, sino como... todo. Una amiga, una amante, y... aquella combinación extraña de las dos mujeres; ni siquiera podía encontrar las palabras para describirlo.

No se había dado cuenta de que deseaba aquello hasta que había escuchado cómo las palabras salían de su propia boca. Joder, hubo muchas palabras inesperadas que supo de su boca aquella noche. Ni siquiera había sabido la razón por la que quería llevarla al desierto hasta que no se encontraron allí. En realidad, había pensado que quizás fuera un lugar bonito y tranquilo para echar un polvo, una buena manera de acabar con su aventura. Pero en el momento en el que detuvo el coche, comprendió que no podía poner fin a todo aquello. Simplemente no podía.
Y no estaba seguro de adonde se dirigía aquello a partir de entonces, pero... no podía acordarse de la última vez que se había sentido tan bien con alguien. Como si hubiera más vida aparte de la música y el sexo. Y la música y el sexo... bueno, joder, ambas cosas eran algo muy bueno, pero... quizás era hora de empezar a hacer algunos cambios en su vida. Dudaba al pensar en «sentar la cabeza», así que decidió que sería más como «entablar una conexión más íntima» y quizás tener a alguien en el que apoyarse, en el que confiar, cuando lo necesitara.

En aquel momento, se sentía totalmente despreocupado. Ni siquiera le importaba si Claire Starr lo demandaba. Si lo hacía, él podría superarlo. Con el amor y el apoyo de _________.
Con ella, tenía todo el paquete. Una gatita con la que podía disfrutar de un sexo chispeante. Una compañera dulce y cariñosa. Y una amiga inteligente. Una colaboradora intuitiva. No le extrañaba que estuviera enamorado de ella.
Y si Claire demandaba, o si persistían los periódicos sensacionalistas, o si abundaban más rumores, simplemente sabía que _________ y él lo superarían, juntos, y todo saldría bien al final porque todavía la tendría. Siempre había pensado que su trabajo era lo único que realmente importaba, algo con lo que no podía dejar de vivir. Pero acababa de hacer espacio para algo más —alguien más— en su vida y, dejando a un lado a Claire Starr y a sus sucias acusaciones, el mundo le parecía completamente perfecto en aquel momento.

—¿Eres feliz? —le preguntó mientras caminaban por el pasillo que llevaba a la habitación, todavía cogidos de la mano.
Ella le sonrió y se mordió el labio.
—Mucho. Feliz y... llena de polvo —dijo entre risas. Ambos estaban cubiertos por una fina capa de arena del desierto.
—Ese es el precio de echar un polvo sobre la tierra —le dijo con una sonrisa, acordándose de cómo se había movido encima de ella, en la terrible postura del misionero (lo que, de repente, le parecía más íntimo que horrible) y cuánto había dado la bienvenida aquella vez a esa intimidad. —A ver qué te parece esto —le preguntó. —Prepararé un buen baño espumoso en el jacuzzi y nos aseguraremos de que, después de todo, tengas un orgasmo.
Tom había desaparecido en el enorme cuarto de baño, y ahora ella pudo escuchar cómo corría el agua de la bañera.
—Me estoy desnudando —le gritó. —No me hagas esperar mucho.

Ella le respondió.

—Estaré ahí ahora mismo, cariño, solo quiero comprobar primero mis mensajes —porque en el momento en el que habían entrado en la habitación, _________ vio que las luces de su teléfono móvil estaban parpadeando. Y aquello la hacía acordarse de... todo. La horrible mentira, la amenaza que se cernía sobre el trabajo de Tom.

Y ella no estaba exactamente segura de lo que iba a hacer, pero no iba a dejar que nada arruinara todo aquello, lo que los dos tenían. Iba a ocuparse del asunto de alguna manera. Iba a convencer a Jenkins de que no importaba lo que hiciera Claire Starr, Tom tenía demasiado valor como para dejarlo escapar. Y encontraría la manera de contarle a Tom toda la verdad.
Estaba de pie en la habitación, escuchando cómo se llenaba la bañera y ansiosa por volver con su hombre, así que rápidamente recuperó el mensaje que tenía en el buzón.

