—Entonces díganme, ¿de dónde se conocen ustedes dos? —preguntó Jenelle.
Tom contestó, y le explicó a la chica el cambio de trabajo de _________ y la razón por la que los dos estaban en Las Vegas.
—Vaya, es genial —dijo Jenelle, retirando finalmente su mano de donde la había dejado al principio. —Enhorabuena.
_________ se esforzó por fingir que la lujuria estaba quemándola por dentro.
—Gracias. Estoy muy emocionada, y Tom es un profesor excelente —lo miró a los ojos y una vez más no pudo evitar darle voz a lo siguiente que se le vino a la cabeza. —En más de un sentido.
—¿En serio? —Jenelle bajó el tono de voz y concedió una sonrisa que decía «Cuéntamelo todo».
—Bueno —empezó _________, mientras intentaba pensar en cómo responder, porque no iba a admitirles a ninguno de los dos que nunca había tenido una aventura esporádica antes. —No he estado con nadie desde que me divorcié. Y Tom... me ha ayudado a salir de la rutina.
A su lado, Jenelle suspiraba.
—Estoy tan celosa... Necesito a alguien que me saque a mí de la rutina. Hace un mes que no me he acostado con nadie —dijo ella como si llevara cinco años de sequía.
Jenelle quería escuchar más acerca de lo que habían estado haciendo desde su llegada a Las Vegas, a qué bares habían ido, cuántos artistas contrataron, en qué restaurantes cenaron. Ambos proporcionaron las respuestas, y _________ acabó la que probablemente sería la quinta copa de vino en la noche, y se sentía agradecida de que hubieran pasado tantas horas entre toma y toma o seguramente estaría desmayada en aquel momento.
—Hoy —continuó Tom—, no tenía muchos negocios de los que encargarme, solo una pocas llamadas telefónicas que hacer, así que me llevé a _________ de compras.
—Oooh, ¿qué has comprado? —preguntó Jenelle, enarcando sus cejas perfectamente arregladas.
_________ no pudo evitar esbozar una pequeña sonrisa.
—Braguitas.
Jenelle ladeó la cabeza, en un gesto de conspiración.
—Y apuesto a que las llevas puestas ahora mismo.
—Así es —le confirmó _________, que se sentía más bebida a medida que pasaba el tiempo.
—¿Cuáles llevas? —preguntó Tom.
—Es... una sorpresa —dijo ella, jugando de la misma manera que él lo había hecho.
—Apuesto a que vas con... un negro clásico —dijo Jenelle—, que encajan a la perfección con ese atractivo vestido.
—Compramos un tanga negro, pero yo creo que lleva puesto el rojo —decidió Tom. —Ya que yo le destrocé el último rojo que tenía.
_________ soltó una pequeña carcajada, ya que ambos estaban equivocados, pero no dijo nada.
Hasta que finalmente Jenelle extendió la mano hacia _________, deslizando sus uñas rojas y pulidas bajo la abertura lateral del vestido de _________ y tirando hacia fuera para revelar un pedazo de tejido de la tela, la parte de delante de su tanga de leopardo.
—Oh, Dios mío, este va genial con mi vestido —exclamó Jenelle, y _________ intentó luchar contra la aparición de la humedad entre sus muslos, mientras Tom reía a carcajadas y Jenelle continuaba hablando. —Las mías también pegan con el tuyo, quizás deberíamos intercambiarlas —dijo entre risas. —¿Ves? —después se puso de rodillas, y se levantó el vestido hasta revelar su propio tanga, que era de un bonito encaje negro.
Tom también se cambió de lugar, acercándose a las cortinas para cerrarlas.
—¿Qué estás haciendo? —le preguntó _________. Tom arqueó una de sus cejas.
—Bueno, si vamos a empezar a enseñar la ropa interior que llevamos cada uno, probablemente sea hora de echar las cortinas. A no ser que quieras que las deje abiertas.
—No —dijo _________. Porque aquello tenía sentido. Porque los vestidos de Jenelle y el suyo estaban echados hacia arriba lo suficiente como para enseñar sus respectivos tangas. Incluso aunque ella no estuviera muy segura de cómo habían llegado a ese punto.
Cuando Tom ajustó la cortina al pie de la cama, el espacio pareció hacerse más pequeño, más íntimo. E incluso aunque todavía podían escuchar la música de fondo, a la gente riendo, y los gemidos o jadeos ocasionales que venían de la otra cama, daba la sensación de que los tres estuvieran solos en aquel lugar.
Fue entonces cuando Jenelle, que todavía estaba sobre las rodillas, se inclinó por encima de _________ para coger la botella de vino, porque necesitaba llenarse la copa, pero perdió el equilibrio y se cayó hacia delante, descansando justo sobre el regazo de _________.
Los tres estallaron a carcajadas, pero _________ se sintió más excitada que entretenida con la situación. Nunca antes se había sentido atraída hacia otra mujer, pero el cuerpo esbelto de Jenelle tendido sobre ella hacía que le temblara la vulva todavía más enloquecedoramente. ¿Acaso no se había sentido antes inconscientemente excitada cada vez que había visto aquellas vallas publicitarias en movimiento donde se anunciaban mujeres casi desnudas? ¿No se había excitado observando a todas aquellas showgirls con Tom antes, pensando una vez más lo expuesto que estaba el sexo en aquel lugar? Cuando estabas tan rodeada de gente guapa, hombres y mujeres, ¿no se mezclaba y cuajaba todo de alguna manera? ¿No era excitante todo aquello? Joder, le gustara o no, incluso el roce de Kelly el día que habían estado levantando los pechos de _________ hacia arriba la había excitado un poco.
