martes, 1 de febrero de 2011

cap 7

«Empuja contra él». Obedeció. «Frótate con más fuerza, con más fuerza. Hazte alcanzar el éxtasis. Mira aquellas luces, imagina todas las cosas sucias que está haciendo la gente ahí fuera, y alcanza el éxtasis con más intensidad que nunca»…
Cap.7

—¡Oh! —el orgasmo fue brutal, hizo que su cuerpo se doblara, la cabeza le cayera hacia delante mientras su pelvis se convulsionaba en una dura respuesta. Cada sensación se repetía dentro de ella como una pequeña explosión, desgarrándola, robándole la respiración, la razón. Todo lo que le importaba en aquel momento era el placer, intenso y agotador... hasta que se desvaneció.
Y entonces, se dio cuenta de que estaba sentada medio desnuda delante de una ventana enorme y acababa de correrse con la ayuda de una botella de cristal.
Dios bendito. Aquella ciudad estaba robándole algo más que sus sentidos. Ya temía que estuviera al borde de robarle... el alma.
Fuera cual fuera el caso, lo más escalofriante de todo aquello era... que casi no le importaban todas las razones que le hacían pensar en no poder tener relaciones sexuales con Tom. Casi sintió deseos de llamarlo, escuchar su profunda voz, y decirle, simplemente. «Fóllame».

Dejó la botella de vino a un lado y, sin ni siquiera pensar en sus bragas, se puso de pie y se fue a la cama. Se sentó y cogió el auricular del teléfono. Miró las instrucciones para marcar el número de otra habitación y tecleó los números.

Después, colgó de un golpe el teléfono antes de que la llamada se estableciera, con el corazón aporreándole con fuerza el pecho.

¿En qué estaba pensando?
¿Realmente había intentando llamarlo? ¿Para rogarle que se acostara con ella?
Gracias a Dios que había recuperado la sensatez.
Al aparecer, el alivio que le había provocado el orgasmo había desaparecido finalmente.
Entonces se dijo a si misma
«Mañana, te encontrarás con Tom y pensarás exclusivamente en el puesto, no en el sexo. Harás el trabajo, sin sexo. El trabajo es lo que verdaderamente importa aquí, lo que tú quieres en realidad».
«No necesito un hombre. No necesito un hombre. No necesito un hombre».

La buena noticia era que _________, sorprendentemente, había conseguido pasar una buena noche de descanso, después de todo lo ocurrido. Un orgasmo podía ayudarte a conseguir algo así. La mala noticia era que se despertó horrorizada pensando en lo que había pasado la noche anterior. Se escurrió hacia la ventana para coger rápidamente sus braguitas y se las puso, y después se dirigió hacia el cuarto de baño, pensando en sus necesidades primarias. Y finalmente comprendió que el sexo podía hacer que alguien se comportara de una manera alocada y desesperada en ciertas ocasiones. Nunca había pensado en eso hasta aquel momento. Sin embargo, la pasada noche, el sexo la había hecho hacer algo que le hubiera parecido inconcebible un día antes.
No estaba muy segura de si debía culpar a Tom Kaulitz o a aquel lugar. En un momento, se había sentido conmocionada y horrorizada por la sordidez de aquella ciudad, pero justo después había deseado formar parte de ella, disfrutar de ella de alguna manera. Unas emociones tan opuestas no le parecían sensatas en absoluto.
cuando salió de la ducha no se puso ninguna de la ropa nueva que había traído con ella. De hecho, se vistió todo lo sencilla que pudo, con un par de pantalones vaqueros y una camiseta rosa que había guardado en la maleta para utilizarla más para dormir que para salir. Y después, se secó su pelo rojizo nuevo, en lugar de pasarse la plancha, y se lo recogió hacia atrás en una cola de caballo.
Salió del cuarto de baño y se encogió de vergüenza ante la vista de la botella de vino abierta, que todavía estaba en la mesa al otro lado de la habitación. Corriendo a toda prisa hacia ella, agarró la parte más estrecha de la botella, volvió a ponerle el tapón y la dejó en la papelera que vio más cerca. ¡Puaj!.
Cogió el portafolio de cuero que había traído para apuntar notas, y la tarjeta de la habitación. Después se dirigió hacia la puerta, mientras empezaba a murmurar:

—No necesito un hombre. No necesito un hombre. No necesito un hombre.
Tom abrió las puertas dobles de su habitación de lujo y se encontró con _________ al otro lado. No tenía el aspecto de la noche pasada, pero todavía estaba condenadamente preciosa con aquella pequeña y ajustada camiseta que se adhería a sus pechos lo suficiente como para que él pudiera ver los pezones sobresaliendo hacia fuera.
—Eh —dijo ella, dedicándole una breve sonrisa, y con una expresión avergonzada. Él no tenía ni idea de a qué se debía aquello. ¿Tan solo porque había existido algo de química entre ellos la pasada noche? Aquello era innegable, pero ninguno de los dos había hecho nada al respecto, por lo que no veía nada de qué avergonzarse.

—Eh —le dijo él relajadamente. —Entra.
—Oh, Dios mío.
—¿Qué? —le preguntó él, con una ligera risita. Ella se dio la vuelta para mirarlo, un mechón de pelo rojizo cayó libre de su cola de caballo para enmarcarle la cara.
—Pensaba que mi habitación era genial, pero la tuya es... condenadamente fabulosa.

—Lo creas o no, necesito el espacio. Si encontramos algún artista que querramos estudiar o contratar, necesito un buen lugar en el que hablar de negocios con él. Y además, antes de que acabe el día, vamos a tener todo el suelo cubierto de contratos —había traído una carpeta que contenía cada variedad de contrato posible y que él pensaba que sería útil enseñarle.

—Aun así... vaya —dijo ella, y él no pudo evitar deleitarse con su inocente exuberancia. Aquel atisbo de inocencia se había revelado brevemente la pasada noche, también, cuando habían estado hablando acerca de Las Vegas, del sexo, incluso aunque ella hubiera intentado esconderla bajo la frialdad profesional. Quizás fuera eso lo que le había gustado tanto de ella la noche anterior: que pudiera ser tan profesional al mismo tiempo que se comportaba de una manera verdaderamente genuina.
Asi comenzaron a trabajar y pidieron desayuno,También pidieron la comida. Registraron todos los contratos, Tom los comentó, _________ hizo preguntas, y a veces él le hacía un pequeño examen para repasar lo que había aprendido. Y para cuando terminaron de trabajar, ya a altas horas de la tarde, _________ tenía muchas cosas claras: comprendía los contratos de Blue Night mejor de lo que pensó, estaba poniéndose al día rápido, se divertía trabajando con Tom y pensó que era un hombre mucho más agradable de lo que había esperado, «y que era imposible no pensar en él en términos sexuales».

3 comentarios:

  1. :o es genial tu fic peor por lo menos un besito con Tomy please xD bye cuidate y amo tu fic n_n

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  2. jajajjaja yo no estoy deacuerdo yo digo por lo menos una buena folladita con tomy please ;) manitas arriba BY GESS XD

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  3. ah un bso si x lomnos q tntacion mas lok y sin nada waaaaaaaaa xD JAJAJJ LA BOTLLA FUA LA SUERTUDA JAJAJAJAJJAJAJ

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