—Eh, amiga, soy yo —Kelly. ¡Vaya un alivio! No era Jenkins. —Solo llamaba para ver cómo ha ido tu gran semana con Tom Kaulitz, pero supongo que todavía no estás de vuelta, no sabía exactamente cuándo regresabas a casa. De todas maneras, no puedo esperar a oír todo lo que ha pasado, y espero que me cuentes que has recobrado el sentido y que has matado a polvos a ese tío.
_________ cerró la tapa del teléfono, se sonrió a sí misma y puso los ojos en blanco. Kelly iba a quedarse asombrada. No es que _________ fuera a contárselo todo. Algunas cosas eran tan privadas que solo podría compartirlas con Tom. Pero aun así, su amiga iba a sentirse satisfecha al escuchar cómo habían ido las cosas.

—Estoy esperando —gritó Tom juguetonamente desde el cuarto de baño.
—Ya voy —contestó ella, caminando hacia allí, pero entonces el teléfono sonó en su mano. —En un minuto —añadió. —Deja que coja la llamada y estaré ahí en nada, te lo prometo —después abrió el teléfono otra vez y se lo puso en el oído. —¿Sí?
—Hola, _________.
Mie*rda. Esta vez sí era Jenkins.
El corazón le latía con fuerza, mientras caminaba a toda prisa por la zona del comedor, entraba en el salón y se dirigía hacia las ventanas que daban a las luces de Las Vegas.
—Hola —dijo, sonando seca.
—Ya sé que es tarde, pero acabo de recibir noticias que pensé que podrían interesarte.
---Oh, Dios. —¿Cuáles son?
—Claire Starr va a poner una demanda a primera hora mañana por la mañana. Lo que significa que Tom está fuera. Tan pronto como vuelva aquí mañana, voy a pedirle que venga a la oficina y le daré las malas noticias. Así que espero que te hayas puesto al tanto esta semana.
_________ dejó escapar un suspiro. Realmente esperaba abordar aquella cuestión en la oficina, sin tener lo de Claire Starr dándole la sensación de ser una amenaza definitiva como lo hacía ahora, pero... bueno, ahora tendría que tomar una estrategia diferente. Dejaría caer el asunto principal del problema —lo de que Tom era algo indispensable— más tarde, pero ahora, solamente hablaría en términos que Jenkins pudiera comprender sin que necesitara por ello una discusión más detenida.

—Escucha, he aprendido un montón, pero no lo suficiente todavía. Me parece que sería poco inteligente despedir ahora a Tom. Yo también regreso a casa mañana, así que antes de llamarlo, por favor espera a que llegue. Iré directamente a la oficina y hablaremos acerca de esto, ¿de acuerdo?

—No —dijo él. Así de simple.
—¿Cómo?
—_________, comprendo tu agitación acerca de que te dejen caer un puesto así tan rápido, pero simplemente no puedo permitir que Tom siga siendo un asociado de Blue Night Records por más tiempo. Van a demandarnos por su culpa. Despedirlo es la única manera de dejar bien claro que Blue Night no cierra los ojos cuando se trata de un chantaje sexual. Así que repite conmigo: «Tom está despedido y yo voy a ocupar su lugar».
_________ dejó escapar un suspiro enfadado.
—Sí, sí, ya lo sé. Tom está despedido y yo voy a ocupar su lugar. He formado parte del plan desde el principio, ¿recuerdas? Pero aun así...
—No hay peros que valgan, _________. Es tarde y estoy cansado, y tengo que lidiar con un circo de medios de comunicación mañana. Así que hablaremos cuando estés de vuelta. Después de que haya despedido a Tom. Buenas noches.
La llamada se terminó. Y _________ cerró la tapa de su teléfono, todavía mirando las luces de neón que se desplegaban bajo los veintes pisos de abajo.
Y fue entonces cuando se dio cuenta de que el agua había dejado de caer, y se dio la vuelta para encontrar a Tom allí de pie, desnudo detrás de ella.
Pero en lugar de concentrarse en su desnudez, su atención fue directamente hacia sus ojos, que le decían que acababa de escuchar el terrible secreto que había estado manteniendo. Su horrenda traición. Porque había sido lo suficientemente estúpida como para hablar de aquello con Jenkins, mientras Tom estaba en la habitación de al lado.

