jueves, 31 de marzo de 2011

CAP 43

ya se q esta muy chikito el cap nnas pero tenganme pasiencia ya mañana es viernes y poder publicar hasta 3 x dia ;) comentes xfavor

Estaban tumbados en la cama de la habitación de Tom, abrazados y desnudos, al borde de quedarse dormidos.

—¿Estás segura de que no quieres darte una ducha? —le preguntó él.
Su cabello le rozó el hombro cuando negó con la cabeza.
—No. Estoy demasiado cansada. Y me gusta tener tu semen sobre mí.
Él sonrió, exhausto y somnoliento, pero más satisfecho de lo que podía llegar a comprender.
—No pensaba que te gustara algo así. Intenté controlarlo, pero no pude hacerlo.
Ella volvió a negar con la cabeza.
—Me encanta. Es como... llevarte puesto.

Igual que le había pasado con su eyaculación aquella noche, Tom no pudo controlar ahora el leve gruñido que se escapó de sus labios como respuesta. Justo cuando él pensaba que la había llevado a la cima de su disposición sexual, ella subía incluso más alto. Esperaba que ella aceptara el ambiente de la falsa orgía romana, pero nunca se le había pasado por la cabeza que fuera a sugerir hacer un trío con otro hombre. Le había sorprendido más que el encuentro que habían tenido con Jenelle. Porque una cosa era besar a otra chica, frotar su cuerpo con el de ella, pero tomar dos miembros a la vez... jo*der, todavía estaba sorprendido. Y casi al límite de tener otra erección solo acordándose de la escena, a pesar de cómo de desgastado estaba después de una semana entera de sexo salvaje y loco con la caliente y hermosa _________.

—Ni siquiera has llegado a follarme esta noche —meditó ella.
Tom pensó en aquello durante un momento, pensó acerca de lo satisfecho que se encontraba aun sin haberla tomado.
—Sí, pero tengo la sensación de que lo hice.
—Lo sé. ¿No es increíble?
Él bajó la cabeza para mirarla a los ojos, que se abrían de par en par de sorpresa, bajo la oscuridad. Y se acordó de ella subida en aquella plataforma, de cómo se había comportado de sucia para que todos los demás pudieran verla, del contraste que hacía con la dulce chica que ahora tenía a su lado. Un contraste que hacía que su corazón le diera un vuelco en el pecho.

—Tú sí que eres increíble.
Ella le sonrió, y se acurrucó contra él un poco más.
—Buenas noches, cariño.
—Mi chica sucia, buenas noches.
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Durmieron hasta el mediodía del día siguiente. Aunque Tom se había despertado más de una vez, y había encontrado el suave cuerpo de _________ acurrucado a su lado, y había terminado dentro de ella, moviéndose lenta y profundamente, hasta que al final alcanzaron el orgasmo y después se rindieron de nuevo al sueño.

—¿Qué tienes en la agenda para hoy? —le preguntó _________ mientras tomaban el tardío almuerzo en el California Pizza Kitchen que había en el Mirage.
—No mucho —le contestó él al otro lado de la mesa. —Hay una discoteca por la que tenemos que pasar esta noche y eso es todo.

—Genial, porque estoy agotada —le dijo y soltó una carcajada.

