viernes, 4 de febrero de 2011

cap 13

Tom guió a _________ por el pasillo, y avanzaban cogidos de la mano, cuando la voz ahumada de la cantante líder de Blush resonó en los altavoces que había en la discoteca, diciendo «Vamos a tomarnos un pequeño descanso, pero no se vayan a ningún sitio porque esto acaba de empezar». Se dirigieron hacia el escenario, lo único que Tom anhelaba era interceptar al grupo y salir de allí.

Mie*rda, _________ lo había excitado mucho, y rápido. Demasiado para no follarse a la chica a la que estaba formando. Joder, suponía que ese era el tipo de hombre que era, pensaba que la vida era demasiado corta como para no ceder al placer, siempre y cuando aquello no le hiciera mal a nadie. E incluso si aquello le parecía una mala idea, quizás no lo fuera después de todo. Ya que ella no era una artista en potencia de Blue Night, estaba claro que aquello de pasar un buen rato juntos no le causaría a él ningún daño, ni a cualquier otra persona.
Por fortuna, se encontró cara a cara con la cantante de Blush cuando ésta bajaba los pocos escalones que había a un lado del escenario. Él le tendió la mano.

—Hola. Soy Tom Kaulitz, de Blue Night Records.

La descarada rubia, tan brillante y moderna en el escenario, parecía de repente desfallecer, abrió los ojos de par en par y lo miró boquiabierta.

—Oh, Dios. Eres tú.
—Ella es mi socia, _________ Cayton, y hemos estado disfrutando del espectáculo de esta noche —(«tanto que hemos acabado haciéndolo en un almacén»)

Tom sabía que el ambiente que había creado el grupo con su música era solo parte de lo que lo había arrastrado a _________ aquella noche, pero no podía negar que el estilo particular del espectáculo de Blush también había incitado a _________, creando una atracción mutua a velocidad de vértigo.

Cuando la cantante, Candy Lark, se presentó a sí misma y al resto del grupo, Tom vio cómo se encendían los ojos de todas las chicas, y después fue directamente al grano y les dijo que quería contratarlas. Unos pocos miembros del grupo se pusieron a dar saltos, gritando por la emoción que le producía aquello, mientras que Candy Lark hizo lo que pudo para comportarse de manera profesional y le dio las gracias por haber ido al club para verlas. Él le pasó una tarjeta en la que ya había escrito el número de la habitación en el hotel Venecia, y después, acordó una reunión para el desayuno de la siguiente mañana en su suite.

A él todavía le encantaba aquella parte de su trabajo, darle a alguien la oportunidad de hacer que sus sueños se volvieran realidad. Había sido formado —y debía formar también a _________— para recordar que aquello eran negocios, que se hablaba de beneficios y dinero, pero también le parecía importante actuar con el corazón en el trabajo.

Cinco minutos más tarde, se deslizaba dentro del taxi junto a _________, contento por volver a estar solo con ella, aunque no estaba muy seguro de a qué se debía aquello. De acuerdo, no habían tenido tiempo para mantener una conversación agradable después de copular frenéticamente, pero no era especialmente el tipo de persona a la que le gusta hablar mucho después de tener relaciones sexuales. Quizás era la pequeña y sexy sonrisa que resplandecía en los oscuros confines de aquel taxi lo que le hacía disfrutar tan solo de su presencia.

—¿Por qué la sonrisa? —le preguntó, mientras el taxi se alejaba del Fetiche. —¿Estás emocionada por la oferta del contrato?

Ella se mordió el labio y a él le pareció que estaba condenadamente atractiva, incluso bajo aquella tenue luz, y le respondió con un tono de voz bajo para que solo ellos pudieran escucharla.

—Oh, eso ha sido emocionante, pero la verdad es... que estaba pensando en el hecho de que no llevo bragas.

Notó cómo se le tensaba la ingle y no pudo evitar concederle una pequeña sonrisa.

—¿Sueles sonreír cuando no llevas bragas?
—Nunca he ido sin ellas hasta ahora —le confió ella.

Aquello lo sorprendió un poco. Porque ella parecía completamente despreocupada. Y a pesar de la conversación que habían tenido la noche anterior acerca de tener relaciones sexuales en un lugar privado, aquella noche parecía una chica que... bueno, que ya hubiera tenido relaciones en un almacén una o dos veces antes de aquello.

—¿Nunca? —le preguntó.
—Jamás.
Él ladeó la cabeza, todavía estaba intentando llegar al fondo de lo que él sabía que era una sonrisa atrevida. --- ¿Y...?

