lunes, 21 de marzo de 2011

CAP 41

perdon x la tardansa chikas esq no e estado en mi ksa pero akii les dejo un cap laaargo ojala les guste comenten xfavor :) se les kiiere


Cap 41
Tenía que seguir adelante.
Mantuvo contacto visual con el chico guapo incluso cuando la boca de Tom se cerró sobre su pezón, y a su vulva le dio un espasmo.
Oh, Dios, estaba haciendo aquello, lo estaba haciendo realmente. De alguna manera, la hacía sentir infinitamente más desenfrenada que en cualquier cosa que se había permitido aquella semana.
El portador de uvas —que incluso parecía italiano— se acercó, y ella se lamió el labio superior, y señaló hacia una pila de uvas verdes. El chico levantó un pequeño racimo, lo sujetó por encima de sus labios abiertos y permitió que ella cogiera una entre los dientes y la lengua.
Cuando la uva se deshizo en su boca y el dulce jugo se liberó, Tom succionó con más fuerza y sintió cómo la vulva casi le explota de la oleada de placer que la invadió, haciéndola gemir.
—¿Más? —le preguntó el atractivo romano.
Aquello hizo que Tom levantara la cabeza y se diera cuenta de lo que estaba haciendo ella. Sus ojos se volvieron vidriosos de lujuria y ella se sintió hermosa y emocionantemente expuesta con sus pechos brillantes y desnudos entre los dos hombres. Estar exhibida de aquella manera la hizo sentirse más húmeda aún, la hizo sentirse caliente y dilatada bajo su diminuta toga.

Estuvo a punto de decir sí —a más uvas, y quizás a más de todo —cuando Tom miró al chico una vez más y esta vez dijo:
—¿Anthony?
Oh, Dios. El romano bajó la barbilla, pareció confuso al principio, pero entonces sonrió.
—Tom, jo*der.
—Hace un siglo que no te veo, tío.
—Probablemente cuando lo del whisky a gogó en el 2002, porque llevo en Las Vegas desde entonces.
_________ se irguió un poco y volvió a tirar de la tela hasta cubrirse los pechos. El corazón todavía le latía entre las piernas, pero su sentido de abandono pasional se había extinguido casi por completo sintiéndose un poco extraña.
—Mie*rda, lo siento, nena —dijo Tom entonces. —Este es un viejo amigo mío. Solía trabajar en un par de discotecas en Sunset y me aconsejaba cuando oía hablar de grupos nuevos —miró a Anthony y dijo: —Ella es _________.
—Mmm, hola —dijo ella, agradecida bajo las extrañas circunstancias, porque Tom no había mencionado que era la nueva representante de A&R de Blue Night, incluso si aquello era todo confidencial.
Anthony bajó la mirada hacia sus senos y le sonrió cálidamente.
—No hace falta que te tapes por mí, guapa. Cuando trabajas aquí, te acostumbras a ver montones de pechos.
Habló con tanta sinceridad que el comentario pareció tranquilizarla de alguna manera.
—Puedo imaginarlo.
—Entonces —dijo Tom— trabajando en el club de sexo más célebre de Las Vegas, ¿eh?
Anthony se encogió de hombros bajo su toga.
—¿Qué puedo decir? Empecé aquí hace unos pocos meses, un par de noches a la semana. El dinero es bueno y el trabajo es divertido.