—Oh, Dios —dijo ella, el cuerpo le tembló cuando instintivamente caminó hacia él. —Tom, esto no ha sido idea mía. Te lo juro —negó con la cabeza. —Y no quería hacer las cosas de esta manera. En absoluto. Tienes que creerme.
—No —le dijo tranquilamente, la ira resplandecía en sus ojos. —No te creo.
Ella sintió de repente que no podía respirar.
—Te lo juro, no quería robarte el trabajo, y tenía planeando, todavía lo tengo, ir a la oficina de Jenkins mañana y decirle que despedirte sería un terrible error.
—Cállate, _________ —le dijo, con una voz demasiado sosegada; solo sus ojos reflejaban sus emociones—, y lárgate.
Ella tomó una gran bocanada de aire. Aquello no podía estar pasando.
—Tom, por favor. Déjame que te explique. Déjame hacerte entender.
—No puedes —señaló hacia la puerta de su habitación, y su voz se volvió más brusca. —Ahora sal de una pu*ta vez de mi habitación.
A _________ le dolió físicamente el corazón, también los ojos, cuando las lágrimas empezaron a caerle por las mejillas. Ella tendió la mano para tocarlo, pero él se hizo a un lado con brusquedad.
—Por favor, Tom —le rogó ella. —Por favor. Dame una oportunidad.

—Ya lo he hecho. Y tú la has utilizado para robarme mi jod*ido trabajo, para mentirme —negó con la cabeza. —Me has engañado, de eso estoy jodidamente seguro. Y yo pensaba que eras alguien tan dulce, tan... increíblemente genuina —soltó una carcajada pero carente de alegría, algo que él tomaba probablemente como un gesto de ironía.

Ella tenía las manos tendidas delante, en un gesto impotente, suplicante.
—Todo fue real. Todo lo que pasó entre nosotros. Te lo juro, Tom.
Pero una vez más, él señaló hacia la puerta.
—No necesito más zorras mentirosas e hipócritas en mi vida, _________. Lárgate. Lo digo en serio. No quiero escuchar ni una palabra más de tu embustera boca.
_________ no sabía qué hacer. Temió que el pecho le estallara. Le dolían los ojos, tenía la nariz mojada por las lágrimas, y las piernas se le habían debilitado. Tom no estaba dispuesto a atender a razones, ni siquiera le daría la oportunidad para explicarle las cosas y que él lo entendiera.
—¡Ahora! —gritó él, haciendo que _________ se sobresaltara.
Así que, como una perrita asustada con el rabo entre las piernas, corrió a toda prisa hasta el vestíbulo, cogió su bolso de camino y solo se detuvo para mirar atrás cuando alcanzó las puertas dobles.
—Lárgate —le dijo él una vez más, ahora con un tono de voz bajo y amenazador, como si no pudiera creer que todavía estuviera allí, que todavía tuviera la intención de persistir.
No tuvo otra elección que abrir la puerta y salir de allí, dejando que se cerrara tras ella. Dejar atrás al hombre que amaba, el hombre que, milagrosamente, también la amaba, hasta que había descubierto su mentira.
Había sido consciente desde el principio de que todo aquello era una mala idea. Pero no podía haber imaginado cuánto podía llegar a perder una vez que todo aquello acabara. Y sintió como si acabara de perderlo... todo.