—Lo siento —dijo Jenelle, todavía riéndose, apoyando los brazos en el terciopelo rojo para levantarse.
Pero cuando lo hizo, sucedió algo extraño. Se detuvo a medio camino, colgando directamente sobre _________, y dejó que su mirada se desviara hacia sus pechos. Y cuando Jenelle volvió a hablar, su voz había adoptado un tono mucho más bajo.
—¿Son esas... tan bonitas como yo pienso que son?
_________ pudo oler la fragancia del champú de Jenelle cuando un mechón del pelo largo y voluminoso de la chica rozó la parte de arriba de sus pechos. Aquella pregunta le causó problemas para responder, pero aun así le dijo al final:
—Tendrás... tendrás que preguntárselo a Tom.
Ambas lo miraron y _________ observó el calor puro y animal que había invadido su mirada.
—Sí, lo son —dijo definitivamente. Y cuando Jenelle volvió a tumbarse en la cama, con las piernas estiradas a su lado, Tom se inclinó hacia _________, y deslizó la palma de su mano por su pecho. —¿Por qué no te las enseño? —sugirió él.
_________ pensó en protestar, pero la verdad era que no quería hacerlo. Se dijo a sí misma que estaba preparada para cualquier cosa que le aguardara la noche y no podía negar que sentía curiosidad, intriga, por ver adonde llegaba aquel encuentro prohibido. Así que simplemente se quedó mirando, mientras Tom utilizaba ambas manos para bajarle el vestido por los hombros, después introdujo los dedos en el satén negro que sujetaba su pecho, y lo bajó hasta desnudarlos por completo, descubriendo unos pezones rosados y erectos.
_________ desvió la mirada hacia Jenelle, pero no se encontró con sus ojos. Jenelle estaba ya estudiando su pecho desnudo, y la punta de la lengua salía para deslizarse por su labio superior. El corazón de _________ latía enloquecedora y apasionadamente.
Solo después de un largo momento paralizante, los ojos de Jenelle se dirigieron finalmente hacia la cara de _________.
—¿Puedo besarlos?
_________ se sintió perdida en un mar de confusa lascivia. No sabía cuán lejos debía llevar todo aquello o lo que deseaba, o cómo se sentiría después de que ocurriera lo que iba a ocurrir.
Impotente, miró a Tom, pero él no parecía estar confuso en absoluto. Encontró su oscura mirada y él movió los labios para articular una palabra: «sí».
Tom deseaba aquello. Quería verla con otra chica.
Y lo que Tom deseaba, lo deseaba ella.
Porque le encantaba agradarle, le encantaba excitarlo, y en aquel preciso momento —aquella noche, aquel instante— no le importaba nada más.
—Sí —dijo y escuchó el leve gemido de satisfacción que salió de la boca de Tom cuando Jenelle se inclinó hacia ella.
La lengua de Jenelle lamió dulcemente uno de los turgentes pezones, ligero y airoso, y excitante.
_________ gimió de placer, el lametón le había dado la misma sensación que cuando Tom lo había hecho, solo que más suave de alguna manera, y era extrañamente emocionante saber que había venido de otra mujer. Entonces, Jenelle hizo como había prometido, y le concedió un simple y dulce beso al pezón de el mismo pecho, antes de cerrar la boca sobre él para succionar tiernamente. El tirón de los labios femeninos fue directo hacia la vulva de _________ y cuando ella desvió la mirada hacia Tom y sus ojos se encontraron, la dejó clavada en el sitio con más fuego del que había visto antes. Dios, era como entrar en un paraíso prohibido.
Jenelle cambió al otro pecho y cerró sus suaves manos alrededor de la curva exterior de los senos de _________, masajeando con suavidad, y _________ todavía seguía mirando a Tom, incluso mientras suspiraba, mientras gemía, hasta que cerró los ojos y se dejó llevar al placer que le proporcionaba Jenelle.
Tom tendió la mano para retirar hacia atrás el pelo de Jenelle; estaba claro que deseaba ver cómo lamía y succionaba el pecho de _________. Y _________ lo quería... todo. Quería cada sensación, cada caricia, deseaba sentir todo lo que podía sentir una persona. Deseaba a Tom. Deseaba a Jenelle. Deseaba dejar de pensar y perderse en las sensaciones.
Y eso fue exactamente lo que hizo.
:D gracias x sus coments nnas iia me pude contenta haha bno akii esta el primer cap alrato subo el segundo y el tercero <3
AY SUB EL 34!!!!!!!!D:*-*
ResponderEliminarAMO LA FIC!! Y AME ESTE CAP!:O♥
me encanto, actualiza actualiza quiero saber que mas va a pasar (cejas) ok no bueno si mejor me voy hahaha muy encantador, hermoso, sexy, excitante capi al igual que todos ♥-♥
ResponderEliminarSUBEEEEEEEEEEEE!!! sorry por no comentar antes ya te comento mas ;D
ResponderEliminarorale que intenso se puso esto no no un tri pero que divertido es como mi maestro de organizacion y planeacion del estudio me dijo entre tres es mas divertido que solo dos cX jajajajaja
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