—Apuesto a que sí —le dijo Tom.
Anthony volvió a mirar a _________.
—Los dejaré que vuelvan a hacer lo que estaban haciendo. Pero si necesitan cualquier cosa, háganmelo saber y me encargaré bien de ustedes.
Ella entendió que aquello significaba comida y bebida, pero sabiendo lo que hacía en aquel lugar, no pudo evitar tomarse la oferta de una manera diferente y aquella promesa la hizo humedecerse entre los muslos.
—Lo siento —le dijo Tom cuando se fue Anthony, después se acostó sobre las almohadas doradas que adornaban la cama, dejando que los ojos se le cerraran de deseo. —Ahora, ¿dónde estábamos?
Ella impulsó el pecho hacia delante, hacia él y descubrió, agradecida, que podía que la conversación con Anthony no hubiera apagado tanto su excitación como había pensado.
—Estábamos aquí.
En un movimiento veloz, Tom volvió a retirarle otra vez la tela del pecho y cerró la palma sobre la dolorida piel.
—Me ha encantado que lo llamaras —le murmuró entre más besos en el cuello.
Aquellos besos la habían puesto tan excitada que apenas se vio capaz de responder.
—Era solo... por las uvas.
Una sexy sonrisa se le desplegó en la cara.
—Aun así... me has puesto más cachondo de lo que ya estaba —su mano se movió hacia su rodilla doblada, y se deslizó hacia arriba por su muslo mientras se inclinaba para pasar la lengua sobre su pezón. Y en el centro de la habitación, la rubia gritaba de placer, y _________ levantó la mirada para ver cómo uno de los hombres la penetraba desde detrás, y el otro desde debajo! En ese momento Tom deslizó la mano entre sus piernas.

—Oooh... —gimió ella, en aquel instante necesitaba más que nada su caricia allí.
—Dios mío —murmuró él, después retiró la mano para levantarle la falda.
Fue entonces, cuando ella se acordó de que se había afeitado para él y que Tom acababa de darse cuenta de ello. En un lugar mucho más diferente de lo que ella había imaginado.
Miró hacia abajo y vio su suave y clara piel, la pequeña y rosada protuberancia de su clítoris sobresaliendo de su desnuda abertura.
—Oh, nena —dijo él, y sonó completamente loco de deseo por ella. —Mira tu dulce vulva. Mira lo que has hecho por mí.
—¿Te gusta? —incluso extendió un poco más las piernas para que él pudiera mirarlo y, justo como había pasado cuando él le había desnudado el pecho, se dio cuenta de que ya no se preocupaba de que hubiera otras personas en la habitación.
El dejó escapar un leve gemido en respuesta, después gruñó:
—Tengo que lamerte. Ahora.
—Oh... —dijo ella, de repente sin respiración... y preparada. Encontró su mirada y no dudó ni un momento en abrir un poco más las piernas.
Después de otra mirada voraz a sus ojos, Tom concentró de nuevo su atención en la vulva y se inclinó sobre ella.
Ella se hizo hacia atrás sobre las almohadas y abrió las piernas incluso aún más, todo lo que pudo, para darle la bienvenida a su lengua hambrienta y húmeda. Ella observó cada uno de sus largos lametones, con un nuevo placer que explotaba en su interior con cada una de las caricias. Y observó el trío que todavía estaba follando en la tarima, también. Y fue consciente de que algunos ojos en la habitación estaban incluso mirándola a ella. La observaban mientras la comian. Aquello debería haberla horrorizado, todo ello, pero no fue así. Solo aumentó más su excitación, y la volvió loca de lujuria, mientras ascendía hacia una altura sexual que casi le parecía irreal. Siguió sus necesidades, liberó el otro pecho de debajo de la tela blanca y empezó a masajearse los dos con las manos. Tom la lamió incluso con más intensidad cuando la vio hacer aquello, y justo por encima de su cabeza, en la tarima, pudo ver que la escena había cambiado: otro hombre se había unido al trío.
La rubia se montó a horcajadas sobre uno de ellos como si fuera una vaquera, mientras otro le follaba por detrás. Y de pie al lado de la cabeza reclinada del otro hombre estaba... ¡Anthony, metiéndose en su ansiosa boca!
_________ nunca había visto, ni siquiera imaginado, una escena como aquella. Y tampoco podía haberse imaginado deseando aquello —tantos hombres, dentro de la rubia, de una vez— pero la mujer parecía embriagada de placer.
_________ seguía observándolos mientras los lametones de Tom llegaban a su interior, y ella se levantaba para recibir su boca.
—Sí, cariño. Sí—le susurró. Todavía se masajeaba los pechos con las palmas de las manos y sintiendo los ojos de la habitación puestos en ella y —santo cielo— le gustó.
Al mismo tiempo, dejó que sus ojos vagaran un poco más, hacia las parejas, los tríos y los cuartetos que había alrededor de la habitación. El lugar resonaba con sollozos y gemidos y la hacía sumergirse incluso más completamente en aquella sensación de abandono. Anhelaba deshacerse de sus inhibiciones como nunca antes lo había hecho, y se folló la boca de Tom con más intensidad aún, gimió más alto, y volvió a concentrar su atención en la escena que tenía lugar en la plataforma.
¿Qué sensación sentiría con tanto miembros grandes y sólidas dentro de ella, embistiéndola? ¿Cómo podía recibir un cuerpo tanta sensación? ¿Cómo sería ser el centro de una orgía romana total? Su placer se multiplicó, y supo que pronto alcanzaría el orgasmo.
—Oh, nene, lámeme —le rogó a Tom, deleitándose con la vista de sus maravillosos ojos marrones entre sus piernas. —Lámeme cariño.
Tom respondió cerrando la boca alrededor de su dilatado clítoris, haciéndola gritar y estrujar sus pechos con más fuerza. Succionó, tiró de la caliente bolita más y más fuerte y justo cuando la mujer de la tarima soltaba el miembro de Anthony para gritar su orgasmo, a _________ también le golpeó el suyo.
Escuchó sus propios sollozos, sin importarle que fuera a atraer la atención de los demás, solo respondiendo a las intensas palpitaciones de placer que la invadían, una y otra vez. Y sobre la tarima, los dos hombres que habían entrado dentro de la rubia, empujaban y gemían, los tres se movían ahora juntos en ondulaciones, mientras el clímax de _________ se desvanecía lentamente. Excepto por Anthony, que no se había corrido aún. Su miembro estaba larga y dura todavía, casi bonita. Y al principio, _________ se preguntó por qué razón no habría terminado, pero entonces se le ocurrió la idea de que la mayoría de los chicos solo podían aguantar pocas erecciones en una misma noche y que quizás tuviera que reservarse por el bien de su trabajo.