comenten mis niñas y subo cap mas alratito :D

viernes, 1 de abril de 2011

CAP 44 LA SEPTIMA Y ULTIMA NOCHE

Cap 44
Mientras _________ caminaba junto a Tom en el paisaje austero del desierto, empezó a experimentar aquella diminuta sensación, la que puedes tener cuando estás de pie a la orilla de la playa mirando el enorme océano, o del modo en el que había oído hablar a la gente cuando se estaba delante del Gran Cañón. Era como estar completamente sumergido en la naturaleza, obligado a sentirla, a verla. Incluso en la oscuridad, los bordes de la montaña en la distancia eran visibles en su tenue silueta, el cielo arriba era un tono más ligero del azul de medianoche. Una cálida brisa agitaba la noche a su alrededor.
Había comparado la sensación del Gran Cañón con Las Vegas de una manera diferente desde su llegada a aquel lugar, pero aquello... aquello era mucho más profundo, mejor. Se dio cuenta de que también deseaba estar a solas con él.
Finalmente, Tom se detuvo y se dio la vuelta para mirarla.

—Me gusta estar aquí fuera. Sin luces, sin ruidos, nada excepto tú —después levantó las manos hacia su cara y la besó en la boca. A _________ le pareció tan excitante y cálido como el primer beso que él le había dado, en el almacén del Fetiche, e inmediatamente necesitó algo más que eso.
—Fóll*ame —le gimió con más dulzura de lo que ella pensaba que podían guardar esas palabras.

Y cuando Tom la puso de rodillas en el suelo del desierto, cuando le levantó lentamente la camiseta y el sujetador y le besó los senos, cuando suavemente le quitó los pantalones y después se deshizo de los suyos para abrirse camino hacia su cuerpo cálido y deseoso, ella se dio cuenta de que nunca había pensado en lo dulce que podía ser echar un polvo con alguien.
Se movieron juntos, lentamente al principio, después con algo más de fuerza. Ella se levantaba contra su miembro, encorvaba las caderas y buscaba aquella cálida fricción que tanto le gustaba. Y él la besó mientras se deslizaba dentro y fuera de ella, la besó y la acarició y la hizo sentir adorada de los pies a la cabeza.

—Oh, Dios, estás sumamente deliciosa esta noche —le dijo en un cálido suspiro. —Tu vulva desnuda está tan suave y melosa cuando me deslizo dentro de ella.
Vaya, se había olvidado de que quizás pudiera parecerle algo nueva y diferente ahora. La excitaba solo pensar en la idea.
—Me haces sentir mejor que nadie, nunca me he sentido tan bien —continuó él.
Y a ella se le oprimió el pecho al escuchar esas palabras.
—¿Nunca? —logró decirle. Ahora él la follaba con lentitud otra vez, su erección parecía expandirse hasta lo imposible dentro de ella.
—Nunca —repitió él. Después le susurró—, eres la única mujer además de Angie con la que he follado sin condón.
Aquella frase le dejó algo estupefacta, por muchas razones.
«No había llevado condón en muchas ocasiones». ¿Cómo coño no había caído en una cosa así? Estaba claro que se había dado cuenta de que no lo había llevado puesto más de una vez, ¿pero por qué razón no se había sentido alarmada? Supuso que había estado casada demasiado tiempo, y se había sentido permanentemente segura en aquel tema. Y se había sentido completamente consumida por todo lo que le había pasado durante la semana. Entonces, ¿qué significaba aquello? ¿Había cometido un error fatal? ¿Y por qué? ¿Por qué no llevaba él ningún preservativo?

—Estoy tomando pastillas anticonceptivas, ya sabes —le recordó ella, mirando aquellos hermosos ojos—, pero eso no te protege de...
Él levantó la palma de la mano hacia su mejilla, todavía seguía moviéndose lentamente dentro de ella.
—No te preocupes, nena. Estoy sano. Porque como te acabo de decir siempre he tomado precauciones. Siempre. Y sé que tú estás sana porque... sé que estás sana —le dijo y le sonrió con ternura.
Bajo él, todavía embriagada por la fricción que él creaba con su dulce miembro, se mordió el labio.