Ella sopesó su respuesta, parecía extrañamente joven e inocente y contenta consigo misma.
—Me hace sentir... salvaje. Sexy. Libre.

Mie*rda, ahí estaba otra vez, aquella parte genuina de ella. La parte de ella que era tan real que él casi podía saborear. Y le gustaba. Un montón. En sus 21 años de vida, había pasado el mayor parte del tiempo disfrutando con las mujeres, y no estaba muy seguro de que alguna vez hubiera conocido a alguien como ella.

Sin planearlo, se inclinó hacia delante en el taxi y la besó.
—Quédate en mi habitación esta noche —le dijo al oído en voz baja.
Ella se hizo hacia atrás para poder mirarlo y le ofreció una sonrisa juguetona.
—Tengo que advertírtelo, esa bebida, después del vino que he tomado en la cena, me ha dejado algo atontada. Puede que me quede dormida pronto.
—No me importa, siempre y cuando lo hagas desnuda.

_________ estaba tumbada en su cama y se le cerraban los ojos. Él se levantó sobre ella, sonriéndole. Al parecer, habló en serio acerca de que la bebida la había dejado algo atontada.

—¿Estás despierta?
—Mmm —murmuró ella.
—¿Quieres dormir con la ropa puesta? —al ver que no le respondía, añadió—, ¿o quieres que te desnude yo? —Mmm, sí eso.

Tom prefería como mucho desnudar a las mujeres cuando estaban despiertas y podían disfrutar de ello, pero tenerla dormida y desnuda a su lado le parecía todavía una buena idea y había desnudado ya a suficientes mujeres para que aquello le supusiera reto alguno.

Empezó con sus botas. Les bajó la cremallera y se las quitó, revelando unas finas medias de color negro que le llegaban a las rodillas, las mismas que hubiera llevado una colegiala católica. El contraste entre las medias y el resto del conjunto le hizo esbozar una sonrisa. Ella no era ninguna colegiala, pero incluso después de lo que habían compartido en el almacén, sentía una cierta inocencia en ella que lo atraía.
Dejó caer con suavidad las botas a la moqueta, a los pies de la cama gigante, y después fue hasta su blusa, y empezó a desabrocharle los botones del pecho, hacia abajo. Apenas había tenido la oportunidad de ver el sexy sujetador que llevaba; lo había visto a través de la tela de leopardo y echado un vistazo cuando estaba dentro de ella, pero en aquel momento se fijó en los bordes afestonados de las copas de corte bajo y la manera en la que elevaban sus pechos hacia arriba, creando unos montes redondos y firmes.

Mie*rda. Deseaba besarlos, masajearlos.
Pero ella estaba dormida, o lo suficientemente cerca de estarlo, así que todo lo que podía hacer era mirar, y sufrir cómo su excitación crecía bajo la cremallera de sus pantalones.
Necesitaba algo de ayuda para quitarle la blusa.

—Vamos, nena, levántate para mí —le susurró, mientras deslizaba uno de los brazos bajo su espalda. Ella cooperó, dejando escapar un gemido ligeramente gruñón, y él pudo quitarle la blusa pronto. Y, dejando ahora las dos manos bajo su espalda, desabrochó a ciegas el sujetador y también se lo quitó. Por supuesto, le miró los pechos, porque no podía desvestir a una mujer y no mirarle los pechos.

No tenían un aspecto tan firme como cuando llevaba puesto el sujetador, pero todavía eran preciosos, amplios, con unos pezones rosas, tensos y alargados. Mie*rda, deseaba chupárselos, como lo había hecho en el almacén. Pero aquella vez quería que todo fuera mucho más lento, para poder explorar cada una de sus delicadas curvas, su vientre suave y plano, sus sedosos hombros, toda la longitud de su cuello. Sintió cómo se endurecía solo pensando en aquello, y aún más cuando su mirada volvió a recaer en su pecho. Copas C, supuso él, y después recordó que tenía el sujetador en la mano. Observó la etiqueta y, como había pensado, encontró marcado 90C.

Llevaba un collar muy sexy, de color negro y decorado con abalorios, como sus pendientes, pero decidió que iba a dejarlo todo donde estaba, por puro interés personal. Le gustaba el aspecto que tenía con él, casi desvestida por completo pero todavía llevando joyas.