—¿Cómo estás? —le preguntó Tom, que se arrastró hacia ella en la cama.
Ella se sentía realmente maravillosa, incluso con todos los otros actos sexuales todavía teniendo lugar alrededor de ella.
—Mmm, muy bien, gracias por tu experta lengua.

Juguetonamente, él se inclinó para pasarla por uno de sus pezones.
—A mi lengua también le gustas tú.
Justo entonces, una chica vestida con toga se detuvo a los pies de su cama, con unas copas de vino en la mano.
—Para apagar vuestra sed —les dijo.
Aceptaron el vino, le dieron las gracias y _________ se dio cuenta de que si los empleados tenían la delicadeza de ofrecerles una bebida después de un orgasmo, debían estar vigilando lo que hacía la gente. El vino tenía un sabor dulce y punzante y cuando _________ besó a Tom pudo saborear a la vez el Chardonnay y sus propios jugos en la mezcla.
—t kiero dentro de mi —le dijo atrevidamente, sin duda alguna.
—Está justo aquí —dijo él, justo como lo había dicho la noche pasada. —Todo lo que tienes que hacer es cogerla.
Miró hacia abajo y vio que su erección hacía una gran carpa en su toga. Y se dio cuenta de que extrañamente, escandalosamente. .. necesitaba algo más que solo su miembro.
Algo mucho más extremo.
—Quiero que me folles ahí —señaló hacia la tarima que había al centro de todas las camas, y que ahora estaba ocupada por dos chicas y un chico. Ambas mujeres estaban en topless, y llevaban solo pequeñas faldas blancas y unos tacones dorados romanescos como los que llevaba ella. Una estaba de pie besando al chico, mientras la otra estaba arrodillada a los pies de él, hurgando bajo su toga.
—¿En serio? —le preguntó Tom, con una expresión que probablemente fuera la más sorprendida que había visto nunca en él. Parecía que ni siquiera se daba cuenta de lo que estaba sucediendo en el centro de la habitación.
Ella asintió, sin pararse a reflexionar acerca de ello.
—No sé por qué quiero hacerlo, y no puedo creer que realmente lo quiera, pero así es. Quiero que me folles delante de todas esas personas. Quiero que vean cómo me das, quiero que me vean recibiéndolo, quiero que vean nuestro placer.
La respiración de Tom se volvió superficial, claramente estaba en una posición media entre la conmoción y el deseo.
—Me encantaría follarte ahí mismo, nena, pero, como te he dicho antes, solo la gente que trabaja aquí puede hacer eso. El sexo está orquestado, como en una película porno.
Se había dejado llevar tanto por la lascivia que se olvidó de las reglas. Y de repente, al oír que no podía hacerlo, _________ se desesperó por hacer realidad aquella fantasía nueva e inesperada. Si no lo hacía, sería... como si le quedara algo más que hacer en aquel viaje salvaje, como si no hubiera alcanzado todo su potencial erótico, el potencial que Tom había descubierto.
Estudió la habitación, divisó a Anthony, que acababa de ponerse de nuevo la toga.
—Pregúntaselo a tu amigo. Quizás puedan hacer una excepción.
Tom se limitó a parpadear.
—Realmente quieres hacer esto, ¿verdad?
Ella asintió, sintiéndose escandalosa, fiera y preparada, y también decidida.
— Quiero demostrarte lo sucia que puedo llegar a ser, Tom. Quiero ser... la pareja sexual de tus sueños.
Él levantó la mano hacia su cara.
—Ya lo eres, _________.
Sintió cómo le daba un vuelco el corazón.