Y él estaba de acuerdo. Por mucho que hubieran disfrutado juntos de aquella salvaje semana, la pequeña _________ lo había dejado hecho polvo.
Por supuesto, aunque estuviera muy cansado, todavía deseaba más de ella. Al parecer, no era capaz de dejar de desearla. Incluso en aquel momento, solo sentada delante de él con una camiseta lisa y ajustada de color turquesa y unos pantalones vaqueros, con el pelo recogido en una cola de caballo, parecía tan deliciosa como el trozo de pizza que se estaba comiendo.
¿Habría pensado de la misma manera hacía una semana? ¿Si hubieran estado comiéndose una pizza y ella hubiera estado vestida de aquella forma, sencilla e informal?
La verdad era que no, que no lo hubiera hecho.
Desde luego, sabía desde el principio que toda la atracción que ella le provocaba no se debía al aspecto que tenía. Era todo lo que había en ella. Y ahora que la semana parecía llegar a su fin y que al día siguiente iban a estar en casa... simplemente no estaba seguro de que estuviera preparado para despedirse del hecho de tener a _________ en su cama.
Y quizás, solo quizás, la idea de no despedirse de aquello se convertía lentamente en algo que le daba menos miedo, y que le parecía más viable, más real. Simplemente como era _________. Real.
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_________ se arregló incluso menos que la pasada noche. Tom le había dicho que la discoteca a la que iban no era mucho más que un agujero en la pared al sur de la ciudad, así que ella se aprovechó de la oportunidad, dado que ya se había puesto mucha de la ropa del vestuario moderno que había creado para su nuevo puesto de representante de A&R. Tom también le había preguntado si podía coger su coche en lugar de un taxi aquella noche, lo que a ella no le importó en absoluto, pero lo dejó conducir a él, no deseaba especialmente navegar por el tráfico de Las Vegas Boulevard.
Cuando llegaron a un pequeño y oscuro edificio llamado Lefty's justo después de las nueve, se sintió como en casa en sus sencillos pantalones vaqueros y su camiseta sin mangas. Por supuesto, los vaqueros y la camiseta vintage que Tom llevaba normalmente —aunque esta vez era una camiseta de The Doors— parecían encajar en cualquier lugar. Unas pocas personas en la discoteca lo reconocieron, pero la multitud de aquel bar de cerveza y frutos secos era muy agradable y se entusiasmaron al tener en su ambiente a alguien al que consideraban toda una celebridad.
Mientras se bebían un par de cervezas Coors, observaron y escucharon a un grupo llamado los Outsiders, los cuales estaban liderados por una chica con el pelo rosa y con un piercing en la nariz, acompañada por cuatro fanáticos del heavy metal de unos treinta años. Tom le había dicho que estaban allí porque Anthony le había aconsejado ir a ver al grupo, y lo había hecho la pasada noche, mientras ella se cambiaba de ropa. Sin embargo, Tom y _________ estuvieron rápidamente de acuerdo al afirmar que aunque los Outsiders eran un grupo de bar decente, probablemente no alcanzarían nunca la fama ni la fortuna.
Cuando salieron del bar solo una hora más tarde de su llegada, _________ se dio cuenta de que estaba pensando en la noche anterior. Hasta que el nombre de Anthony había aparecido, los recuerdos del Caligula's le parecían más un sueño que algo que había pasado realmente. El placer había sido algo insuperable, y no solo se refería al placer físico, sino también a la intensa alegría de sentirse tan atrevida y valiente, como una criatura sexual completamente libre, puesta en libertad por Tom.
Mientras conducían a través de la oscuridad —el coche dejó pronto la zona de bares y la zona residencial dando paso a un paisaje más disperso y vacío—, ella pensaba acerca de haber hecho algo tan espontáneo, tan extremo, con otro hombre con el que nunca antes había tenido relación, y ahora se veía inundada por las dudas, preocupada por si él la veía de una manera completamente diferente ahora y que hubiera dejado de respetarla. Pero con Tom, no había cabida para preocupaciones así.
Sabía que lo que tenían era temporal, pero también sabía que había algo más que lo puramente físico, que a él le gustaba verdaderamente, y que quizás incluso le importaba. Y que estaba sinceramente satisfecho de verla revelando su sexualidad tan completamente.

—Eh, ¿adónde vamos ahora? —le preguntó cuando los faros se apagaron bajo la noche, dando a entender que habían abandonado la ciudad completamente, y habían llegado al desierto. A cada lado de la carretera, no podía ver otra cosa que no fuera tierra árida y arbustos bajos de color verde marrón, y hacía unos minutos incluso había pasado rodando por la carretera de dos carriles una barrilla rodante, como aquellas que aparecían cruzando los caminos en las películas del oeste.
—Aquí —contestó él cuando aparcó el coche a un lado de la carretera que en realidad no era más que un camino de tierra.
—¿Y dónde es aquí? Parece como si no estuviéramos en ningún sitio.
Él apagó el motor, se dio la vuelta para mirarla, las luces del salpicadero iluminaban su expresión. Ella no lo había visto nunca tan serio.
—Supongo que solo quería... estar a solas contigo esta noche. Realmente solos. No solo en la habitación del hotel, sino... lejos de todo.
_________ no respondió, porque no sabía exactamente qué decir. Se había esforzado mucho por mantener los parámetros de su relación con Tom bien claros en su mente. Incluso aunque supiera que se había enamorado de él, era consciente de que aquello no iba a llevarla a ninguna parte. Incluso si a él le importaba, entendía que no era a nivel de un romance.
Aunque... lo que acababa de decirle sonaba como un romance.
El dejó que su mirada cayera un poco, y una sonrisa cargada de disculpas se desplegó en su cara cuando levantó los ojos de nuevo hacia ella.
—¿Te parece extraño? ¿O simplemente... aburrido? Después de todo lo que hemos hecho esta semana, todos los lugares en los que hemos echado un polvo. ¿Te parece extraño que te haya traído hasta aquí? ¿Que quiera estar dentro de ti sin nadie a nuestro alrededor, sin ninguna otra distracción, solamente tú y yo?

Ella tragó saliva, con fuerza. Nunca antes lo había escuchado hablar con tanta ternura, o de una manera que sonara remotamente avergonzada.
—No —se las arregló para susurrar. —No, en absoluto. Me... me gusta.
Porque él había tenido razón con lo que le había dicho la noche anterior: no importaba cómo de salvaje o descarada fuera, siempre apreciaría a un hombre tierno, cariñoso y romántico.
—Ven fuera conmigo —le dijo. —Quiero estar fuera contigo, sentir la noche contigo.

4 comentarios:

  1. ayyy que romantico me encanto ese aspecto de tom espero que subas aunque no se si podre leer el fin de semana pero en cuanto pueda te juro que lo hago y te comento

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  2. eso si es amor señoritas lo ame me encanto me dejo pasmada ojala que terminen juntos seria super mega lindo sube capi pronto !!!

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  3. aww que amorr se estan enamorando
    sube pronto pleasee !!!
    Küss

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