Dejó su blusa y su sujetador sobre el banco tapizado que había al final de la cama, y después regresó para deshacerse de la última pieza de ropa que le quedaba. Era un ensueño de belleza erótica, tumbada desnuda excepto por su falda, con los brazos colgando ahora sensualmente sobre la cabeza, y aquel collar rodeándole su esbelto cuello, pero él sintió que había estado engañándose a sí mismo si negaba no querer verla completamente desnuda, incluso aunque estuviera dormida.

Con suavidad, le bajó la cremallera de la falda, y deslizó el cuero alrededor de sus caderas.
—Levanta las caderas, cariño —insistió él, tirando suavemente hacia debajo de la tela hasta que su trasero se levantó ligeramente.

Llevó la falda hacia las rodillas y más abajo, pronto la dejó también sobre el banco, al mismo tiempo que estudiaba su bonita vulva. Y pensaba en ello, en abrirle los muslos, en estudiar su vulva, en lamerla, en saborear sus dulces jugos, y tenía la sensación de que iba a tener que estar despierto un rato, para luchar contra una erección que todavía estaba creciendo.

¿Por qué demonios estaba tan excitado? Hacía menos de una hora que había tenido un orgasmo. Y la escena de una mujer desnuda en su cama no era exactamente algo extraño.
«Ella confía en ti».

Aquellas palabras vinieron inesperadamente, como si fueran una respuesta a todas sus preguntas. Apenas conocía a _________, y junto con su autenticidad sentía una cierta confianza en su sinceridad. Una sensación que le decía ahora que quizás fuera verdad que nunca antes se hubiera follado a un hombre en un almacén. Y en aquel momento, había confiado en él lo suficiente como para que le quitara la ropa y la metiera en la cama. Por supuesto, estaba borracha, pero aun así, cuando él se ofreció para desvestirla y ella había aceptado, advirtió una pequeña sonrisa de alegría en sus labios, casi como si hiciera muchos años que los dos se conocían.

Tom nunca había estado con una mujer durante años, por lo que no solía sentir aquella especie de confianza ciega y sincera. Pero espera, aquello no era verdad. Hubo una vez que estuvo con una chica durante bastante tiempo, cuando era joven y vivía todavía en Nueva York e intentaba hacerse camino en la vida. Y ella había sido una mujer dulce y bonita, y alguien en la que también se podía confiar, y él acabó rompiéndole el corazón.
dos semanas antes de su boda con Angie, una buena chica griega del vecindario con la que estuvo saliendo desde el colegio, recibió una oferta de trabajo en Los Ángeles y se fue de casa.

Su sentimiento de culpabilidad no había podido más que la sensación de libertad que había experimentado al subir al avión y al haber dejado su existencia en Brooklyn detrás. siempre le había gustado llevar la vida que llevaba, donde todos los elementos claves encajaban bien. Trabajo y fiestas. Música y sexo. Vivía y respiraba con ellos.

Y era feliz. Estaba satisfecho. Una satisfacción que le llegaba al alma y que no podía haber encontrado en casa, casado con Angie.

Pero había pasado muchísimo tiempo desde la última vez que había estado cerca de una mujer que aparentara ser tan inocente y real como _________. Parecía toda una contradicción. Podía rogarle que la follara en un momento y confesarle después que nunca antes había ido sin bragas. Y entonces, aparecía esa confianza que ella parecía sentir con él, algo tan tangible como la ropa que le acababa de quitar del cuerpo.
Era extraño, era la primera vez que sentía algo así luego de haberse metido en la escena musical de Los Ángeles y después de haber llegado a comprender cómo de despiadado podía ser el negocio del espectáculo. Y quizás aquello le hiciera sentir la necesidad de confiar en ella también.

4 comentarios:

  1. :Q OMG oseaa es que estubo genial el capitulo me encanto please publica pronto bye cuidate

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  2. oh el tomiluxin se enamoro *¬*
    sube mas y NI SE TE OCURRA CERRAR LA FIC ¬___¬ SI NO TE RACONTRAMATO e.e
    estas advertida chica xD

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  3. pero mira nadamas a quien me encuentro aca blenn que haces aqui ¬¬ jajajajajaja y dices que drika y yo somos perver jajaja bastante bueno y no no cierres la fic es que deveras es lo meor de lo mejor neta sigela quiero el capi 14 ya!!!!

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  4. TOMY S ENAMORO :o__________________ JAJJAJJAJAJJAJJAJAJAJA STA BUENA XDDDDDDDDDD

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