—¿Lo soy?
—Me he follado a un montón de chicas, nena, pero...
Ella se mordió el labio.
—¿Pero qué?
—La mayoría de ellas eran... chicas malas desde el principio. Y como tú me has dejado... sacar a la chica mala que hay en ti... bueno, eso me hace sentir más excitado, de una manera que nunca antes había experimentado.
_________ apenas había empezado a procesar sus palabras, a dejar que le atravesaran la piel, cuando Anthony se acercó a ellos y Tom levantó la mano para detenerlo.
—Oye —dijo Tom, con un tono de voz bajo y conspiratorio. —¿Hay alguna manera de que pueda llevar a mi chica ahí arriba? —señaló hacia la tarima, donde había ahora una mujer sentada en el regazo de un chico, deslizándose arriba y abajo por su miembro con las piernas completamente abiertas, permitiendo que la otra chica la lamiera.
Anthony miró de un lado a otro entre ellos, sin ningún gesto en su expresión que revelara lo que pensaba.
—A veces —empezó él—, dejan que los invitados se suban ahí arriba, pero solo con alguien que trabaja aquí. Saben que nosotros mantendremos el sexo en la dirección correcta, les asegura que siga siendo visualmente excitante, ¿entendéis?
Tom asintió y entonces, con cautela, miró a _________.
Ella sabía que debería decir «Gracias de todas maneras, lo siento». Pero en lugar de eso, dijo:
—Quizás podamos hacerlo.
Tom parpadeó, y ella supo que si lo había dejado sorprendido con la petición original, aquello no podía compararse con la expresión de asombro que había provocado esa sugerencia.
—¿Podemos?
Ella bajó la barbilla ligeramente, ahora se sintió algo tímida.
—Sí... si quieres hacerlo.
—¿Yo? Oh, sí, nena, me parece bien. Es solo que no esperaba que tú quisieras.
—Yo tampoco, pero... —levantó la mirada hacia Anthony. —Pareces un buen chico.
Él se encogió de hombros y le sonrió.
—Lo intento.
Miró de un lado a otro entre los dos hombres, y finalmente su mirada se rezagó en Tom.
—Así que... quizás podamos... hacerlo... con Anthony.

3 comentarios:

  1. :O :Q______________________________________ ahora con dos hombres madre de dios hasta la pluma que tenia en la mano se me callo me has dejado sin palabras deverdad estoy asi O: y asi 0ò santo dios que cosas contigo me encanto sube otro proto si no morire de un paro cardiaco te lo juro

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  2. aahh! Dios!!estoy muerta!!! 2 hombres!!! me muero!!! la ei en 2dias! y creeme que he quedado asi... no mel esperaa tan fuerte!! me encantoooo!! :D yme encanta el fondo que tienes :D sexy!

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  3. WOW cada vez que leo un cap me deja sin respiracion son geniales.
    Sube pronto PleasePlease.
    KÜSS

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