—¿ Por qué? ¿Por qué no...?
Él la besó en la boca.
—Al principio fue un accidente. Pero después de eso... me haces sentir tan bien, y yo simplemente... quería estar así de cerca de ti. No quería que hubiera nada entre nosotros. Nada.
Ella tomó una gran bocanada de aire, estaba totalmente asombrada por la profundidad de su ternura. Y por lo que ella podía haber jurado que había escuchado en sus palabras. La misma cosa que ella sentía. Amor.
Aunque quizás estaba loca. Quizás estaba confundiéndolo todo. Quizás solo era... su manera de acabar con la relación. Aquella noche era la última noche que pasarían juntos, después de todo. Su última noche en la Ciudad del Pecado.
Aun así no podía evitar acordarse de ello, del fatídico momento en el que él pusiera distancia entre ellos y la Ciudad del Pecado.

—No quiero que esto termine nunca —le dijo, con un tono de voz profundo y arenoso.
Oh, Dios. ¿Había escuchado bien?
—¿Qué... qué quieres decir con eso?
Él entrelazó los dedos entre su pelo.
—Solo porque regresemos a casa en Los Ángeles, no hay razón por lo que no podamos seguir con lo bueno que tenemos, _________.
—Pero pensaba que tú... quiero decir...--- Una vez más, él la besó.
—Sí. Bueno, normalmente no hago algo así. Pero quizás ahora lo haga. No puedo prometerte nada, no he tenido una relación real en muchos años. Pero no creo que pueda estar contigo y no desearte. No creo que pueda verte solamente como una amiga.
_________ temió que le explotara el corazón en el pecho. ¿Realmente estaba haciendo que sus sueños se volvieran realidad? ¿Realmente le estaba diciendo que no quería que todo aquello acabase?
—No tienes ni idea de lo feliz que me hace escucharte decir eso.
—Entonces, ¿tú lo sientes de la misma manera? ¿No quieres que esto acabe?
—Dios, sí, siento exactamente lo mismo. Yo... te quiero.
Oh, no, ¿qué acababa de decirle? ¡Había salido así de fácil, imparable! Estúpida, estúpida, estúpida.
Pero la boca de Tom le volvió a cubrir los labios, y esta vez su lengua se mezcló con la suya, y el deseo parecía doblarse de alguna manera en aquel momento, haciendo que ella tirara de él con más fuerza, lo rodeara con los brazos y lo abrazara con tanta intensidad como pudo. Y cuando finalmente el beso terminó, Tom se inclinó hacia ella cerca de su oído y susurró las palabras más dulces que ella había oído.

—Creo que yo también estoy enamorándome de ti.
—Oh. Oh, Dios —dijo ella, mirando su cara tan divina.
Y casi convulsivamente, ella golpeó el cuerpo contra él, necesitaba sentirlo aún más dentro de ella. Ya no le importaba si no alcanzaba el orgasmo, solo deseaba sentirlo, que la llenara.
—Córrete dentro de mí —le jadeó, desesperada, rogándole. —Córrete dentro de mí, con fuerza.
Necesitaba hacer que ocurriera, necesitaba tirar de todo el placer que él pudiera darle, y necesitaba que dejara parte de él en su interior.
—Oh, sí —gruñó él. —Oh, sí, no puedo parar. Estoy corriéndome dentro de ti. Estoy corriéndome dentro de tu pequeña y dulce vulva —y la embistió, fuerte, fuerte, fuerte, presionando su trasero contra el suelo, de alguna manera haciéndola respirar la seca fragancia del desierto, haciéndola sentir los rayos de luna más intensamente.
Nunca en su vida el sexo la había hecho sentirse tan satisfecha. De una manera completamente diferente a la noche pasada o la anterior. Aquello había sido tan físicamente intenso, y la parte mental había estado en ella, en su atrevimiento, en sus deseos por Tom. Pero aquello... aquello había venido de él. Él amándola. Y ella deseando darle placer con tanta libertad, sin que hubiera por su parte un deseo o necesidad en particular.

Aunque un momento más tarde, él se disculpó.
—Lo siento, nena. No te he hecho alcanzar el orgasmo.
—No me importa —le susurró ella, sonriéndole. —No podría sentirme mejor de lo que me siento ahora mismo.


:D akii esta la ultima noche nnas comenten porfavor aun qda mas d esta ultima noche espero q les guste ;) se les kiiere